miércoles, 7 de enero de 2009

Wittgenstein


Se piensa mucho en Wittgenstein como un hombre que sufrió una vida atormentada y llena de angustias espirituales, sin embargo hay más de un indicio a partir del que podemos pensar en un Wittgenstein que mas bien fue feliz. Tenemos por ejemplo sus famosas últimas palabras en el lecho de muerte: “Diles que tuve una vida maravillosa”.

Cito además el aforismo 68 (de 1931) de Cultura y Valor: “Veo la fotografía de los piratas corsos y pienso: los rostros son demasiado duros y el mío demasiado suave para que el cristianismo pudiera escribir algo en ellos. Los rostros de los piratas son terribles y a pesar de todo, con certeza, no están muy alejados de una vida buena y tan feliz como la mía, sólo que en otra dirección.”

Dice, además, en el aforismo 191 (de 1939): “Estoy sentado sobre la vida como el mal jinete sobre el caballo. Debo agradecer a la bondad del animal el no ser derribado ahora mismo.”

Wittgenstein sabía de su fragilidad, pero hay algo muy especial en sus palabras. Ellas, aunque muestran cierta intranquilidad, son sinceras y son pasionales. La pasión fue una virtud esplendida de Wittgenstein. Es gracias a ella que puede darse el lujo de sufrir una angustia y aun así decir con sinceridad que tiene una vida feliz. En esa pasión él sabe que está a la merced de su fragilidad, pero sabe también que a partir de ella puede vivir bien. Acá, la felicidad es tomada correctamente, no como un estado emocional, sino como un estado existencial. La felicidad no está en la sonrisa, está en la vida. (‘Sonríes poco’ me dijeron alguna vez. ‘Eso no significa que no sea feliz’ respondí)

Por supuesto, todo esto va perfectamente de la mano con la filosofía como autoterapia -y no como doctrina- que concebía Wittgenstein.

2 comentarios:

Schizoidman dijo...

De acuerdo. la sonrisa es más un estado físico a una reacción de. La felicidad "es en sí" y no un estado físico. Las concepciones de tranquilidad, risas... se enfocan en el efecto. Pero como toda concepción no es exactamente una regla determinista del comportamiento humano.

R.M.O. dijo...

la felicidad se ríe del determinismo.