domingo, 31 de mayo de 2009

Parecidos de Familia


Humala: “Yo sólo debato con presidentes”

En marzo de este año la ministra de comercio exterior y turismo, Mercedes Aráoz, invitó a Ollanta Humala a debatir sobre el TLC con Chile, acuerdo que el ‘nacionalista’ no se cansaba de criticar. Humala nunca llegó a la cita -a la misma hora, decidió entablar conversación con la radio del costado- y se justificó diciendo que él sólo debatía con presidentes, siendo Aráoz una funcionaria de menor categoría.


Chavez: “Yo estoy en las ligas mayores”

El viernes pasado Hugo Chavez, presidente venezolano, rechazó poner en práctica la idea que él mismo había sugerido: la de entablar un debate con alguno de los intelectuales que habían llegado en los últimos días a Venezuela. Lo que Chavez argumentó para su cambio de parecer fue que Vargas Llosa (el elegido para el debate) debía primero ser presidente, para luego pensar en la posibilidad del encuentro.

“Y el resultado de este examen reza así: Vemos una complicada red de parecidos que se superponen y entrecruzan. Parecidos a gran escala y de detalle. No puedo caracterizar mejor estos parecidos que con la expresión: ‘parecidos de familia’”

Wittgenstein (I.F. §§ 66 y 67)

sábado, 30 de mayo de 2009

Bryce en los malecones

El segmento deportivo del Comercio publica hoy un texto de Bryce Echenique sobre las largas caminatas que el escritor suele dar por los malecones limeños. Siendo tales territorios también unos de mis favoritos para las andadas, reproduzco aquí un fragmento del genial (y cercanísimo) texto:

“Estar caminando es sin duda un placer veloz y que nadie sabe cuánto me gusta que transcurra en la más grande soledad, en la más total intimidad. Son dos a tres horas al día, según las circunstancias, y al cielo le pido yo, al agarrar mi ritmo ideal, que hoy nadie me interrumpa. Pero el cielo jamás escucha estos ruegos y es así que a cada rato me descubro interrumpido por el eterno y tan frecuente imbécil que lo primero que te dice es que no desea interrumpirte -por nada de este mundo, señor-, y que lo primero que hace es colocarse así, cara a cara, bloqueando cien por ciento tu diaria caminata. Matarlo es lo que realmente quisiera yo. Y sacar un puñal mientras le cito de memoria al maldecido estas palabras de Voltaire: ‘La civilización no suprime la barbarie. La perfecciona’. Y juácate, te quitas un peso más de encima y sigues adelante.

Adelante y liberado con mi puñal ensangrentado, y dejando un peso muerto más en este mundo,… la verdad es que… nunca he matado a nadie mientras me interrumpe en mi diaria caminata y que esto me ha permitido concluir que los cretinos estos han evolucionado, además de todo, con los años. Antes lo interrumpía a uno un imbécil que se rebuscaba bolsillo tras bolsillo en busca de un papelito cojudo y un anémico lapicito, y todo esto para pedirle a uno un autógrafo torcido. Hoy lo que llevan los cretinos estos, los de toda la vida, es un celular que toma fotos, y entonces lo que hay que buscar es al fotógrafo. Maldíto sea: ‘La civilización no suprime la barbarie: la perfecciona…’. Recontra maldito sea…”

domingo, 24 de mayo de 2009

Un poco de música (propia)

A ver, cómo presento esto. Advierto de arranque que este debe ser el post más narciso que haya hecho jamás, y eso que de narciso yo tengo la existencia. Como se hace obvio con varios de mis post, uno de los grandes amores de mi vida es la música. Suelo componer, o solía hacerlo. Bueno, en todo caso, he comenzado a hacerlo nuevamente poco a poco. Hace un tiempo comencé a componer algunas canciones en torno a un concepto bastante sencillo que nació en una clase de lógica -probablemente de las mejores cosas que saqué de ahí. El concepto es muy simple: la luz del sol dura aproximadamente 8 minutos en llegar a la tierra. Juguemos entonces a que se apaga el sol y a que la gente busca qué hacer con sus últimos 8 minutos. La idea era entonces componer canciones que duren máximo 8 minutos y que representen los hechos y la psicología de alguna persona que pase por estos 8 minutos. Lo que dejo a continuación son dos canciones alrededor de ese concepto, ambas compuestas e interpretadas enteramente por mí.

La primera es una especie de introducción a la situación. Se titula ‘8 minutos de luz’.

8 minutos de luz

La segunda tiene como protagonista a un sujeto que intenta sobrellevar la desesperación y la locura, causadas por la certeza de que va a morir, jugando con su perro. Como que intenta robarle un poco de felicidad y tranquilidad al perro, que no tiene idea de lo que ocurre con el sol. La canción intenta encarnar la psicología del sujeto de afuera para adentro. Primero presenciamos la calma superficial que surge en el juego con el perro. Luego vamos profundizando en la locura y desesperación que se esconde por dentro del sujeto. Y por último llegamos a la rabia e impotencia, que es a la vez auto-destrucción interna, por la incomprensión de la situación. A ver si algo de esto salió bien. Se titula ‘8 minutos jugando’. (Advierto que la calidad de sonido es bastante mala, hice todo lo que pude con la grabación amateur que hago en mi casa.)



8 minutos jugando

Un PSEUDO-poema que se inspiró de esta canción:

Pequeño abanico soplando al incendio. Será suficiente.
Incendio que nutre a este preso.
El preso violenta su celda; se estrella en la estrella.

No es momento de llorar.

¡Apágate!

viernes, 22 de mayo de 2009

Persépolis y Marx

Uno de los momentos en que el comic Persépolis se va a otro level:


miércoles, 20 de mayo de 2009

Maus y Persépolis: la sinceridad del comic

Terminé con el comic Persépolis de Marjane Satrapi, y he quedado muy, muy, muy satisfecho. Dicen, los que saben, que hay básicamente dos comics autobiográficos importantes: Maus de Art Spiegelman y Persépolis. Los dos ya los leí y ambos son geniales, narran con emocionante crudeza vidas que han presenciado y experimentado la miseria de la humanidad en sus más humillantes dimensiones -cada una dentro de su propio contexto. Intentaré revisar a penas un poco ambas obras, sin arruinarle demasiado la vida al que aun no las leyó.


Maus se centra en la segunda guerra mundial, y trata básicamente de cómo el padre del autor sobrevive a ella. Pero hay mucho más que eso, el verdadero núcleo trágico del comic está en el intentar conectar al joven astuto y generoso que sobrevivió a la guerra y al viejo tacaño que no puede ser soportado por nadie, ni por su hijo mismo -el autor de la obra. La transformación producida desde el joven al viejo no es mostrada explícitamente nunca, sin embargo está muy implícita la idea de que la terrible decadencia en la que se cae con respecto al ser humano en la segunda guerra es algo que marcará para siempre al joven judío. Más allá de convertirlo en un hombre seguro y deseoso de la libertad que se le privó, lo convierte en un hombre lleno de inseguridades e incapaz de hacerse soportar por cualquier persona, incluyéndose a sí mismo. El joven es un hombre que se las ingenia siempre con su propia astucia, el viejo es un hombre que no puede hacer nada solo, y aun peor, quiere hacerlo todo solo, pero quiere una compañía que lo atienda y a la que pueda tener un poco bajo su dominio. Cómo se llegó de la primera condición a la segunda y cómo se relaciona con estos dos polos el hijo, sabiendo que en ambos lados encuentra a su padre, son la sustancia del comic.


Persépolis por otro lado cuenta la historia de la autora misma, y se centra en la vida de una niña nacida en la Irán acorralada por las guerras y los absolutismos internos de la última parte del siglo XX. La historia de Marjene nos introduce en una realidad llena de presupuestos fundamentalistas, en donde uno no deja de sorprenderse una y otra vez con las costumbres que son mostradas. La historia de las represiones contra las mujeres y contra los opositores al estado oficial nos es mostrada desde los ojos de una mujer crecida en una familia liberal y bien posicionada económicamente. La educación que recibe Marjene en su hogar es muy distinta a la que recibe en su colegio, y esto hace de la protagonista el personaje especial que siempre está dispuesta a decir algo en contra de las injusticias contra la mujer o contra el libre pensamiento. Pero la verdadera complejidad de la situación no está en el individuo que se enfrenta a la sociedad, sino en una sociedad que aparentemente está regida por presupuestos fundamentalistas rígidos, pero que lleva a la vez dentro de sí una especie de ambiente progresista que convive con la tradición y se fusiona con ella, formándose una realidad de complejísimas dimensiones. Dentro de todo esto vamos viendo crecer a Marjene, y la vamos viendo ganar y perder confianza, pasando por muchos problemas típicos de la adolescencia y juventud que acá se tornan especiales por el contexto en el que surgen y por el peso histórico con el que cargan.

No digo más. Son dos lecturas fundamentales no sólo para el lector de comics, sino para el lector en general. Absolutamente recomendables. Hasta donde da mi reducida experiencia, dos obras maestras del comic.

domingo, 17 de mayo de 2009

El Comic


Comics: la nueva obsesión. Moore, Miller, Oesterheld, Millar, Gaiman, Spiegelman, y más han reemplazado (violentamente) a Borges, Freud, Homero, Platón, y (aunque no lo crean) hasta a Wittgenstein.


Desde el Batman de Starlin hasta los ratones y gatos de Spiegelman, pasando por la Guerra Civil entre superhéroes de Millar, el Buenos Aires invadido de Oesterheld, el terrible Joker de Morrison o los Minutemen de Moore, todo me ha dado algo nuevo por lo que emocionarme y por lo que reflexionar. Un nuevo lenguaje absolutamente diferente y sorprendente cada vez. Con mi aun poca experiencia, según lo veo el comic es un arte único por la siguiente razón: combina, de forma a veces complejísima, la experiencia de la percepción de imágenes con la experiencia de la lectura de textos. Ambas experiencias, cada una por su lado, son procesos básicos en el ser humano de comprensión, valoración e interpretación de la realidad. Ambas experiencias -la lectura de un texto y la contemplación de una imagen- dan lugar a originales experiencias ontológicas con sus propias formas de interiorización y exteriorización: entro en contacto con una dimensión de la realidad que me nutre como sujeto, y a la vez yo nutro a esa realidad, configurándola según mis comprensiones e interpretaciones. Un dame que de doy mutuo, constante, interminable y en cada caso único. Pero el comic no es simplemente una mezcla de estas dos formas de experiencia estética; el comic, al compenetrar de formas tan especiales estos dos ámbitos, crea una nueva experiencia, en la que la imagen no puede separarse del texto, en la que el texto deja de ser simplemente texto y pasa a ser él mismo parte de la imagen, y del mismo modo, la imagen pasa a ser ella misma parte del texto. Pero no simplemente texto o imagen, algo nuevo se ha generado, un nuevo lenguaje, con sus propios, originales y hasta inefables fundamentos, modos de movimiento, de apertura, de limitación.

Hay un par de aspectos que me parecen fundamentales en este lenguaje particular del comic: el silencio y lo estático -entendidos dentro de la complementación especial entre imagen y texto. Ambos, según lo veo, constituyen los núcleos del comic en los que entra el papel de la imaginación del lector. Acá por supuesto, queda la tentación de pensar al silencio y a lo estático como dos vacíos que son llenados por la imaginación, sin embargo la cuestión es mucho más compleja. La imaginación no simplemente ‘llena’ estos espacios, precisamente porque no son espacios vacíos en ningún sentido; lo que ocurre, me parece, es que la imaginación interactúa con estas dos dimensiones inseparables en el comic, creando así una autorepresentación especial de la obra artística, así como una relación particular con ella. Yo siento en el silencio y en lo estático a algo así como la ventana única de este arte, la ventana en la que le es posible al lector entrar en una dimensión especial que no encontrará en algún otro lenguaje, no del modo en que acá se la encuentra. Ahora, como dije, se trata de una ventana, y en ella no se acaba la posibilidad del comic, por el contrario, es a partir de ella que se abre la posibilidad de contar lo que se quiera contar en la obra. Y ojo, que acá no sólo se trata de contar. Es decir, siempre he considerado que en el arte hay -de forma muy general- dos posibilidades básicas de expresión: el contar algo, y el mostrar algo. Hay obras que se dedican preferentemente a contarnos algo -no necesariamente en el sentido de relatarnos una historia con principio y fin, sino en el sentido de que hay más interés por ir diciendo cosas progresivamente, sea cual sea el objetivo (por ejemplo: ‘Cien años de soledad’ de García Márquez o ‘Paths of glory’ de Kubrick); y hay obras que se dedican mas bien a mostrarnos algo -ya no hay estructura progresiva, sino que el objetivo parece estar en cada trozo de la obra (por ejemplo, cualquiera de la poesías tardías de Pizarnik o ‘Las 4 estaciones’ de Vivaldi). (Esta diferencia entre el contar y el mostrar está obviamente influenciada por la diferencia entre el decir y el mostrar del Wittgenstein del Tractatus.) (Incluso se me ocurre que podría pensarse la diferencia entre el contar y el mostrar en base a la diferencia entre la poiesis y la praxis de Aristóteles.) Ahora, aunque prácticamente todas las obras artísticas combinan estos dos aspectos del contar y el mostrar, hay algunas que lo hacen de un modo extraordinario, haciendo las dos cosas a la vez y en igual proporción magníficamente. Esto ocurre mucho en el cine y en la música. Pero me atrevo a decir que es talvez en el comic en donde hay más facilidad para que se dé exitosamente esta combinación perfecta entre el contar algo y el mostrar algo. El lenguaje natural del comic parece prestarse totalmente a que se dé a la vez el hecho de ir contando una historia en la progresión de los cuadros, y el de ir mostrando algo en cada página, y en cada cuadro, en donde la imagen se convierte en un factor primordial para la comprensión de la obra. Este contar y mostrar a la vez del comic es muestra de la riqueza de su lenguaje particular y complejísimo.

El comic como experiencia estética nos abre entonces a posibilidades inimaginables en cualquier otro arte, no porque sea mejor, sino porque es diferente, porque cada arte tiene su propio modo de generar dimensiones ontológicas complejas y únicas. Modos que, por supuesto, van cambiando, se van transformando. Eso lo he sentido una y otra vez en el comic. No es lo mismo leer la helada y -aunque solapada para los distraídos- profundísima crudeza de Spiegelman en Maus; o la oscuridad acida y pesada del Batman de Miller; lo mismo ocurre con los Watchmen de Moore, en donde se vive -como en ningún otro lugar he encontrado- una auténtica guerra fría en cada segmento del comic; o con el Eternauta de Oesterheld, que nos permite experimentar la tragedia del ser humano que resiste sabiéndose débil e insignificante frente al poder que sabe que no puede sacarse de encima.

Seguiré entonces nutriéndome de esta nueva experiencia. Y usted, que talvez tiene ciertos prejuicios sobre el comic (musculosos con el calzoncillo encima del pantalón enfrentando a villanos más graciosones que malosos), atrévase a quitárselos de encima, y a meterse a este mundillo, que vale la pena. Únase a mí, en el camino de transformación hacia la incomprendida vida del freaky.

sábado, 9 de mayo de 2009

Jardín de Piedra: Mapa Universo

Ayer por la noche, prácticamente sin haberlo planeado, terminé en la presentación del primer disco de la banda progresiva limeña Jardín de Piedra. El concierto muy bueno, más allá del mal sonido que tiene el auditorio del Centro Cultural España. Hoy, en medio de mis paseos perdidos, decidí ir a buscar el disco en galerías Brasil. Lo encontré y lo adquirí. Debo decir que es un buen disco, que demuestra lo buena que es esta banda. Está lleno de temas que ya vienen tocando en conciertos antiguos, incluyendo a la genial ‘Mapa Universo’, que le da nombre a todo el álbum. Repito: el disco es bueno, pero esta banda no es simplemente buena, es muy buena, hace un progresivo muy poco sencillo y muy respetable. Creo sinceramente que la banda daba para un mejor disco, para una mejor obra artística en conjunto.

Como ya dije, en el disco están varias de las canciones antiguas, todas notables. ¿Por qué entonces creo que el disco podría haber estado mejor, si está lleno de canciones que me gustan mucho? Me temo que lo que ha hecho la banda, más que realizar un disco que sea una obra completa, es simplemente intentar juntar de la forma más ordenada posible las canciones que tenían. Resultado: buenas canciones, pero un disco que en conjunto, al menos a mí, no termina de sonarme completo, y hasta me suena un poco desequilibrado (las cuatro últimas canciones del disco son, a mi juicio, los pilares de la producción, y creo que separadas hubieran calzado mejor). No estoy exigiendo nada conceptual ni diciendo que el álbum no es valioso -de hecho lo es y muchísimo-, pero creo que la talla de las composiciones de la banda daba para lograr un disco más integral, más holista, que se sienta más como producción completa. Me parece que el disco es excelente cuando se lo examina canción por canción, pero cuando se lo toma como una producción global no termina de ser lo satisfactoria que podía haber sido. No siento al todo a la altura de las partes.

Pero bueno, es un disco realmente notable, totalmente recomendable. Jardín de Piedra es una muy buena banda, con una realidad y un potencial excelentes. La propuesta que tienen no es usual dentro de nuestro contexto, presentan cosas que no son fáciles de digerir para muchos, pero creo que un oyente atento y sensible sabe encontrar en este progresivo un buen conjunto de virtudes, un buen trabajo concienzudo detrás de las composiciones.

¿Voy a colgar el disco? NO. Vaya a comprarlo a galerías Brasil, no sea holgazán. Vale la pena.

Ruidos Mecánicos en la Luna