viernes, 21 de agosto de 2009

Watchmen X


Moore comienza este capítulo mostrándonos el hecho factual de que el mundo está al borde de la guerra nuclear: el presidente Nixon se traslada a una base militar, en donde se refugia para atender a los movimientos del mundo. En la mano lleva encadenada una especie de caja fuerte o de cofre, en donde no tengo idea de qué hay, pero suponemos que es algo relacionado con alguna acción personal que él mismo deberá realizar si así lo ameritan las circunstancias (¿el mando lanzador de la bomba atómica talvez?) (Recordemos que para esto Rusia ya penetró en Afganistán y está apunto de hacerlo en Pakistán). Mientras, Rorschach y Nite Owl II piensan que deben contactar a Veidt -Ozymandias-, para que se una a ellos en su investigación de un caso que, según Rorschach, está totalmente armado de una forma lógica, y por lo tanto necesita de lógica para que sea resuelto. Así, la inteligencia de Veidt es apreciada como factor de mucha utilidad para investigar la seguidilla de ataques contra los vigilantes que ha habido. Sin embargo, cuando van a buscarlo a su oficina él se ha marchado, y encuentran más bien -investigando en sus archivos- que él está detrás de las empresas que Nite Owl había identificado como sospechosas de estar ligadas a la acusación que se le hace a Manhattan capítulos atrás. Con esta información, y sospechando que Veidt es el enemigo a quien se están enfrentando, parten a la Antártica, en donde suponen que él está, en el refugio que ahí tiene. Antes de partir, Rorschach escribe la última entrada de su diario y lo envía a la revista derechista ‘New Frontiersman’, que él solía leer.

Por otro lado, las páginas 17 y 18 de este capítulo muestran un barco que está partiendo de una isla, sacando de allí, después de meses, al escritor Max Shea, a la pintora Hira Manish, y a otras varias personas -entre las que se nombra a Norm Leith y a Lin Paley, arquitecto y compositora desaparecidos casi al mismo tiempo que Shea. Según la conversación entre Shea y Manish, sabemos que quienes están en el barco han sido pagados una cantidad de dinero tan grande como para que sean desaparecidos totalmente de la sociedad y trabajen en secreto en el proyecto de una película. Max Shea dice que Furnesse -científico eugenista al que también habíamos identificado antes como desaparecido- le ha confesado que ha trabajado con un cerebro humano real para hacer un efecto especial. Momentos después de que el barco ha partido, vuela en una explosión provocada por una bomba que estaba dentro del mismo barco.


Finalmente, quiero resaltar las pistas que se dan acá sobre el personaje Adrian Veidt, quien efectivamente está en su refugio de la Antártica. Allí, vemos cómo se dedica a revisar una pared llena de monitores, todos sintonizando alguna señal de televisión. Veidt estudia las señales y va realizando y grabando anotaciones. Este trabajo es puesto incluso por encima de su hambre. Aquí Veidt le da importancia capital a la información, dice que la necesita en su forma más concentrada. En los textos finales del capítulo vemos cómo va dirigiendo las acciones de su empresa de acuerdo a cómo se comporta el mundo, a cómo él va interpretando que el mundo se va sintiendo. A partir de esto, decide lanzar una cadena de juguetes con temática militar cuando en el mundo el ambiente es de miedo por una guerra que se aproxima. Este es el mismo sentido en el que llama ‘Nostalgia’ a su perfume, planeando que el nombre sea cambiado a ‘Millenium’ -uno más optimista y futurista- si es que la guerra llega a ser evitada. Luego, en el ‘Veidt Method’ -una especie de manual de auto-ayuda- da a entender que el cuerpo y la mente del ser humano son un mecanismo que, al modo de un robot, puede ser afinado (como cualquier otra máquina mecánica) para que funcione más eficientemente. Así, da una técnica llena de pasos a ser realizados de forma calculada, para que los sujetos lleguen a ser mejores personas, o lleguen a ser -como él- súper-hombres. Así, su método presenta una serie de sistemas de ejercicios físicos e intelectuales, para que los sujetos se mejoren a sí mismos. Aquí, por supuesto, ya está comenzando a plantearse claramente la actitud intelectualista de Veidt, en donde concibe al ser humano como un organismo capaz de ser tratado como una máquina, olvidando su dimensión más espiritual, la que -obviamente- no requiere ningún set de reglas a seguir para mejorarse a sí misma. Esto es algo que se hará evidente en el próximo capítulo. En este, Rorschach y Nite Owl II se van acercando al refugio de Veidt, y este no parece sorprenderse de ello.

lunes, 17 de agosto de 2009

Watchmen IX


El pasado de Laurie Juspeczyk -la segunda Silk Spectre- había sido el que menos se había explorado hasta el momento. En este capítulo se ahonda un poco más en él, mostrándose varios eventos en los que vemos a Laurie en su proceso de convertirse una vigilante: primero está el recuerdo de niñez, en donde Sally Jupiter discute con su esposo, revelándosenos que no hay seguridad de quién es el verdadero padre de Laurie -aunque ella sospecha que es Hooded Justice. Luego vemos a una joven Laurie en medio de una preparación física a la que la ha inclinado su madre, y encontrándose con los antiguos vigilantes -los Minutemen-, en donde se revela, una vez más, la profundísima y limitadísima humanidad que invade a unos sujetos que alguna vez se hicieron pasar por ‘superhéroes’. Quien fue Captain Metrolpolis se ve como un hombre tímido y bastante estúpido (se sabe que luego murió decapitado en un accidente automovilístico). Byron Lewis, quien fuera Mothman, es un hombre claramente abandonado a la locura, no pudiendo siquiera sostener un vaso de agua entre sus manos. Laurie queda impresionada y disgustada por todo esto, pero aun así continúa con el plan de su madre, que la lleva a la reunión con Captain Metropolis, cuando intenta formar, con los nuevos vigilantes, el grupo ‘Crimebusters’. Acá Laurie tiene su primer encuentro con el Comediante, a quien luego se encontrará en una fiesta en su honor, ya habiendo leído el libro de Hollis Mason, en donde se lo acusa de haber intentado violar a Sally Jupiter. Todo esto, por supuesto, sirve para mostrar el conflicto en el que vive Laurie Juspeczyk, al concluirse -al final del capítulo- que su verdadero padre no sería otro que el propio Comediante.

La reacción de Laurie ante tal noticia provoca un cambio de opinión en Dr. Manhattan, quien hasta eso se había mostrado totalmente indiferente a la humanidad, a pesar de que Laurie intentaba convencerlo de que toda ella estaba en grave peligro, y a pesar de que Manhattan decía ver en el futuro calles llenas de cuerpos muertos. Aquí está el otro aspecto importante de este capítulo: se sigue dando muestras de la condición ontológica especial de Manhattan, quien sigue mostrándose como una conjunción entre el punto de vista absoluto y un punto de vista particular. Esto está perfectamente explicado por él mismo, cuando da a entender que todo está predeterminado, y que por lo tanto todos son especies de títeres dominados por la causalidad. Manhattan se describe a sí mismo como no más que un títere que puede ver las cuerdas, y por lo tanto como un punto de vista que puede ver en todas las direcciones, pero que sigue partiendo de un lugar en específico. Manhattan está sometido a la contemplación objetiva y al condicionamiento del devenir del ser humano a la vez. Esto se revela, por ejemplo, en el hecho -bastante sarcástico a mi parecer- de que puede llevar sin problemas a otro ser humano hasta Marte, estando conciente de lo que va a pasar ahí -tal como ya comenté antes- pero aun así olvidando realmente el detalle de darle aire a Laurie, quien no puede respirar con naturalidad en un planeta sin la atmósfera de la tierra. Ahí está plasmada a la perfección la condición de Manhattan -entre lo absoluto y lo relativo-: sabe todo lo que le va a pasar, y aun así es capaz de olvidar.

Así pues, Manhattan es capaz de darse cuenta que antes estuvo equivocado, cambiando de opinión ante las circunstancias que se le presentan (circunstancias que sabe que se le van a presentar). El cambio de opinión de Manhattan es muy especial. Obviamente, desde su constante apreciación de los fenómenos de la realidad como no más que eventos físicos, la noción del ‘milagro’ (en el sentido wittgensteniando, de aquello que asombra y trasciende) no es algo que Manhattan conciba como algo posible o aceptable. Sin embargo, tras la conversación con Laurie, y tras ver el desenlace desesperado en el que ella desemboca -al enterarse de la identidad de su padre-, Manhattan dice haber comprendido una noción del milagro, en la que la vida de cada ser humano se presenta como un evento milagroso merecedor de valor y de asombro. Aquí, a mí me es imposible no relacionar esto con un tema que es de mi especial interés: el del asombro del acercamiento científico -aquel que niega Wittgenstein. Manhattan se acerca al fenómeno de la vida sin ningún rastro de misticismo, y sin embargo con total conciencia del evento extraordinariamente complejo y único que se está dando. Esta es una mirada asombrada que se acerca con los ojos del científico, del examinador, muy diferentes a los ojos de la contemplación estética. Y precisamente, por tal diferencia, puede generarse el asombro de un modo riquísimo, en donde lo poético y lo analítico se nutren lo uno a lo otro. Manhattan se asombra con todas las posibilidades que se pierden para que un sujeto en particular haya llegado a estar vivo, todos los eventos aislados y aparentemente arbitrarios que se tienen que dar para que para alguien nazca. Que un solo -y precisamente ese- esperma llegue a un óvulo, de entre el millón que son; que los propios ancestros hayan sobrevivido; que se hayan conocido; que hayan tenido precisamente tal hijo y en tal momento; que la madre haya amado al padre, cuando no hay ninguna razón para que no lo pueda haber odiado; etc. Este, dice Manhattan, es el milagro que no se suele tomar en cuenta y que él mismo no tomó en cuenta; lo cito: “The world is so full of people, so crowded with this miracles that they become commonplace and we forget… I forget. We gaze continually at the world and it grows dull in our perceptions. Yet seen from another’s point, as if new, it may still take the breath away.” Esto es a lo mismo a lo que apunta Richard Dawkins cuando dice que hay “una anestesia de la familiaridad, un sedante de la cotidianidad, que embota los sentidos y nubla la maravilla de la existencia”. Por ello, siendo conciente del mismo milagro que Manhattan ha descubierto en el fenómeno de la vida, Dawkins dice que “vamos a morir, y esto es una suerte.”

jueves, 13 de agosto de 2009

Watchmen VIII


Algunos eventos importantes de este capítulo: Rorschach rescatado de la cárcel por Nite Owl II y Silk Spectre II. Luego la segunda se irá con Manhattan a Marte y Nite Owl quedará con Rorschach, reformando el equipo que eran años atrás. Otra cosa importante es la primera aparición de los dos trabajadores del New Frontiersman, revista derechista que Rorschach solía comprar. El texto final es un número de esta revista, del que ya haré un comentario sobre uno de los artículos que presenta. Y otra cosa que resalta es el asesinato del primer Nite Owl, a manos de unos jóvenes pandilleros, que representan aquí el nivel de desesperación en el que va cayendo cada vez más la sociedad de Watchmen. La página 27, que muestra la lucha de Nite Owl I con los pandilleros, es bastante especial. Muestra la pelea con imágenes del vigilante en su juventud, como si estuviera peleando con sus enemigos de entonces.

Pero quiero apuntar una serie de datos que se sueltan en este capítulo sobre el gran plan que al final del comic se revelará:

Primero: Dan Driberg ha estado investigando y ha encontrado que entre los años 1967 y el 1985 una compañía llamada ‘Dimensional Developments’ ha estado contratando a prácticamente todas las personas que el diario Nova Express mencionó como afectadas por el cáncer debido a su cercanía al Dr. Manhattan -incluyendo a Jenny Slater, Wally Weaver y Moloch (expareja, amigo cercano y enemigo directo). Esta empresa -‘Dimensional Developments’- financia al ‘Institude for Extrapatial Studies’. Recordamos este Instituto porque lo vemos ubicado en frente del puesto de periódicos que aparece en varios capítulos. Así mismo, ‘Dimensional Developments’ es financiada por otra empresa: ‘Pyramid Deliveries’.

Segundo: En la página 10 vemos que la revista ‘New Frontiersman’ va a colocar una foto del escritor Max Shea, quien -en un capítulo anterior se nos dijo- lleva desaparecido 2 años. Luego, en la página 11 vemos a este autor con una pintora -a la que llama Ms. Manish-, mientras hablan de un lugar alejado en el que están, probablemente una isla en la que pareciera como si los hubieran dejado naufragados (cuando Max Shea dice esto recuerda ‘una historia’ que escribió, refiriéndose probablemente a la que va leyendo el joven negro en el puesto de periódicos). Max Shea le dice a la pintora que ya no puede esperar más para irse de allí, lo que sucederá en tres días. Hablan también de una compañía de películas que parece ser la que los llevó allí, y para la que Max Shea habría escrito una historia sobre un feto que comienza a comerse el estómago de su madre desde adentro. Historia que la pintora habría tenido que dibujar. Finalmente, hablan de ir a ver a su ‘bebe’, algo extraño que al parecer han ayudado a crear. Mientras, vemos el horrible y extraño dibujo surrealista que ha estado realizando la pintora.

Tercero: En uno de los artículos mostrados en el número del ‘New Frontiersman’ que podemos leer al final, se habla de la desaparición del escritor Max Shea y de una serie de personajes de la ciencia y el arte que desaparecieron casi al mismo tiempo que él, pero a los que nadie parece haberles prestado atención. Enumero a los personajes que se mencionan como desaparecidos: un ‘arquitecto radical’ (Norman Leith), una pintora surrealista (Hira Manish), un autor de ciencia ficción ‘dura’ (James Trafford), una compositora avant-garde (Linette Paley), un brillante científico eugenista (Whittaker), un gran número de trabajadores semi-capacitados en asistencia científica y la cabeza completa del cadáver de un psíquico y clarividente (Robert Deschainess).

miércoles, 12 de agosto de 2009

Tales of the Black Freighter (Marooned)

Hace poco tuve la oportunidad de ver la película de Zack Snyder, ‘Watchmen’. Fue tan mala que entró y salió de mi cabeza sin dejar ningún rastro. Además de la pobrísima lectura que tiene del comic, ni siquiera atina a presentar de una forma ligeramente satisfactoria varios pasajes de la historia que hubieran merecido mejores actuaciones, mejor dirección y mejores adaptaciones (por ejemplo, el accidente de Osterman, o la escena de sexo entre Lurie Juzpeczyk y Dan Dreiberg, o la escena de Rorschach con el psicoanalista, o la escena de la explosión del final, etc.). Ahora sin embargo, me encuentro con que van a hacer un corto animado sobre el comic que lee el joven negro que está sentado al lado del vendedor de periódicos. Pienso que esto puede estar menos malo, siempre y cuando tengan la básica noción de que el comic y el cine son lenguajes muy diferentes, no bastando una simple ‘traducción’ de un lado al otro (si algunas adaptaciones al cine han funcionado es precisamente porque tuvieron esto en cuenta; como ‘2001: Odisea del espacio’ o ‘Muerte en Venecia’). En todo caso, ya antes de verla tengo una primera anotación que hacer sobre una confusión que es muy común y que no creo que sea poco importante, teniendo en cuenta el reloj suizo que es el comic Watchmen, en el que una apreciación profunda tendría que tener a los más ligeros detalles en cuenta. El corto va a ser llamado -al parecer- ‘Tales of the Black Frieghter’. Este parece ser el nombre que todo el mundo le da al comic que está leyendo el joven negro, sin embargo ‘Tales of the Black Frieghter’ no es la historia individual que él lee. ‘Tales of the Black Frieghter’ es el nombre de una serie de 31 diferentes historias sobre piratas que publicó el autor Max Shea, siendo sólo una de tales historias la que nosotros leemos. Nuestra historia se titula: ‘Marooned’, es decir, Abandonado o Desertado. Algunos dirán que al fin no interesa cuál es el título, pero a ellos les diría que si no han sabido captar este detalle, entonces deben haber muchos otros más que también se les han escapado; y Watchmen es un comic en el que los detalles son lo más importante. (Ojo, también deben haber muchos que se me han escapado a mí.)

Bueno, dejo a continuación el trailer del corto que -me parece- se sigue realizando:

martes, 11 de agosto de 2009

Watchmen VII

Este séptimo capítulo está dedicado a Daniel Dreiberg -el segundo Nite Owl- y su relación con Laurie Juspeczyk. Dreiberg ha dejado atrás la vida de vigilante y niega, aunque con cierta melancolía, extrañarla. Sus equipos están llenos de polvo, en largo desuso, y son revisados por Dreiberg -en su funcionamiento mecánico- ya sólo al modo en que se vuelven a revisar guardados tesoros de la niñez, que hacen recordar un pasado que ya no nunca va a volver y que respondió sólo a una etapa en particular. Dreiberg piensa en su actividad como vigilante como un sueño de niño que se le fue de las manos y que se convirtió en un capricho inmaduro y pasajero. Dreiberg es la representación del hombre normal, común y corriente, aquel que alguna vez estuvo viviendo un sueño y que, sin embargo, una vez que este fue arrebatado, no luchó por mantenerlo, entregándose a las circunstancias de la vida que obligan a aceptar tímidamente que la felicidad es cuestión de idealistas, y que lo mejor es seguir adelante como se pueda. Dreiberg muestra gran pasión hacia los animales, las aves en especial, y sin embargo no trata a esta pasión como una luz en su vida, sino como algo que le he traído más problemas y confusiones que satisfacciones. Así, niega caprichosamente más de una vez que la actividad de vigilante, disfrazado de buho gigante volando escondido por la ciudad, haya sido el modo más fascinante en el que ha puesto en práctica a su pasión, aquella que de joven lo llevó a contradecir a su padre y estudiar zoología y aeronáutica.

A este mundo tibio y gris de Dreiberg ingresa Juspeczyk, cambiando los esquemas de la vida normal del vigilante retirado, que probablemente viva semana tras semana esperando nada más que los encuentros con Hollis Mason, el primer Nite Owl, con quien se reúne a charlar de los viejos tiempos. La irrupción de Juspeczyk en el mundo de Dreiberg se ilustra en el inicio de este capítulo, cuando ella revisa los polvorientos equipos de Nite Owl y provoca sin querer un pequeño incendio, que luego ambos deben apagar. En este evento también se revela cómo Dreiberg ha comenzado a preocuparse por la seguidilla de enmascarados que han sido atacados y sacados de la orbita, recordando las sospechas de Rorschach sobre la casería de héroes que había comenzado. Esto, en combinación con la creciente preocupación por una venidera guerra atómica que los desaparezca a todos, da germen a una relación especial con Juspeczyk, con quien se termina descubriendo y aceptando la necesidad de Dreiberg de volver a los trajes para darle sentido y color a la vida (la última viñeta de la página 21, en la que vemos por primera vez a Dreiberg con su traje después de varios años, está cargada de gran emoción, es espectacular). Así, ambos salen a volar en ‘Archie’, la nave de Nite Owl, topándose en su camino con gente atrapada en un edificio incendiándose, a la que deciden rescatar. Luego de ello se confirma la liberación de Dreiberg en la consumación de un acto sexual que antes había fallado y que ahora termina con el autoengaño que él se había impuesto al negar la importancia de su pasado como vigilante.

Ahora, hay un par de cosas más para resaltar. En primer lugar, nos enteramos que la policía finalmente ha cancelado la búsqueda del escritor Max Shea, autor del comic ‘Tales of the Black Freighter’ que va leyendo el joven negro al lado del puesto de periódicos. Este artista ha desaparecido ya hace dos años, lo que será importante para considerar la dimensión del plan revelado al final del comic. Además, podemos ver en la tele un acto de caridad y a la vez de exposición mediática de Adrian Veidt, quien parece esforzarse bastante por tener una buena imagen pública. Dicho sea de paso, esta exposición televisiva de Veidt es mostrada en paralelo con el acto sexual fallido entre Dreiberg y Juspeczyk, generándose deliberadamente un simbolismo muy sutil y sugerente entre ambos eventos.

Quiero terminar resaltando el texto final que aparece en este capítulo, probablemente mi favorito de todos los del comic. En este, Moore nos muestra un artículo de Daniel Dreiberg en su actividad de zoólogo apasionado por las aves, por los búhos en particular. Este texto me gusta mucho porque expresa una idea que comparto mucho, y que me emocionó encontrar la primera vez que lo leí. Allí Dreiberg discute sobre la posibilidad de un acercamiento científico a la naturaleza que pueda ser capaz de asombrarse y de encontrar la belleza de la poesía en sus anotaciones detalladas. Dreiberg concluye que es posible no sólo seguir encontrando belleza en el acercamiento científico al fenómeno vivo de la naturaleza (en este caso se trata del estudio de un buho), sino sobretodo es posible encontrar la retroalimentación entre el acercamiento científico y el poético, en donde ambos se generan mutuamente una apreciación de la belleza más rica y más profunda. Cito el que ya es el epígrafe de un reciente ensayo realizado sobre el tema: “A scientific understanding of the beautifully synchronized and articulated motion of an owl’s individual feathers during flight does not impede a poetic appreciation of the same phenomenom. Rather, the two enhace each other, a more lyrical eye lending the cold data a romace from which it has long been divorced.”

jueves, 6 de agosto de 2009

Watchmen VI


El capítulo seis está dedicado enteramente a Rorschach, ya encarcelado y en plena terapia psicoanalítica, lo que nos permite conocer un poco más sobre su pasado. Antes de considerar las características de su psicología valdría apuntar sus características físicas, que no son poco importantes. Muy bajo, flaco –aunque atlético–, pelirrojo, con pecas y –según el psicoanalista– muy feo. Definitivamente un relegado de la sociedad, un hombre estéticamente desagradable que tiene –sólo por este hecho– todo en su contra. A pesar de esto, se nos dice que fue brillante en el colegio, destacando especialmente en literatura y en religión, lo cual es muy curioso, considerando la noción de algo superior al ser humano que se nos revelará al final del capítulo.

La relación que guarda con su familia es muy sugerente para comprender en lo que luego se ha convertido. Su madre lo maltrató y a su padre no lo conoció. A partir de esto, el niño Walter Joseph Kovacs (verdadero –o más bien, él diría, falso– nombre de Rorschach) proyectó dos imágenes muy marcadas y muy influyentes en su vida. Su madre es la imagen del odio, su padre es la imagen de la adoración, del ideal. Lo más bajo y lo más alto, algo que detestar y de lo que diferenciarse, y algo a lo que anhelar, a lo que desear alcanzar. Rorschach se forma bajo tales figuras. Imagina a su padre como un hombre trabajador y capaz de dar la vida por su país, al contrario de la gente que ve a su alrededor en la sociedad, en la que sólo identifica a vagos y a cobardes, incapaces de ponerse sobre los hombros la responsabilidad de sacar adelante sus propias vidas con sus propias decisiones y su propio esfuerzo. Así, me parece que Rorschach es aquí el personaje del comic que, a la vez, más se preocupa por la situación decadente del mundo, y que más detesta tales condiciones, en las que debe vivir.

Rorschach es consiente de algo que sucede en la sociedad de Watchmen y que ya antes apunté de uno u otro modo: no hay una verdadera noción de comunidad, no hay un intento de comprensión de lo que ocurre con aquel que es diferente pero que a la vez está al lado, conviviendo. Cada uno actúa por su cuenta, de acuerdo a sus propios intereses. Una egolatría que subyace a toda la sociedad, tan radical que se convierte en el más asqueroso egoísmo. Este tipo de actitud se ve en una de los hechos que narra Rorschach como motivo de que se haya convertido en lo que es: una mujer es violada, torturada y asesinada a plena vista y oído de los vecinos, quienes no atinaron ni a llamar a la policía, ni a intervenir, ni a siquiera quitar la mirada de los hechos. Esto es algo que a Rorschach lo indigna y lo hace avergonzarse de la humanidad de la que forma parte. Así, para él ponerse la máscara es un modo de negación de su humanidad, un afán por diferenciarse y por convertirse en algo nuevo, en algo superior. La máscara es su verdadera identidad, lo que hay debajo de ella es lo que lo encarcela en la misma condición de los que tiene alrededor.

Así, tiene sentido que él considere que se ha convertido realmente en Rorschach a partir de un evento en el que promete a unos padres devolverles sana y salva a su hija secuestrada, para luego sólo encontrar que la niña ya ha sido asesinada, descuartizada y dada de comer a los perros. Rorschach, en un impulso de odio e impotencia, mata a los dos perros y luego castiga al dueño de ellos quemándolo vivo (hecho que también ocurre sin que algún otro sujeto se acerque a ver qué es lo que pasa, o sin que alguien siquiera llame a los bomberos. Rorschach mira el espectáculo sin ser molestado por más de una hora). Es este evento en el que él siente que se ha asqueado finalmente lo suficiente de la humanidad, que ha comprendido su verdadera situación. El niño brillante en las clases de religión se ha convertido poco a poco en un completo desencantado de la sociedad, en un convencido de que no hay ningún ente metafísico superior al ser humano que guíe su camino. El ser humano está tendido a su suerte. Todo lo que hace lo hace porque él lo quiere y lo decide así. No hay ningún sentido profundo, inmanente o trascendente que encamine a la vida, todo está posado sobre un vacío que la gran mayoría no es capaz de soportar y que sumerge a esta sociedad en la basura en la que está, en la ausencia de valentía y de aceptación de las condiciones que uno mismo a ha generado. La noción nihilista de Rorschach es radical porque se hunde en el pesimismo, porque no considera que sea posible que el ser humano sea realmente capaz de cambiar su situación a una libertad a partir de la que diseñe una propia moralidad digna de convivencia. Rorschach ha destruido a todos los valores superiores, ha matado a dios y ha hecho de su moralidad lo que él quiere, sin embargo no está esperanzado en el cambio del mundo, cree únicamente en su deber de castigar a quien se lo merece, eliminando de a pocos, hasta donde le sea posible, a la mierda que invade a la humanidad desde sus fundamentos. Así, ya incluso desde niño no tiene problemas en aceptar que considera la bomba atómica sobre Hiroshima un buen acto, ya que a partir de eso fue posible, con el sacrificio de algunos, devolverle la paz a la tierra. Recordemos cómo desde el primer capítulo ya vemos la admiración que Rorschach siente por el presidente Truman (autor de la destrucción de Hiroshima), en quien probablemente identifica a un hombre que sí supo ponerse sobre los hombros la responsabilidad de matar a unos cuantos para salvarlos a todos. Esto, por supuesto, tendrá que ser reanalizado al final del comic.

Termino citando el nihilismo de Rorschach: “Existence is random. Has no pattern save what we imagine after staring at it for too long. No meaning save what we choose to impose. This rudderless world is not shaped by vague metaphysical forces. It is not god who kills the children. Not fate that butchers them or destiny that feeds them to the dogs. It’s us. Only us.”

miércoles, 5 de agosto de 2009

Watchmen V


En el quinto capítulo Alan Moore deja los saltos al pasado y desarrolla una serie de eventos que sólo suponen un progreso hacia delante en la historia. Hay varios pequeños eventos, y me parece que todos tienen gran importancia. En primer lugar, volvemos a encontrarnos con Rorschach en medio de sus investigaciones nocturnas, revelándose una vez más en su tarea detectivesca de ir recogiendo datos para ir viendo cómo encajan en una gran figura que, él está seguro, es un gran plan maquinado paso por paso. Me parece interesante ver cómo Rorschach saca conclusiones puntuales a partir de observar la psicología de las personas, de cómo ellas se expresan o cómo actúan. Digo, por algo se llama Rorschach, pues parece haber concentrado su especialidad como ‘superhéroe’ en el conocimiento del funcionamiento de los comportamientos humanos en diferentes situaciones. Así mismo, vemos un aspecto importantísimo de su personalidad cuando habla de su disfraz, o de su proceso de enmascaramiento, cuando se convierte del vagabundo que es al superhéroe. Dice que la máscara no es algo que se pone para esconder su identidad, sino que, al contrario, ponerse la máscara (a la que llama su ‘piel’ o su ‘cara’) es convertirse en él mismo, en lo que realmente es. Lo cito: “putting them on, I abandoned my disguise and became myself, free from fear or weakness or lust”. Es decir, cuando se enmascara no se está escondiendo, se está liberando. Creo que estas cosas son muy importantes para tomar en cuenta en el siguiente capítulo, que tendrá como personaje principal a Rorschach, ya atrapado y encarcelado.

Otro evento importante es el intento de asesinato a Adrian Veidt, que para Rorschach es una pieza más que confirma su tesis de que ha comenzado una casería de enmascarados. Veidt se defiende y el sicario parece suicidarse con una píldora. Se nos presenta además al Adrian Veidt ya convertido en todo un empresario que ha transformado su fama de ‘superhéroe’ en juguetes para niños y métodos de ejercicios (vemos publicidad de esto en la contracara del comic que lee el joven negro al lado del quiosco de periódicos). Así mismo, se nos presenta la opinión que tiene la gente común y corriente de Veidt, representada en el vendedor de periódicos, quien dice que intentar matar a Veidt es testimonio de la decadencia de la sociedad, ya que él es un verdadero héroe, un santo, un ejemplo al que se le guarda admiración.

Además, el número profundiza en el comic dentro del comic: ‘Tales of the Black Freighter’ y nos enteramos, gracias al texto final, que la historia que vamos siguiendo es sólo una de las que publicó el autor, en una serie de historias sobre piratas y un barco del infierno que lleva a hombres condenados por sus pecados. La historia que nosotros seguimos es supuestamente una de las más aclamadas de todas las que este autor publicó. Aquí habría que reflexionar sobre el motivo por el que Moore le ha dado tanta importancia a este comic dentro del comic. En primer lugar habría que recordar que el texto final de este capítulo termina diciendo que el autor actualmente está desaparecido, habiéndose aparentemente desvanecido de un día a otro. Esto sin duda tiene importancia para el transcurrir de la historia, ya que aquí podemos conocer las características del trabajo del autor desaparecido. Es un trabajo denso y oscuro, con gran importancia puesta en el sufrimiento humano y en los momentos de desesperación que él vive. Esto me parece muy sugerente y sin duda es importante para tener en cuenta luego. Además de ello es claro el simbolismo que Moore utiliza con la historia del ‘Tales of the Black Freighter’ y la historia que transcurre en el comic en general. Una de las cosas más pajas de la obra.

Por último, un par de cosas más a apuntar. Moore presenta, en el texto final, al comic ‘Tales of the Black Freighter’ como uno que ha cambiado la historia del comic y que ha influenciado fuertemente en lo que ha venido después de él. Esto, por supuesto, suena a lo dicho en la vida real sobre Watchmen. Me parece que esto habla de que Moore estaba, al menos ligeramente conciente de lo que estaba haciendo con su obra. Sabía, al menos de un modo implícito, que estaba haciendo algo lo suficientemente diferente y lo suficientemente bueno como para que sea reconocido como algo sobresaliente. Este es uno de los motivos por los que me parece que este capítulo, a pesar que no es de los más ricos en el relato, es en el que Alan Moore hace explotar las altísimas pretensiones que tiene el comic Watchmen. Otro de los motivos es la impresionante genialidad que supone la organización de los cuadros en este número. El capítulo es titulado ‘Fearful Symmetry’, es decir, Aterradora Simetría. Veamos primero las páginas 14 y 15, que componen la mitad de este capítulo y que forman entre las dos una imagen completa:


Los cuadros coinciden perfectamente en su composición, como si estuvieran mirándose uno al otro en un espejo. O mejor dicho, como si Rorschach hubiera hecho con ellos lo que hace en los siguientes cuadros con la hoja y la mancha (como son las manchas de las pruebas de Rorschach):


La figura que queda está en simetría con la otra. Pero en esas dos paginas -la 14 y la 15- no queda esta simetría. Si vamos avanzando a partir de la 15, y retrocediendo a partir de la 14, vemos que los cuadros tienen la misma composición, pero de forma opuesta, como si -repito- estuvieran mirando al otro en un espejo. Así, lo mismo que pasa con las páginas 14 y 15, pasa con las páginas 13 y 16, e igual con las 12 y 17, y con las 11 y 18, y así sucesivamente hasta el principio y el final. Todas las páginas tienen su exacto opuesto, como si todas fueran pruebas de Rorschach en las que se podría ver algo más de lo que se ve a primera vista. O como si cada uno viera en ellas lo que quisiera ver. Esto, recordando el título del capítulo, es un detalle propio de la obra maestra que es este comic. Estas cosas hacen de Watchmen lo que es, y hablan del trabajo detallado y profundo que realiza con su obra Alan Moore. Francamente, se pasó. (Y eso que este es sólo uno de los montones de detalles que guarda la obra.)

lunes, 3 de agosto de 2009

Watchmen IV (b)

Ya había comentado en mi post anterior el cuarto capítulo de Watchmen, concentrándome en el protagonista de esta parte: Dr. Manhattan; pero mi comentario se dirigió al aspecto ontológico, a la compleja existencia de este personaje. Ahora, en una segunda parte, quisiera centrarme en el aspecto político que genera la existencia de Manhattan en el mundo. Es claro que en el mundo de Watchmen hay un antes y un después con la parición de Manhattan. Repasemos los hechos tal como se dieron. Manhattan es dado a conocer al público en 1960, bajo el lema de “The superman exist, and he’s american”. Esto ocurre 15 años después de que Norteamérica haya lanzado la bomba atómica a Hiroshima, momento en el que Jon Osterman tiene 16 años y es conducido por su padre al estudio de la física nuclear.

El texto final del capítulo sugiere que en Norteamérica se ha tomado la llegada de Manhattan como un anuncio del fin de las guerras, como una garantía de que ya nunca más surgirán conflictos bélicos de grandes magnitudes. Esto se dice porque el mayor peligro de guerra en el mundo yace en la relación que guardan entre sí Norteamérica y Rusia, dos países poderosos en medio de una carrera armamentista, política, espacial y económica. Con la aparición del Dr. Manhattan, un ‘hombre’ capaz de manipular los objetos físicos como le plazca, y capaz por lo tanto de ser usado como un arma letal e indestructible a favor de los Estados Unidos, Rusia no se atreverá a lanzar un ataque a Norteamérica, pues su derrota estaría asegurada. Ya en 1971 Manhattan es requerido para que intervenga en Vietnam, provocando que el comunismo sea derrotado, gracias a su participación. Frente a esta experiencia, no hay posibilidad de que Rusia se atreva a ponerse a la altura de Norteamérica. Esto es aprovechado por los últimos para imponer un autoritarismo solapado sobre el mundo. Ahora los Estados Unidos se saben poseedores del instrumento que los hace los más poderosos, de la corona que los pone por encima de los demás. Manhattan es utilizado como un arma de control, con él no hay país que se atreva a negarle algo a Norteamérica, este sabe que las condiciones difíciles que le ponga a otros estados van a ser finalmente aceptadas, pues, de un modo malicioso y engañoso, tienen chantajeado a todo el mundo. Manhattan es el fantasma encontrado para asustar al planeta, para tenerlo temblando y con la cabeza gacha, obedeciendo sin más opción. Manhattan es algo así como el Yavé de Moisés (del Exodo), el Dios que le pide al pueblo que lo tema y lo adore, o de lo contrario castigará a los que no se pongan de su lado. Frente a esta situación el texto final del capítulo insinúa que la única posibilidad de rebelión que le quedaría a Rusia sería la de la autodestrucción. Los comunistas podrían enviar sus misiles atómicos a Norteamérica, y Manhattan sería capaz de detener sólo el 60% de ellos, después de ello pasaría a destruir toda Rusia en un abrir y cerrar de ojos. Pero aun así, el 40% de los misiles que pasarían serían suficientes para destruir a toda América. Una matanza mutua, ningún sobreviviente.

Esto ocurre en macro, pero en la cotidianidad de los Estados Unidos la gente parece sentir una mezcla de orgullo y temor por la existencia de este nuevo ser. No terminan de entender lo que es, saben que es capaz de destruirlo todo con facilidad, todas sus vidas, saben que su poder va más allá de lo que ellos son capaces de imaginar y de soportar, pero saben a la vez que está de su parte. ¿Pero por cuánto tiempo?, ¿es eso realmente beneficioso? El ser humano común y corriente tiene que haber sufrido, con la aparición de Manhattan, una transformación en su sistema de creencias tan fuerte como lo pudo haber sido el saber que la tierra no era el centro del universo. Hay alguien allí, entre ellos, que es lo más cercano a un Dios que han visto. En una época atorada en el relativismo cotidiano, la existencia de un ser así tiene que provocar efectos radicales en los seres humanos. Los sujetos de a píe saben que este nuevo ser es una especie de garante de paz, eso les han dicho, pero eso no es lo que realmente ven en las calles. El crimen, el desorden, la corrupción siguen allí. El gran cambio ha ocurrido en lo profundo, en lo superficial todo parece seguir igual o peor. El texto final termina diciendo que, al fin y al cabo, todos están bajo la sombra del Dr. Manhattan, y esto es ciertamente algo que todos saben, pero que nadie termina de comprender, o de lo que nadie se atreve a hablar. Hay cierto aire de pesimismo en el ambiente. Después de la emoción surgida por el surgimiento de un ser de tales características, después del preguntarse una y otra vez qué es él, a 25 años de su primera aparición, cuando todos se han acostumbrado a su presencia, así no la comprendan, él huye de la Tierra, abandonándolos y provocando que Rusia comience sus acciones bélicas. Ahora todos temen a lo que pueda pasar pero se me ocurre que nadie está realmente seguro de si el ‘superhombre’ americano debería volver. No están seguros porque, como dice el texto final del capítulo, este ya no parece ser un hombre que termine guerras, este parece ser un hombre que termina mundos.