Descarga Mundi Domini - Mundi Domini (2002)
jueves, 29 de enero de 2009
Mundi Domini - Mundi Domini (2002)
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domingo, 25 de enero de 2009
Kaoru Abe - 1972.1.12
sábado, 24 de enero de 2009
Go Obama
Obama como presidente nos hace sentir :
...más Wittgenstein
“La sabiduría es algo frío y, en esa medida, tonto. (La fe, por el contrario, una pasión) También podría decirse: la sabiduría sólo te encubre la vida. (La sabiduría es como una ceniza gris y fría que cubre las brasas.)”
Pregunto: ¿Y cuando Wittgenstein habla del arte como algo que también nos puede enseñar, no está concibiendo acaso una forma diferente de sabiduría? ¿Por qué entonces acá pareciera estarse echando por la borda a La sabiduría, como si fuera algo exclusivo de la ciencia y la exactitud y por lo tanto inservible? Se me podría decir: "Es que acá, cuando Wittgenstein dice ‘La sabiduría’, se está refiriendo a esa sabiduría en especial, la que se considera única y privilegiada, pero en realidad sí está teniendo en cuenta otros tipos de sabiduría." Bueno, a mí me parece que sin la aclaración eso no es algo que se podría decir con facilidad. Además ‘sabiduría’ no es el único término que Wittgenstein desdeña como equivocado y olvidable; también lo hace con términos como ‘teoría’, ‘ciencia’, ‘explicación’. Lo que hay que hacer con ellos es resignificarlos, entenderlos desde un aspecto distinto, no borrarlos! En el aforismo 300 Wittgenstein también opone la sabiduría a las pasiones, demostrando que no concibe el saber como algo que asombre. Este es probablemente el principal problema en la filosofía de Wittgenstein. Si él mismo postula los diferentes significados y sentidos en los diversos juegos del lenguaje, ¿por qué pareciera en tantas ocasiones que está entendiendo los términos antes nombrados desde un solo significado y sentido? No pretendo encerrarme en una lectura literal de Wittgenstein (cosa peor no se podría hacer -porque no se debe y porque no se puede-), pero al no aclarar explícitamente (y en tantos pasajes) la pluralidad de entendimientos de palabras como ‘sabiduría’ se me hace sencillo realizar esta crítica.
jueves, 22 de enero de 2009
Bailar con la ciencia, aprender con el arte
“Los hombres de hoy creen que los científicos están ahí para enseñarnos, los poetas y los músicos para alegrarnos. Que estos tengan algo que enseñarles es algo que no se les ocurre.”
Ok, acordamos en que la poesía y la música (el arte en general) pueden enseñarnos algo tan valioso como lo que nos enseña la ciencia, sin embargo aquí no se trata de tirarse abajo a un extremo para poner en el altar al otro. Lo que quiero decir es que sacudirnos de la actitud tradicional dogmática no implica sólo darnos cuenta de que el arte también nos enseña y no sólo nos alegra, sino que además de ello hay que darnos cuenta de que la ciencia tampoco puede solamente enseñarnos algo, sino que también puede alegrarnos. No se trata de restringir la admiración a un aspecto para valorar el aprendizaje en los dos, se trata de saber apreciar el pluralismo de posibilidades en ambos aspectos.
Esto parece ser muy bien entendido por Wittgenstein en el aforismo 230:
“El matemático (Pascal) que admira la belleza de un teorema en la teoría de los números, admira, por así decirlo, una belleza natural. Es maravilloso -dice- que los números tengan propiedades tan hermosas. Es como si admirara la regularidad de una especie de cristal.”
martes, 20 de enero de 2009
Wittgenstein se contradice
Aforismo 209 (de 1940) de Cultura y Valor:
“Algunas veces es necesario sacar una expresión del lenguaje y mandarla a limpiar; después se puede volver a poner en circulación”
1. ¿Sacar una expresión del lenguaje?
2. ¿Mandarla a limpiar?
Y qué pasó con el ‘descenso al caos’; y con el lenguaje imperfecto, móvil, cambiante; y con cada significado del lenguaje relacionado y sostenido con los otros significados, de modo que no se puede hablar de unos significados ajenos a los demás; y con las palabras que son hechos: ¿limpiamos los hechos? ¿los hacemos más puros?; y con todo juego de lenguaje al mimo nivel, sin que uno de ellos esté por encima del otro (¿cómo limpiamos una expresión?, ¿con un metalenguaje?).
A menos que alguien me haga notar mi incomprensión de ese aforismo, Wittgenstein se contradice.
Un filósofo que se contradice da muestras de sinceridad, de imperfección, de tener un pensamiento en constante movimiento, de no ir en búsqueda de verdades absolutas, de humanidad. La contradicción, más allá de confundir el intelecto, a mí sinceramente me enciende el espíritu, en ella se muestra la naturalidad del pensamiento de un filósofo. Cómo no contradecirse en esta tarea de constante cuestionamiento. Wittgenstein se contradice, pero no es simplemente eso. Cabe decir mas bien que Wittgenstein es uno no de los pocos filósofos que se atreve a contradecirse.
La filosofía como doctrina te exige la NO CONTRADICCIÓN. La filosofía como actitud (filosofía en un sentido socrático) no exige nada, pero permite la contradicción, en tanto que da lugar a la sincera (humana) imperfección.
domingo, 18 de enero de 2009
Gabriel!
Llega Peter Gabriel a Lima. Para qué más! Cualquier sueño se queda rechiquitito al costado de semejante notición.
(Si viene con Tony Levin, me rezo 7 ave marías. Si se toca algo de Genesis, me confirmo)
I Grieve
viernes, 16 de enero de 2009
Sobre la actitud religiosa
Resumo el problema del siguiente modo: el creyente típico cae en una lamentable dependencia en la que se quita de encima la responsabilidad de gran parte de sus actos y de su naturaleza ‘dadora de valores’ (maldito Husserl) para entregársela a una trascendencia que pone por encima de él. La consecuencia práctica de la creencia religiosa típica es la de la humillación frente a lo ‘absoluto’, a lo que dicta el pasado, el presente y el futuro, quedando el sujeto desprovisto de su libertad natural para decidir sobre su vida y para hacerla feliz. El creyente típico no vive su vida como absolutamente propia, no se hace consiente por lo tanto, del auténtico milagro que es la vida, y no se postula siquiera la posibilidad de una felicidad plena. Toda felicidad, todo suceso complaciente de la vida, es disminuido en la creencia de que uno no es total responsable de él (lo vemos todos los días y a toda hora; gente agradeciendo a ‘dios’ por esfuerzos propios que se apreciarían mucho más si no se entregara la responsabilidad a una trascendencia de la que se depende). El creyente típico practica, como parte fundamental y natural de su vida, la humillación frente a eso que es superior y que domina, juzga y exige. Se deja de mirar hacia adentro para abandonar en manos de algo exterior lo propio, lo interno. La consecuencia práctica de la creencia religiosa típica es la de la autolimitación como ser humano (autoenajenamiento se podría haber dicho con Marx), hay una venda en los ojos que no permite verse para adentro y que por el contrario le provee demasiada importancia a lo externo. Hay dependencia, esclavitud frente a lo que es ajeno, que no debería dominarnos, debería nutrirnos.
Entonces, creo que la crítica no apunta la creencia religiosa en general, sino a este tipo de creencia cristiana de la que estoy rodeado, en la que se sobredimensiona la palabra ‘dios’ de modo que deja de ser algo que nutre y enriquece la vida (toda creencia puede hacerlo), para pasar a ser algo que acobarda y humilla. Creo que la experiencia religiosa puede ser entendida de un modo mucho más enriquecedor, de modo que no se vaya en busca de algo externo que nos sostenga, sino que se encuentre en uno mismo aquello que permita sostenerse independiente y libremente. Es decir, una religión como pasión en lo profundo, no como entrega a algo externo. Una religión en la que el término ‘dios’ se haga paralelo a los términos ‘pasión’, ‘felicidad’, ‘existencia’. Una experiencia de dios en la que no se dependa de él, sino que se lo tome como algo que permita a uno mismo extenderse en una vida propia y extraordinaria, y de la que uno se sabe responsable. ‘Dios’ no como limitación trascendente, sino como liberación inmanente.
Un buen ejemplo del creyente que no se limita a la convención práctica que supone pertenecer a una religión es Wittgenstein, quien en el siguiente aforismo (161 de Cultura y Valor) se refiere a uno de los problemas claves en esta noción típica de la creencia religiosa cristiana: la iglesia, sin que con ello se haga a un lado la sincera experiencia religiosa de dios. (el feeling tormentoso de las palabras le da, sin dudas, un aire especialísimo a la religiosidad que intuimos en Wittgenstein):
“La fuente que fluye mansa y transparente en los Evangelios, parece encresparse en las Epístolas de Pablo. O cuando menos a mí me lo parece. Quizás sea sólo mi propia impureza la que ve aquí turbiedades; pues ¿por qué no habría de turbar esta impureza lo claro? Pero, a mí me parece ver aquí pasiones humanas, como orgullo o ira, lo que no concuerda con la humildad de los Evangelios. Como si aquí se subrayara la propia persona y se hiciera como acto religioso, lo que es ajeno al Evangelio. Quisiera preguntar -y ojalá no sea una blasfemia-: “¿Qué habría dicho Cristo a Pablo?” Pero se podría responder con justicia: “¿Qué te importa? ¡Ocúpate de ser tú mejor! Tal como eres, ni siquiera puedes entender lo que aquí pueda ser la verdad.” Me parece que en los Evangelios todo es más sencillo, más humilde, más simple. Allí hay chozas; en Pablo, una iglesia. Allí todos los hombres son iguales y Dios mismo un hombre; en Pablo hay ya una cierta jerarquía: dignidades y cargos. -Así me lo dice casi mi OLFATO.”
miércoles, 14 de enero de 2009
Ayax
“Así partió el monstruoso Ayax, baluarte de los aqueos, sonriendo con feroz rostro…” (Ilíada, Canto VII, 211-212)
lunes, 12 de enero de 2009
Prueba de Sonido
Para que estalle el universo, haga click aquí
sábado, 10 de enero de 2009
miércoles, 7 de enero de 2009
Wittgenstein
Se piensa mucho en Wittgenstein como un hombre que sufrió una vida atormentada y llena de angustias espirituales, sin embargo hay más de un indicio a partir del que podemos pensar en un Wittgenstein que mas bien fue feliz. Tenemos por ejemplo sus famosas últimas palabras en el lecho de muerte: “Diles que tuve una vida maravillosa”.
Cito además el aforismo 68 (de 1931) de Cultura y Valor: “Veo la fotografía de los piratas corsos y pienso: los rostros son demasiado duros y el mío demasiado suave para que el cristianismo pudiera escribir algo en ellos. Los rostros de los piratas son terribles y a pesar de todo, con certeza, no están muy alejados de una vida buena y tan feliz como la mía, sólo que en otra dirección.”
Dice, además, en el aforismo 191 (de 1939): “Estoy sentado sobre la vida como el mal jinete sobre el caballo. Debo agradecer a la bondad del animal el no ser derribado ahora mismo.”
Wittgenstein sabía de su fragilidad, pero hay algo muy especial en sus palabras. Ellas, aunque muestran cierta intranquilidad, son sinceras y son pasionales. La pasión fue una virtud esplendida de Wittgenstein. Es gracias a ella que puede darse el lujo de sufrir una angustia y aun así decir con sinceridad que tiene una vida feliz. En esa pasión él sabe que está a la merced de su fragilidad, pero sabe también que a partir de ella puede vivir bien. Acá, la felicidad es tomada correctamente, no como un estado emocional, sino como un estado existencial. La felicidad no está en la sonrisa, está en la vida. (‘Sonríes poco’ me dijeron alguna vez. ‘Eso no significa que no sea feliz’ respondí)
Por supuesto, todo esto va perfectamente de la mano con la filosofía como autoterapia -y no como doctrina- que concebía Wittgenstein.
martes, 6 de enero de 2009
Peeing with L.D.
Todos los días se aprende algo nuevo, suelen decir.
lunes, 5 de enero de 2009
La frenología
El exceso que comete esta pseudociencia va de la mano con, por ejemplo, el afán de Laplace por concebir un determinismo que no sólo tendríamos que aceptar, sino que además podríamos conocer a través de alguna ciencia unificada, exacta y universal. Hoy en día la frenología que está dejada de lado por su radicalidad injustificada, pero ciertamente influenció mucho en los posteriores estudios del cerebro como determinante de la psicología de los individuos.
domingo, 4 de enero de 2009
Wittgenstein y Supertramp: más deleite y menos lógica
“Me es indiferente que el científico occidental típico me comprenda o me valore, ya que no comprende el espíritu con el que escribo. Nuestra civilización se caracteriza por la palabra ‘progreso’. El progreso es su forma, no una de sus cualidades, el progresar. Es típicamente constructiva. Su actividad estriba en construir un producto cada vez más complicado. Y aun la claridad está al servicio de este fin; no es un fin en sí. Para mí, por el contrario, la claridad, la transparencia, es un fin en sí.
No me interesa levantar una construcción, sino tener ante mí, transparentes, las bases de las construcciones posibles.
Así pues, mi fin es distinto al del científico y mi manera de pensar diverge de la suya.”
Tenemos aquí varios temas que grafican sobre todo la actitud con la que Wittgenstien hacía filosofía; este es un ámbito que, en este autor, no puede ser pasado por alto, pues en él la actitud y la filosofía se hacen una sola cosa, haciéndose así a un lado la separación entre ‘pensamiento filosófico’ y ‘actitud en la vida’.
La crítica que Wittgenstein hace de la ciencia se percibe, demasiadas veces, como una crítica dirigida en general a toda actitud científica. Sin embargo en este aforismo Wittgenstein hace bien en aclarar que la ciencia que rechaza es la del ‘occidental típico’. Y creo que en el fondo la crítica siempre está dirigida en este sentido; es decir, la ciencia que se rechaza es aquella que pretende hacerse pasar como la única con un discurso privilegiado que se acerca a la realidad para determinarla con la exactitud de una verdad percibida sólo desde un punto de vista. Esto es algo que podemos derivar de algunos pasajes de Wittgenstein, sin embargo creo que él cae muchas veces en el error de atacar a toda la ciencia y (como algunos suelen decir) tirar la batea con todo y el bebe adentro, es decir, desechar a toda la ciencia, cuando sólo se tendría que desechar a aquella que inmoviliza y empobrece desde su pretensión de Verdad y Unicidad. En el aforismo 28, por ejemplo, Wittgenstein dice en un momento que “Para asombrarse, el hombre -y quizá los pueblos- debe despertar. La ciencia es un medio para adormecerlo de nuevo.” Estoy de acuerdo con Wittgenstein, sin embargo hay que aclarar que no se rechaza toda ciencia, sino sólo aquella que era tan común en la época en la que él vivió: la de actitud dogmática.
Sin embargo no se trata sólo de un rechazo a la ciencia, Wittgenstein reniega de toda la sociedad que lo rodea y que él siente como cargada de una actitud que es lejana a su filosofía y a aquello que el quiere resaltar: lo cambiante, lo múltiple, lo visto desde muchos puntos de vista, lo corporal, lo lúdico, lo cotidiano, etc. Esto se ve en el aforismo 29, que es un esbozo de un prólogo escrito por Wittgenstein para las Investigaciones Filosóficas (prólogo que finalmente no se utilizó): “Este libro ha sido escrito para quienes se acercan amistosamente al espíritu con el que fue escrito. Creo que este espíritu es distinto al de la gran corriente de la civilización europea y americana. El espíritu de esta civilización, cuya expresión es la industria, la arquitectura, la música, el fascismo y el socialismo de nuestra época, es ajeno y antipático al autor.”
No hablo más de Wittgenstein y paso a confesar el verdadero sentido de este post, es decir, continuar con la celebración por la llegada de Roger Hodgson a Lima. Qué mejor forma de celebrar que recordando esta dimensión de la filosofía wittgensteniana y recordando a la vez una canción de Hodgson en la que la letra lleva mucho de tal actitud que rechaza el intento de concretizar y racionalizar todo aspecto, cuando podemos mas bien rescatar un acercamiento más estético y deleitante con los múltiples aspectos de la realidad (de la vida):
Lo fácil en lo ingenuo: Israel y Hamas
Lo más sencillo y común hoy en día es gritar a los cuatro vientos que “la invasión es mala! Israel es malo! Pobre Palestina!”. ¿De qué nos sirve eso? No sólo no sirve de nada, sino que además es muy irresponsable, porque se escapa del análisis profundo y serio que realmente nos va a ser útil para aclarar la situación y guiarla por un mejor camino. No abogo por Israel, ni estoy de acuerdo con la invasión armada, pero considero que hay más de un punto que tendríamos que tomar en cuenta para darle real luz al problema.
¿Por qué actúa Israel así? Hasta hace poco tiempo existía una tregua entre Israel y Palestina, tregua que había durado 6 meses y que fue rota unilateralmente por el grupo Hamas, exigiendo que Israel cumpla con las condiciones con las que se habían comprometido. Lo cierto que es esta ‘tregua’ nunca se dio más allá de los discursos. En la práctica, los problemas seguían ocurriendo de ambos lados, no sólo de uno, como pretendió pintarlo el grupo armado Hamas, y como todos apaciblemente quisieron creer. Israel había incursionado militarmente en territorio de Gaza y se había impuesto el bloqueo a la población. La política de expansión nunca se detuvo. Por otro lado, el grupo armado Hamas había continuado lanzando sus misiles a territorio de Israel, y se había negado a liberar a presos israelíes que debían haber sido devueltos a su tierra de acuerdo a lo pactado.
sábado, 3 de enero de 2009
Fichte y el determinismo
“Inténtalo si quieres con este granito de arena. Imagínatelo yaciendo unos pasos más tierra adentro. Entonces, el viento que lo trajo del mar hubiera tenido que ser más fuerte de lo que realmente fue. Y el tiempo meteorológico precedente, que determinó el viento y el grado de su fuerza, hubiera tenido que ser también diferente a como fue, y su antecesor. Y continuando así hasta lo indefinido e ilimitado, igualmente hubiera tenido que ser diferente la temperatura del aire y la propiedad de los cuerpos que se dejan influir por esta temperatura y que, a su vez, influyen. ¿Cómo puedes saber -pues no se nos ha permitido penetrar en el interior de la naturaleza mientras tratemos de puras posibilidades- si con aquel tiempo del universo que hubiera sido necesario para llevar un poco más lejos este granito de arena, no hubiera muerto alguno de tus antecesores de hambre, frío o calor, y no hubiese engendrado al hijo del que desciendes?...
… ¿por qué he de ocultarme por más tiempo la melancolía, el horror, el espanto, que me conmueven mi interior, después que he visto cómo terminará el análisis?... ¿no puedo permitirme al final que este desenlace contradiga mis sensaciones, deseos y exigencias más profundos e íntimos?”
viernes, 2 de enero de 2009
Los múltiples universos de Everett
“Podemos concebir una colección enorme de universos -un conjunto de mundos- cada uno de los cuales difiere ligeramente de los demás y de manera que toda combinación de valores de las constantes y toda disposición de condiciones iniciales se ejemplifica en alguno de ellos.”
La teoría de Everett es aceptada por más de un físico (entre ellos Stephen Hawking), pero ello no significa que se crea en la real existencia de múltiples universos, sino que lógicamente la teoría puede ser considerada como correcta: los hechos físicos traen consigo múltiples posibles consecuencias, y es una de ellas la que se da en el mundo. A mí me parece que el gran punto a favor de esta teoría es precisamente hacer notar que no es una sola consecuencia física la que se hace posible, sino que hay varias de ellas. Es decir, hay una causalidad física obvia en el universo, sin embargo la relación no se da entre una causa y un efecto, sino que de una causa surgen múltiples posibilidades de efectos. A partir de esto, en vez de postular la posibilidad de múltiples universos existentes, sería más conveniente aceptar al azar como factor importantísimo en la constitución como hecho del mundo de una de estas posibles consecuencias.
jueves, 1 de enero de 2009
Phineas Gage
Phineas Gage era un obrero de 25 años que trabajaba como jefe de cuadrilla en la construcción de una línea de ferrocarril en Vermont, Estados Unidos. Al parecer Gage era un hombre responsable, tranquilo y de fácil trato con los demás. El 14 de septiembre de 1848 decidió realizar la tarea de dinamitar una gran roca que estaba en medio del camino por el que debía pasar la vía del tren. Perforó la roca y la comenzó a rellenar con pólvora. En seguida, tomo una barra de hierro y comenzó a empujar la pólvora hacia el fondo del orificio. Mientras este trabajo era realizado, la barra de hierro se frotó contra una de las paredes de la roca y provocó una chispa. Esta hizo explotar la dinamita y sacó disparada a gran velocidad la barra de hierro de más de un metro de largo, 3 centímetros de diámetro y 6 kilogramos de peso con la que trabajaba Gage. La barra perforó su cabeza ingresando por la parte superior de la mejilla izquierda y saliendo por la parte superior del cráneo. En su camino, la barra perforó el cerebro en la zona del lóbulo frontal.
Phineas Gage no murió a causa del accidente e incluso no perdió la conciencia y estaba aun en capacidad de hablar y de darse cuenta de lo sucedido. Tras haberlo examinado, los médicos se sorprendieron de ver que sólo 6 horas después Gage tuviera todos sus sentidos de la percepción intactos. Ni su lenguaje, ni sus sentidos del tiempo y del espacio habían sido afectados. Sin embargo, en los siguientes días se tuvo que luchar contra la posibilidad de infección de la herida, que sí podía haber asegurado la muerte de Gage. Tal cosa no sucedió y después de dos meses fue dado de alta, con la total intención de Gage de volver a trabajar. Lo que sucedió luego es lo que interesa en el estudio de la neurociencia. Phineas Gage se recuperó plenamente en sus capacidades físicas, sin embargo, su personalidad parecía haber cambiado. De ser un tipo sociable y tranquilo, pasó a ser alguien con tendencias a la violencia y al mal humor. La psicología de Gage había cambiado considerablemente tras la modificación que había sufrido en un ámbito físico del cerebro. Las siguientes son las palabras del doctor que lo examinó en el accidente y tras él:
“Aunque su salud física parece haberse recuperado, el equilibrio entre sus facultades intelectuales y sus tendencias más animales parece haberse destruido. Es irreverente, agresivo, dado a exclamaciones profanas y vulgares (lo cual no era su costumbre), manifestando muy poca deferencia hacia sus compañeros, impaciente para realizar sus deseos, obstinado y al mismo tiempo caprichoso y vacilante, haciendo planes para el futuro que más tardan en ser planeados que en ser abandonados… En este aspecto su mente cambió radicalmente, tanto que sus amigos y conocidos dicen de él que ‘ya no es Gage’”
Tras el accidente perdió varios trabajos o renunció constantemente a ellos, se divorció y se alejó de todos aquellos que antes eran sus amigos. Luego vivió vagabundeando por los Estados Unidos, mostrándose como un milagro viviente. Murió años más tarde y hoy el cráneo y la barreta se exhiben en el museo de la Escuela de Medicina de Harvard, en Massachussets.