miércoles, 18 de noviembre de 2009

jueves, 8 de octubre de 2009

Chao

Bueno, paso a abandonar este blog. Esto ya dejó de tener vida y sólo necesita de un empujoncito para que sea disecado. Aquí estuve acompañado por las sombras -y nada más que las sombras- de algunas otras personas que dejaré divagando por aquí, por si algún día se les iluminara la vida y quisieran hacer algo con el blog.

Paso ahora a publicar sólo en mi blog personal
: Singularidad Vertiginosa.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Watchmen XII (b)

2. Cronología

Dejo esta cronología de los hechos más importantes del comic, desde la primera aparición de un vigilante hasta la consumación del plan de Veidt. Al lado de cada evento apunto la referencia exacta (número de capítulo y número de página) de donde he sacado la fecha de cada evento.

1938
– Primera aparición de Hooded Justice (el primer vigilante). [I, texto final]

1939
– Nite Owl I (Hollis Mason) comienza a ser visto en las calles. [II, texto final]
– Primera fiesta de Navidad de los Minuteman. [II, texto final]
– Nace Adrian Veidt (Ozymandias). [XI, 8]

1940
– Comediante intenta violar a Sally Jupiter. [II, texto final]
– Nace Walter Joseph Kovacs (Rorschach). [VI, 2]

1942
– Comediante está trabajando para el gobierno en el pacífico Sur. [II, texto final]

1945
– Bomba atómica en Hiroshima. [IV, 3]

1946
– The Silhouette (Ursula Zandt) es revelada en la prensa como lesbiana. La expulsan de los Minutemen y tras seis semanas es asesinada. [II, texto final]
– Dollar Bill es asesinado.

1947
– Sally Jupiter abandona el grupo y se casa con su agente. [II, texto final]

1948
– Jon Osterman ingresa a Universidad de Princeton. [IV, 3]

1949
– Nace Laurie Juspeczyk. [II, texto final]
– Los Minutemen se separan. [II, texto final]

1956
– Veidt, a los 17 años, queda huérfano y comienza sus viajes por las rutas de Alejandro. [XI, 8]

1958
– Jon Osterman se gradúa en un doctorado de Física Atómica. [IV, 3]
– Veidt comienza a disfrazarse del vigilante Ozymandias. [III, texto final]

1959
– Osterman entra a trabajar a Gila Flats con 30 años. Conoce a Janey Slater. [IV, 5]
– En agosto le ocurre el accidente a Jon Osterman . [IV, 7]
– En noviembre aparece por primera vez Dr. Manhattan. [IV, 10]

1960
– Dr. Manhattan es hecho público. [IV, 13]
– Hollis Mason (primer Nite Owl) conoce a Ozymandias y al Dr. Manhattan. En la misma fiesta de caridad Veidt conoce al Dr. Manhattan. [IV, 14]

1962
– Hollis Mason decide retirarse y abrir su mecánica de autos. [III, texto final]

1965
– Rorschach trabaja con segundo Nite Owl. [VI, 15]

1966
– Reunión para formar ‘Crime Busters’. [IV, 17]
– Janey Slater abandona a Manhattan. [IV, 18]

1967
– La compañía “Dimensional Develoments”, financiada por Veidt, comienza a contratar a quienes luego se indicará como víctimas de contagio de cáncer por parte de Manhattan. [VIII, 4]

1970
– Veidt compra secretamente una isla. [XI, 24]

1971
– Presidente Nixon le pide a Manhattan que intervenga en la guerra de Vietnam. [IV, 19]
– Wally Weaver muere de cáncer. [IV, 19]

1974
– Captain Metropolis muere decapitado en un choque de autos. [I, 19]

1975
– Ozymandias se retira. [IV, 21]
– Rorschach mata a dos perros y quema vivo al dueño de ellos tras descubrir que la niña secuestrada a la que iba a rescatar ya había sido asesinada y dada de comer a los animales. Nace el Rorschach más crudo y nihilista. [VI, 18]

1977
– Protesta de la ciudad contra vigilantes. [IV, 22]
–Se aprueba Acta Keene; vigilantes son ilegales. Manhattan y Comediante siguen trabajando para el estado. [IV, 23]

1981
– Manhattan y Laurie se van a vivir a los cuarteles militares de New York. [IV, 24]

1983
– Escritor Max Shea desaparece, al igual que otros artistas. [VII, 13 y VIII texto final]

12/octubre/1985 (sábado) – Asesinato del Comediante (una semana antes va a visitar a Moloch).

16 octubre – Funeral de Comediante.

19 octubre – Manhattan pelea con Laurie y es acusado en programa de causar cáncer a sus cercanos. Se va a Marte.

20 octubre – Rusia invade Afganistán.

21 octubre – Intentan asesinar a Veidt y policía captura a Rorschach.

26 octubre – Nite Owl II y Silk Spectre II salen en ‘Archie’, la nave de Nite Owl, y rescatan a gente de un edificio en llamas. Roschach ataca a otro convicto en la cárcel.

31 octubre – Nite Owl II y Silk Spectre II rescatan a Rorschach de la cárcel. Nite Owl I es asesinado.

1 noviembre – Rorschach y Nite Owl II deciden ir al refugio de Veidt en la Antártica.

2 noviembre – Veidt teletransporta a su ‘monstruo’ a New York.


Watchmen XII (a)


Bueno, no queda mucho que decir (en realidad queda demasiado, pero apelo a mi condición de ser limitado –y somnoliento). Quiero terminar con un par de cosas que intentaré aclarar lo más que pueda. Primero intentaré describir en qué consiste -paso a paso- el plan de Veidt. Luego pondré una cronología lo más completa posible sobre los hechos en el cómic.

1. El plan de Veidt

Adrian Veidt habría comenzado a disfrazarse del vigilante Ozymandias en 1958, dando el primero de sus pasos para conseguir aquello que se había propuesto tras sus viajes por las rutas que siguió alguna vez Alejandro de Macedonia: alcanzar las metas de tal personaje y superarlas, logrando aquello que él no consiguió en su tiempo, es decir, construir una unidad del mundo. Sin embargo, luego de un tiempo en tal actividad, Veidt se daría cuenta de que no conseguía gran cosa con lo que hacía, enfrentándose a nada más a los síntomas de una enfermedad mucho más grande y mucho más problemática. Pero no es hasta 1966, cuando el Comediante lo confronta directamente (en la fallida reunión de los ‘Crimebusters’), que Veidt abre los ojos a la verdadera situación ridículamente decadente del mundo y de la actividad que ellos pretendían realizar: la de ‘superhéroes’ salvadores de un mal que en realidad ni tocaban, y que no iban a poder evitar. Luego de esto él comienza a analizar la situación detalladamente, apelando a su inteligencia para leer los signos que veía en el mundo y para intentar comprender cuál podría ser la solución que lo saque de su inevitable autodestrucción.

Es entonces en 1967, tan sólo un año después de la reunión en la que tiene la confrontación con el Comediante, que la empresa “Dimensional Developments”, financiada por Veidt, comienza a contratar a personas que han estado vinculadas con Dr. Manhattan (quien ya había sido hecho público en 1960). Es de este modo que Veidt comienza a exponer a estas personas a radiación, provocándoles cáncer sin que ellas lo noten. Ya aquí se está pensando en Manhattan como un estorbo principal para el plan que se quería realizar, se comienza a enfermar a estas personas para que sirvan de futuras “armas contra Jon (Dr. Manhattan)” [cap. XI, p. 24]. En 1970 Veidt compra secretamente una isla y en 1975, comprendiendo que dentro de poco los vigilantes entrarían en una crisis frente a la sociedad, se retira y hace pública su identidad, ganando apreciación y popularidad, encaminándose exitosamente para el futuro de sus empresas comerciales. Una vez retirado, Veidt sólo se dedica a seguir pacientemente, paso a paso, su plan. Para 1983 se lleva al escritor Max Shea a su isla secreta, al igual que a otros artistas, a un gran científico especialista en eugenésica y a un gran número de gente capacitada para el trabajo científico (a todos les paga una gran cantidad de dinero para que desaparezcan de la sociedad y dejen de lado todo aquello que poseen en ella; su trabajo debía ser absolutamente secreto y aislado). Así mismo, roba la cabeza completa del cadáver de un psíquico y clarividente muerto, interesado sobretodo en su cerebro.

Lo que sigue es el proceso que ocurrió en la isla. Allí, puso a trabajar a todas las personas a las que se había llevado, haciéndoles saber que estaban realizando una película producida en total secreto. Sin embargo la tarea que ellos realizaban tenía un propósito muy diferente. Los dedicados a la ciencia, liderados por el especialista en genética, clonaron el cerebro del psíquico y clarividente que habían robado, pero amplificándolo, haciéndolo mucho más grande y más poderoso. Mientras tanto se iba creando el cuerpo de una criatura monstruosa, inspirada en los dibujos, relatos e ideas de los artistas a los que Veidt había llevado a la isla. A esta criatura monstruosa se le implanta el cerebro que se había clonado. Este cerebro, al ser clonado del de un psíquico muy joven y poderoso, tenía la capacidad enorme de funcionar como un ‘resonador psíquico’, amplificando y transmitiendo señales psíquicas hacia otras mentes humanas (tal y como lo hace el psíquico o clarividente). Así pues, luego se pasó a codificar e insertar información al cerebro clonado. Información provocada por los trabajos de los artistas (entre ellos las descripciones de un mundo alienígena de Max Shea, las imágenes de una pintora surrealista, los sonidos extraños de una compositora avant-garde). Toda esta era información terrible, muy traumática y muy sombría. Aquí se nos revela la importancia de que hayamos estado siguiendo el cómic que lee el joven negro en el puesto de periódicos. Este cómic sobre un náufrago desesperado, tan crudo y escalofriante, le pertenece a Max Shea, escritor llevado a la isla, y por lo tanto, artista colaborador con la información que se le introdujo al gran cerebro clonado. Moore no nos ha estado mostrando este cómic sólo como un instrumento para lograr el excelente simbolismo entre la historia del naufrago y la historia del mundo de Watchmen, sino que a lo largo de nuestra lectura de tal cómic dentro del cómic vamos conociendo cuál es el tipo de artista que Veidt se ha llevado a su isla, y cuál es el tipo de información aterradora que quiere introducir en el cerebro clonado. Experimentar el terror del relato es experimentar el terror que Veidt pretendía introducir en el gran cerebro, para que este lo proyecte psíquicamente a otras mentes.

Lo que se pretendía hacer -y se hizo- con el monstruo poseedor de tal cerebro es lo siguiente: gracias a la presencia del Dr. Manhattan en el mundo, se podía tener la convicción de que la teletransportación era posible, sin embargo esta no podía ser lograda con un ser viviente, ya que este no llegaba vivo a su destino. Cualquier cosa viva que se intentaba transportar llegaba, como máximo, a materializarse en el lugar del espacio indicado y generaba una explosión. Esto es lo que finalmente permitió que el plan de Veidt se cierre en un círculo perfecto. La criatura monstruosa sería teletransportada a New York, y a su llegada moriría y generaría una explosión con consecuencias físicas. Pero lo más importante estaría en lo que ocasionaría el cerebro que llevaba la criatura. Este, por el shock de la teletransportación, generaría una especie de explosión psíquica que proyectaría -en sus capacidades clarividentes- toda aquella información terrible que le había sido introducida hacia otros sujetos. Así, mucha gente moriría por la explosión física, mientras otros morirían por el terrible shock que significaría tal cantidad de información terrible recibida de golpe. Otros se volverían inmediatamente locos ante tan repentina y grotesca sensación. Pero además, lo que a mí me parece lo más importante, ante la inmensa capacidad psíquica del cerbero clonado, todas las mentes del mundo quedarían afectadas por varios años, teniendo horribles sueños continuamente [p.10]. Así pues, nadie dudaría que todo el planeta había sido atacado por una fuerza extraterrestre tan fuerte como para provocar tal efecto psicológico en todos. Se tendría la convicción de que una fuerza de ese tipo, que amenazaba a todos por igual, debía ser enfrentada con la unión de todos los frentes del mundo, obligándolos a dejar de lado sus diferencias para enfrentar a este terrible enemigo común que de pronto se les había presentado.

Teniendo esto en cuenta, ya se podría hacer una mejor lectura de que cuál es la forma en que Veidt estaría entendiendo al bien y a la unidad del mundo. Antes había advertido sobre la ausencia de preocupación por la dimensión espiritual o emocional del ser humano en los fines que se propone lograr el plan de Veidt. Esto se hace claro teniendo en cuenta las consecuencias de la teletransportación de la critatura a New York. El bien logrado después del terrible evento es nada más que práctico. Se ha logrado que las naciones se unan para enfrentar a un mal demasiado superior a ellos; se ha logrado una paz superficial y puramente concentrada en las consecuencias materiales del mundo. No habrá guerra ni destrucción, pero el espíritu de todos los seres humanos, de todo el mundo, queda dañado muy sensiblemente. Por largo tiempo nadie será capaz de evitar los terribles sueños y el terrible recuerdo que provoca la catástrofe de New York. En un sentido puramente pragmático el mundo ha quedado salvado, pero en un sentido espiritual, profundo, el ser humano ha quedado condenado al temor e impotencia interminables de la convicción de que hay algo mucho más grande y poderoso que ellos que los está acechando. Las constantes pesadillas a las que están condenados los sujetos les recordarán a cada momento esa impotencia, y generarán un terror escalofriante en el interior de cada ser humano, en la profundidad de sus subjetividades; mientras tanto, podrán sonreír hacia fuera, fingiendo felicidad por la ausencia de guerras internacionales, pero sintiendo la terrible guerra interior que los domina. La Humanidad como raza ha sido puesta a salvo, pero la humanidad de cada uno ha sido condenada a un miedo talvez peor que el que estaba antes instaurado por la posibilidad del inicio de una guerra nuclear entre los países poderosos del mundo. Antes al menos estaba en las manos de la humanidad misma si se autodestruían o no. Ahora se cree que ya ni siquiera eso está en sus manos, ahora su salvación pende de nada más que de la esperanza de mantenerse unidos ante algo que ya no está en sus manos y que los supera en demasía. La Humanidad apachurrada entre sí para protegerse del frío que los enviste desde afuera, pero aun sintiendo el hielo interno que martiriza a cada sujeto.

Estas son las consecuencias del éxito del plan de Veidt, de la humanidad engañada para siempre por un plan maquinado lógica e intelectualmente desde sus raíces por un hombre que no sintió nunca conexión real con el ser humano, y que por lo tanto no lo conoce profundamente. Veidt mata a todos los implicados en la realización de su plan, y compromete a los que saben en qué consiste con que no dirán nada, ya que decir algo supondría devolver al mundo a la crisis en la que había caído antes (y ciertamente a una crisis mucho peor). Así entonces, el éxito del plan reside en el hecho de que todos ignoren que se trata de algo maquinado en la misma superficie del planeta por un hombre como cualquier otro. Pero ya todos sabemos qué pasa en la última viñeta del comic –que más emocionante (y a la vez angustiante) no puede ser.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Watchmen XI (b)

Ahora quiero referirme un poco a lo que me llama la atención en la personalidad de Veidt: su actitud es, claramente, de corte intelectualista. Está convencido de que es a partir de la razón, del correcto uso del intelecto humano, que es posible salvar al mundo del desastre en el que ha caído. Y está convencido, sobretodo, de que él posee esa capacidad intelectual. Así, no busca comprender al mundo desde cerca, en su abundante pluralidad y en su dañado espíritu (al contrario, manipula tal espíritu para encaminar exitosamente las ventas de sus empresas), busca más bien alejarse e intentar entender analíticamente, intelectualmente, cuál es el modo en que el mundo pueda llegar a ser uno, a vivir bien en un sentido más práctico que ético -esta ausencia de lo espiritual en el plan de Veidt se ve mejor teniendo en cuenta las secuelas que deja la ‘explosión psíquica’ que da lugar la criatura teletransportada (tema que trataré en el post del último capítulo). Veidt dice claramente que nunca sintió conexión con alguna otra persona, creció enormemente en su dimensión intelectual, pero en su dimensión emocional -espiritual- nunca tuvo la oportunidad de desarrollarse, nunca se encontró con la diferencia del otro, siempre se consideró como un hombre superior a los demás, muy alto para ellos, una perfección dentro de la abundante imperfección. Veidt tiene la clásica actitud ilustrada que considera a la dimensión emocional del ser humano como algo poco importante frente a la dimensión racional, a la dimensión lógica capaz de ver la verdad y de progresar a partir de ella. Veidt cree haber visto la verdad, pero su falta de espiritualidad, de conexión real con otras personas, lo hacen ajeno a la comprensión ética de la situación; él no comprende más que pragmática y utilitaristamente el contexto problemático del mundo. No comprende; analiza y juega con la situación de las personas, las manipula para que actúen de acuerdo a la conveniencia práctica que él cree es la más favorable. No hay ni una pizca, en Veidt, de aquello que se identifica hermenéuticamente como ‘diálogo’: la aceptación y comprensión de la diferencia, en donde ella no es un aspecto a superar, es más bien un aspecto a aprovechar, es decir, un aspecto a partir del que enriquecer nuestras propias perspectivas. Veidt lucha más bien por una unidad del mundo, se empecina en que el plan que saque al mundo de sus problemas debe ser armado de forma lógica y debe hacer lo que sea necesario para cumplir sus objetivos (el corte lógico del plan fue muy bien leído por Rorschach desde el inicio de sus sospechas). La mirada de Veidt, puesta en la unidad, no presta atención a las singularidades de cada sujeto. Así, no tiene problemas para sacrificar a personas (por ejemplo: los tres a los que les provocó cáncer; todos aquellos a los que llevó a trabajar a la isla y luego mató; el hombre al que mató con una píldora, a quien él mismo contrató para que lo asesine), obviando la particularidad de cada espíritu, preocupándose sólo en la universalidad de lo intelectual.

Y qué otro personaje que el periodiquero para referirse a esta conexión espiritual entre las personas. Él le dice al joven negro que lee el comic a su lado que la gente no busca hacer contacto entre sí, y que tal falta de contacto (de comprensión del otro) es el motivo de que el mundo se encuentre como está. El periodiquero mismo ha pasado por esa experiencia con el joven negro, y es conciente de ello. Días tras días han estado uno al lado del otro. El joven leyendo una y otra vez el comic, metido en lo suyo. Y el periodiquero hablando y hablando del mundo, sin ser nunca escuchado, y sin esperar ser escuchado; él prácticamente habla consigo mismo, reflexionando sobre la situación del mundo y renegando de los males de la sociedad; una sociedad a la que le quiere advertir su mal, pero que no lo escucha, y por eso vuelve siempre a renegar de ella. Al final de este capítulo ambos personajes hacen cierto contacto. El periodiquero se sorprende de que ambos tengan el mismo nombre, casi como buscando asombro en las cosas más inesperadas para calmar su temor. Y el joven, aunque le responde de forma fría, le responde con la suficiente calidez como para que se genere un contacto -aunque sea mínimo- entre ambos. Por ello es tan conmovedora la última secuencia de cuadros de este capítulo, aquella en la que ambos personajes están en el centro de la explosión y se abrazan ante ella. El joven busca impulsivamente, casi inconcientemente, al periodiquero, quien hace lo mismo con él. El periodiquero lo cubre de la explosión con su cuerpo y ambos la padecen abrazados, encontrándose el uno al otro en el gran momento de la última crisis. Esta secuencia de seis cuadros es, sin dudas, mi favorita de todo el cómic. En ella se resume el sentimiento de una humanidad que está perdida y asustada; los dos personajes se abrazan para protegerse de la desgracia, de la terrible desesperanza que los acecha hace tanto tiempo y que ahora viene a llevárselos. Las imágenes muestran un color blanco que se va apoderando cada vez más del espacio, muy parecido a la imagen del accidente de Jon Osterman, cuando se convierte en el Dr. Manhattan. El accidente de Osterman ocurre en una máquina que separa a los objetos de su ‘campo intrínseco’, de su elemento más íntimo y esencial: antes yo había identificado al campo intrínseco de Osterman (y, por lo tanto, del ser humano) como la capacidad de poder manipular físicamente a los objetos, y sin embargo no poder hacer conexión emocional con las personas. En la escena de la explosión final los dos personajes se buscan mutuamente y se abrazan, como liberando su elemento más íntimo en ese momento -uno opuesto al que se liberó en Osterman: el de buscar contacto y conexión emocional -espiritual- con otra persona. Dos dimensiones de la vida humana que son liberadas en distintas situaciones. El campo intrínseco manipulador se liberó en un accidente científico; el campo intrínseco espiritual, comprensivo, dialogante, se liberó en medio de la calle, en medio de toda la gente común y corriente que se hunde en impotencia y horror cuando llega el momento del que se han estado advirtiendo a sí mismos por mucho tiempo.

Watchmen XI (a)


Este es, probablemente, mi capítulo favorito. En este se consolida el plan de Veidt, encaminado por años para intentar cumplir la misión de salvar al mundo de la condición decadente en la que se encuentra. Esta sería entonces, aparentemente, la única acción -realizada por alguno de los personajes del cómic- hecha sin tener en cuenta únicamente los propios intereses, apelándose más bien a un fin objetivo y último que beneficie a todas las personas (sin importar la tenebrosidad de los medios). Aparentemente. Veamos qué pasa con Veidt en este capítulo.

Parto de la ‘reunión’ que tiene con sus sirvientes vietnamitas, a quienes habla de su pasado. Él mismo se describe como un niño brillante, que nunca dio muestras de mediocridad, resaltando como alguien de excepcional inteligencia. Veidt es pedante desde el comienzo, haciendo alarde de su intelecto, desautorizando incluso a sus padres como posibles portadores de una inteligencia cercana a la suya. Luego pasa a describir su juventud, en la que -apenas a los 16 años- queda sin sus padres, pues ambos mueren dejándole una herencia que lo hacía tan rico como para darse el lujo de no trabajar nunca, teniendo siempre todo lo que necesitara a la mano. Aun así, dice sentir la necesidad profunda de alcanzar algo más, de superarse como ser humano. Aquí se expresa algo importante: Veidt dice que nunca sintió real conexión con alguna persona, nunca se identificó con nadie, no sintió a nadie cercano. Dice que su intelecto lo diferenció y lo alejó de los demás, no encontrando nunca a alguien de quien podría recibir algún consejo útil. Sin embargo, sí dice identificarse con un ser humano ya muerto hace bastante tiempo: Alejandro de Macedonia, Alejandro Magno, el gran conquistador y alguna vez discípulo de Aristóteles. Veidt encuentra en él a un hombre al que admirar, al que idealizar. Un hombre con una vida a la que imitar. Pero Veidt no admira precisamente la capacidad de mando militar de Alejandro, dice de él que siempre gobernó sin barbarismo, identifica más bien algo más básico de su personalidad, aquello que le habría permitido ser tan exitoso en cada una de sus empresas: su inteligencia. Inteligencia para tomar decisiones, para maquinar planes, para entender la lógica de las situaciones que lo rodeaban, para lograr sus objetivos del modo más sutil posible. Así, Veidt quiere igualar, y hasta superar, los logros de Alejandro, “trayendo una era de iluminación a un mundo oscurecido” (pág. 8). De este modo, Veidt cree identificar cuál fue el único error cometido por Alejandro, qué fue aquello que le faltó para lograr sus objetivos: no construyó una unidad del mundo que permanezca después de que él haya muerto; eso es algo que Veidt se propondrá hacer para alcanzar la grandeza de Alejandro, y para superarla. (¿Podremos seguir hablando entonces de los actos de Veidt como realmente interesados en los demás?, ¿no está acaso actuando sólo para satisfacer su necesidad de alcanzar un nivel tan alto como el del hombre al que admira?)

Así pues, Veidt considera en un principio que convertirse en un enmascarado que intenta destruir los malos elementos de la sociedad es un buen camino para lograr sus objetivos. Pero rápidamente se da cuenta de que con tal cosa no logrará nada importante. Acabar con los criminales no es suficiente, hay algo más básico y más grande que provoca que el mundo esté en la situación catastrófica en la que está. Así, Veidt comienza a analizar la situación, se aleja de ella e intenta descifrar en frío cómo sería posible cambiar al mundo, mejorarlo. Veidt se da cuenta de que era necesaria una solución práctica de enormes dimensiones. La decadencia de la situación ya se la había pintado el Comediante en aquella reunión fallida de los Crimebusters a la que ya antes había hecho mención como muy sugerente para comprender a Veidt. “Alguien tiene que salvar al mundo” exclamaba angustiado en ese momento Capitán Metropolis, luego de que el Comediante haya despreciado a todos los presentes por no darse cuenta de cómo el mundo estaba, paso a paso, dirigiéndose a la auto-destrucción. Veidt abre los ojos tras esa experiencia y parece entender la verdadera dimensión del problema. Predice, de acuerdo a la situación social, que los enmascarados desaparecerán y se retira antes del acta Kenee, quedando como el único ex-enmascarado decente y respetable ante la sociedad. Aprovecha su fama para hacer fortuna y para darle lugar a un plan que ya ha estado planeando por un buen tiempo: para cuando renuncia a ser vigilante (1975) ya tiene comenzado su plan hace por lo menos 5 años: luego se sabrá que en 1970 compra secretamente una isla. Es decir, son por lo menos 15 años los que Veidt ha estado maquinando y llevando a cabo -paso a paso, lentamente- su plan. Así, confiesa haberle provocado cáncer a Wally Weaver (que muere en 1971), a Janey Slater y a Moloch, teniendo en mente desde ya la manipulación contra Manhattan para provocar que se vaya de la Tierra y le deje el camino libre a su plan. Así mismo, confiesa haber matado al Comediante, debido a que él -casualmente- descubrió lo que se estaba planeando en una isla (la isla de Veidt): en ella había “una colección de artistas y científicos desaparecidos, trabajando en una monstruosa nueva forma de vida” que luego sería teletransportada a New York; el propósito final de tal trabajo era el de obligar a los gobiernos del mundo a cooperar entre sí, dejando de lado sus enemistades, ante la convicción de que habían sido atacados por algo de otro mundo, y de que el ataque podría repetirse en cualquier momento. Esto le pondría fin a la situación de tensión del planeta, a la constante sensación de que en cualquier momento todo se puede destruir. Veidt pretendía lograr aquello que consideraba que Alejandro no había logrado: una unidad del mundo. (Los detalles de la criatura y de las consecuencias de su teletransportación a New York los trataré en el post sobre el último capítulo.)

viernes, 21 de agosto de 2009

Watchmen X


Moore comienza este capítulo mostrándonos el hecho factual de que el mundo está al borde de la guerra nuclear: el presidente Nixon se traslada a una base militar, en donde se refugia para atender a los movimientos del mundo. En la mano lleva encadenada una especie de caja fuerte o de cofre, en donde no tengo idea de qué hay, pero suponemos que es algo relacionado con alguna acción personal que él mismo deberá realizar si así lo ameritan las circunstancias (¿el mando lanzador de la bomba atómica talvez?) (Recordemos que para esto Rusia ya penetró en Afganistán y está apunto de hacerlo en Pakistán). Mientras, Rorschach y Nite Owl II piensan que deben contactar a Veidt -Ozymandias-, para que se una a ellos en su investigación de un caso que, según Rorschach, está totalmente armado de una forma lógica, y por lo tanto necesita de lógica para que sea resuelto. Así, la inteligencia de Veidt es apreciada como factor de mucha utilidad para investigar la seguidilla de ataques contra los vigilantes que ha habido. Sin embargo, cuando van a buscarlo a su oficina él se ha marchado, y encuentran más bien -investigando en sus archivos- que él está detrás de las empresas que Nite Owl había identificado como sospechosas de estar ligadas a la acusación que se le hace a Manhattan capítulos atrás. Con esta información, y sospechando que Veidt es el enemigo a quien se están enfrentando, parten a la Antártica, en donde suponen que él está, en el refugio que ahí tiene. Antes de partir, Rorschach escribe la última entrada de su diario y lo envía a la revista derechista ‘New Frontiersman’, que él solía leer.

Por otro lado, las páginas 17 y 18 de este capítulo muestran un barco que está partiendo de una isla, sacando de allí, después de meses, al escritor Max Shea, a la pintora Hira Manish, y a otras varias personas -entre las que se nombra a Norm Leith y a Lin Paley, arquitecto y compositora desaparecidos casi al mismo tiempo que Shea. Según la conversación entre Shea y Manish, sabemos que quienes están en el barco han sido pagados una cantidad de dinero tan grande como para que sean desaparecidos totalmente de la sociedad y trabajen en secreto en el proyecto de una película. Max Shea dice que Furnesse -científico eugenista al que también habíamos identificado antes como desaparecido- le ha confesado que ha trabajado con un cerebro humano real para hacer un efecto especial. Momentos después de que el barco ha partido, vuela en una explosión provocada por una bomba que estaba dentro del mismo barco.


Finalmente, quiero resaltar las pistas que se dan acá sobre el personaje Adrian Veidt, quien efectivamente está en su refugio de la Antártica. Allí, vemos cómo se dedica a revisar una pared llena de monitores, todos sintonizando alguna señal de televisión. Veidt estudia las señales y va realizando y grabando anotaciones. Este trabajo es puesto incluso por encima de su hambre. Aquí Veidt le da importancia capital a la información, dice que la necesita en su forma más concentrada. En los textos finales del capítulo vemos cómo va dirigiendo las acciones de su empresa de acuerdo a cómo se comporta el mundo, a cómo él va interpretando que el mundo se va sintiendo. A partir de esto, decide lanzar una cadena de juguetes con temática militar cuando en el mundo el ambiente es de miedo por una guerra que se aproxima. Este es el mismo sentido en el que llama ‘Nostalgia’ a su perfume, planeando que el nombre sea cambiado a ‘Millenium’ -uno más optimista y futurista- si es que la guerra llega a ser evitada. Luego, en el ‘Veidt Method’ -una especie de manual de auto-ayuda- da a entender que el cuerpo y la mente del ser humano son un mecanismo que, al modo de un robot, puede ser afinado (como cualquier otra máquina mecánica) para que funcione más eficientemente. Así, da una técnica llena de pasos a ser realizados de forma calculada, para que los sujetos lleguen a ser mejores personas, o lleguen a ser -como él- súper-hombres. Así, su método presenta una serie de sistemas de ejercicios físicos e intelectuales, para que los sujetos se mejoren a sí mismos. Aquí, por supuesto, ya está comenzando a plantearse claramente la actitud intelectualista de Veidt, en donde concibe al ser humano como un organismo capaz de ser tratado como una máquina, olvidando su dimensión más espiritual, la que -obviamente- no requiere ningún set de reglas a seguir para mejorarse a sí misma. Esto es algo que se hará evidente en el próximo capítulo. En este, Rorschach y Nite Owl II se van acercando al refugio de Veidt, y este no parece sorprenderse de ello.

lunes, 17 de agosto de 2009

Watchmen IX


El pasado de Laurie Juspeczyk -la segunda Silk Spectre- había sido el que menos se había explorado hasta el momento. En este capítulo se ahonda un poco más en él, mostrándose varios eventos en los que vemos a Laurie en su proceso de convertirse una vigilante: primero está el recuerdo de niñez, en donde Sally Jupiter discute con su esposo, revelándosenos que no hay seguridad de quién es el verdadero padre de Laurie -aunque ella sospecha que es Hooded Justice. Luego vemos a una joven Laurie en medio de una preparación física a la que la ha inclinado su madre, y encontrándose con los antiguos vigilantes -los Minutemen-, en donde se revela, una vez más, la profundísima y limitadísima humanidad que invade a unos sujetos que alguna vez se hicieron pasar por ‘superhéroes’. Quien fue Captain Metrolpolis se ve como un hombre tímido y bastante estúpido (se sabe que luego murió decapitado en un accidente automovilístico). Byron Lewis, quien fuera Mothman, es un hombre claramente abandonado a la locura, no pudiendo siquiera sostener un vaso de agua entre sus manos. Laurie queda impresionada y disgustada por todo esto, pero aun así continúa con el plan de su madre, que la lleva a la reunión con Captain Metropolis, cuando intenta formar, con los nuevos vigilantes, el grupo ‘Crimebusters’. Acá Laurie tiene su primer encuentro con el Comediante, a quien luego se encontrará en una fiesta en su honor, ya habiendo leído el libro de Hollis Mason, en donde se lo acusa de haber intentado violar a Sally Jupiter. Todo esto, por supuesto, sirve para mostrar el conflicto en el que vive Laurie Juspeczyk, al concluirse -al final del capítulo- que su verdadero padre no sería otro que el propio Comediante.

La reacción de Laurie ante tal noticia provoca un cambio de opinión en Dr. Manhattan, quien hasta eso se había mostrado totalmente indiferente a la humanidad, a pesar de que Laurie intentaba convencerlo de que toda ella estaba en grave peligro, y a pesar de que Manhattan decía ver en el futuro calles llenas de cuerpos muertos. Aquí está el otro aspecto importante de este capítulo: se sigue dando muestras de la condición ontológica especial de Manhattan, quien sigue mostrándose como una conjunción entre el punto de vista absoluto y un punto de vista particular. Esto está perfectamente explicado por él mismo, cuando da a entender que todo está predeterminado, y que por lo tanto todos son especies de títeres dominados por la causalidad. Manhattan se describe a sí mismo como no más que un títere que puede ver las cuerdas, y por lo tanto como un punto de vista que puede ver en todas las direcciones, pero que sigue partiendo de un lugar en específico. Manhattan está sometido a la contemplación objetiva y al condicionamiento del devenir del ser humano a la vez. Esto se revela, por ejemplo, en el hecho -bastante sarcástico a mi parecer- de que puede llevar sin problemas a otro ser humano hasta Marte, estando conciente de lo que va a pasar ahí -tal como ya comenté antes- pero aun así olvidando realmente el detalle de darle aire a Laurie, quien no puede respirar con naturalidad en un planeta sin la atmósfera de la tierra. Ahí está plasmada a la perfección la condición de Manhattan -entre lo absoluto y lo relativo-: sabe todo lo que le va a pasar, y aun así es capaz de olvidar.

Así pues, Manhattan es capaz de darse cuenta que antes estuvo equivocado, cambiando de opinión ante las circunstancias que se le presentan (circunstancias que sabe que se le van a presentar). El cambio de opinión de Manhattan es muy especial. Obviamente, desde su constante apreciación de los fenómenos de la realidad como no más que eventos físicos, la noción del ‘milagro’ (en el sentido wittgensteniando, de aquello que asombra y trasciende) no es algo que Manhattan conciba como algo posible o aceptable. Sin embargo, tras la conversación con Laurie, y tras ver el desenlace desesperado en el que ella desemboca -al enterarse de la identidad de su padre-, Manhattan dice haber comprendido una noción del milagro, en la que la vida de cada ser humano se presenta como un evento milagroso merecedor de valor y de asombro. Aquí, a mí me es imposible no relacionar esto con un tema que es de mi especial interés: el del asombro del acercamiento científico -aquel que niega Wittgenstein. Manhattan se acerca al fenómeno de la vida sin ningún rastro de misticismo, y sin embargo con total conciencia del evento extraordinariamente complejo y único que se está dando. Esta es una mirada asombrada que se acerca con los ojos del científico, del examinador, muy diferentes a los ojos de la contemplación estética. Y precisamente, por tal diferencia, puede generarse el asombro de un modo riquísimo, en donde lo poético y lo analítico se nutren lo uno a lo otro. Manhattan se asombra con todas las posibilidades que se pierden para que un sujeto en particular haya llegado a estar vivo, todos los eventos aislados y aparentemente arbitrarios que se tienen que dar para que para alguien nazca. Que un solo -y precisamente ese- esperma llegue a un óvulo, de entre el millón que son; que los propios ancestros hayan sobrevivido; que se hayan conocido; que hayan tenido precisamente tal hijo y en tal momento; que la madre haya amado al padre, cuando no hay ninguna razón para que no lo pueda haber odiado; etc. Este, dice Manhattan, es el milagro que no se suele tomar en cuenta y que él mismo no tomó en cuenta; lo cito: “The world is so full of people, so crowded with this miracles that they become commonplace and we forget… I forget. We gaze continually at the world and it grows dull in our perceptions. Yet seen from another’s point, as if new, it may still take the breath away.” Esto es a lo mismo a lo que apunta Richard Dawkins cuando dice que hay “una anestesia de la familiaridad, un sedante de la cotidianidad, que embota los sentidos y nubla la maravilla de la existencia”. Por ello, siendo conciente del mismo milagro que Manhattan ha descubierto en el fenómeno de la vida, Dawkins dice que “vamos a morir, y esto es una suerte.”

jueves, 13 de agosto de 2009

Watchmen VIII


Algunos eventos importantes de este capítulo: Rorschach rescatado de la cárcel por Nite Owl II y Silk Spectre II. Luego la segunda se irá con Manhattan a Marte y Nite Owl quedará con Rorschach, reformando el equipo que eran años atrás. Otra cosa importante es la primera aparición de los dos trabajadores del New Frontiersman, revista derechista que Rorschach solía comprar. El texto final es un número de esta revista, del que ya haré un comentario sobre uno de los artículos que presenta. Y otra cosa que resalta es el asesinato del primer Nite Owl, a manos de unos jóvenes pandilleros, que representan aquí el nivel de desesperación en el que va cayendo cada vez más la sociedad de Watchmen. La página 27, que muestra la lucha de Nite Owl I con los pandilleros, es bastante especial. Muestra la pelea con imágenes del vigilante en su juventud, como si estuviera peleando con sus enemigos de entonces.

Pero quiero apuntar una serie de datos que se sueltan en este capítulo sobre el gran plan que al final del comic se revelará:

Primero: Dan Driberg ha estado investigando y ha encontrado que entre los años 1967 y el 1985 una compañía llamada ‘Dimensional Developments’ ha estado contratando a prácticamente todas las personas que el diario Nova Express mencionó como afectadas por el cáncer debido a su cercanía al Dr. Manhattan -incluyendo a Jenny Slater, Wally Weaver y Moloch (expareja, amigo cercano y enemigo directo). Esta empresa -‘Dimensional Developments’- financia al ‘Institude for Extrapatial Studies’. Recordamos este Instituto porque lo vemos ubicado en frente del puesto de periódicos que aparece en varios capítulos. Así mismo, ‘Dimensional Developments’ es financiada por otra empresa: ‘Pyramid Deliveries’.

Segundo: En la página 10 vemos que la revista ‘New Frontiersman’ va a colocar una foto del escritor Max Shea, quien -en un capítulo anterior se nos dijo- lleva desaparecido 2 años. Luego, en la página 11 vemos a este autor con una pintora -a la que llama Ms. Manish-, mientras hablan de un lugar alejado en el que están, probablemente una isla en la que pareciera como si los hubieran dejado naufragados (cuando Max Shea dice esto recuerda ‘una historia’ que escribió, refiriéndose probablemente a la que va leyendo el joven negro en el puesto de periódicos). Max Shea le dice a la pintora que ya no puede esperar más para irse de allí, lo que sucederá en tres días. Hablan también de una compañía de películas que parece ser la que los llevó allí, y para la que Max Shea habría escrito una historia sobre un feto que comienza a comerse el estómago de su madre desde adentro. Historia que la pintora habría tenido que dibujar. Finalmente, hablan de ir a ver a su ‘bebe’, algo extraño que al parecer han ayudado a crear. Mientras, vemos el horrible y extraño dibujo surrealista que ha estado realizando la pintora.

Tercero: En uno de los artículos mostrados en el número del ‘New Frontiersman’ que podemos leer al final, se habla de la desaparición del escritor Max Shea y de una serie de personajes de la ciencia y el arte que desaparecieron casi al mismo tiempo que él, pero a los que nadie parece haberles prestado atención. Enumero a los personajes que se mencionan como desaparecidos: un ‘arquitecto radical’ (Norman Leith), una pintora surrealista (Hira Manish), un autor de ciencia ficción ‘dura’ (James Trafford), una compositora avant-garde (Linette Paley), un brillante científico eugenista (Whittaker), un gran número de trabajadores semi-capacitados en asistencia científica y la cabeza completa del cadáver de un psíquico y clarividente (Robert Deschainess).

miércoles, 12 de agosto de 2009

Tales of the Black Freighter (Marooned)

Hace poco tuve la oportunidad de ver la película de Zack Snyder, ‘Watchmen’. Fue tan mala que entró y salió de mi cabeza sin dejar ningún rastro. Además de la pobrísima lectura que tiene del comic, ni siquiera atina a presentar de una forma ligeramente satisfactoria varios pasajes de la historia que hubieran merecido mejores actuaciones, mejor dirección y mejores adaptaciones (por ejemplo, el accidente de Osterman, o la escena de sexo entre Lurie Juzpeczyk y Dan Dreiberg, o la escena de Rorschach con el psicoanalista, o la escena de la explosión del final, etc.). Ahora sin embargo, me encuentro con que van a hacer un corto animado sobre el comic que lee el joven negro que está sentado al lado del vendedor de periódicos. Pienso que esto puede estar menos malo, siempre y cuando tengan la básica noción de que el comic y el cine son lenguajes muy diferentes, no bastando una simple ‘traducción’ de un lado al otro (si algunas adaptaciones al cine han funcionado es precisamente porque tuvieron esto en cuenta; como ‘2001: Odisea del espacio’ o ‘Muerte en Venecia’). En todo caso, ya antes de verla tengo una primera anotación que hacer sobre una confusión que es muy común y que no creo que sea poco importante, teniendo en cuenta el reloj suizo que es el comic Watchmen, en el que una apreciación profunda tendría que tener a los más ligeros detalles en cuenta. El corto va a ser llamado -al parecer- ‘Tales of the Black Frieghter’. Este parece ser el nombre que todo el mundo le da al comic que está leyendo el joven negro, sin embargo ‘Tales of the Black Frieghter’ no es la historia individual que él lee. ‘Tales of the Black Frieghter’ es el nombre de una serie de 31 diferentes historias sobre piratas que publicó el autor Max Shea, siendo sólo una de tales historias la que nosotros leemos. Nuestra historia se titula: ‘Marooned’, es decir, Abandonado o Desertado. Algunos dirán que al fin no interesa cuál es el título, pero a ellos les diría que si no han sabido captar este detalle, entonces deben haber muchos otros más que también se les han escapado; y Watchmen es un comic en el que los detalles son lo más importante. (Ojo, también deben haber muchos que se me han escapado a mí.)

Bueno, dejo a continuación el trailer del corto que -me parece- se sigue realizando:

martes, 11 de agosto de 2009

Watchmen VII

Este séptimo capítulo está dedicado a Daniel Dreiberg -el segundo Nite Owl- y su relación con Laurie Juspeczyk. Dreiberg ha dejado atrás la vida de vigilante y niega, aunque con cierta melancolía, extrañarla. Sus equipos están llenos de polvo, en largo desuso, y son revisados por Dreiberg -en su funcionamiento mecánico- ya sólo al modo en que se vuelven a revisar guardados tesoros de la niñez, que hacen recordar un pasado que ya no nunca va a volver y que respondió sólo a una etapa en particular. Dreiberg piensa en su actividad como vigilante como un sueño de niño que se le fue de las manos y que se convirtió en un capricho inmaduro y pasajero. Dreiberg es la representación del hombre normal, común y corriente, aquel que alguna vez estuvo viviendo un sueño y que, sin embargo, una vez que este fue arrebatado, no luchó por mantenerlo, entregándose a las circunstancias de la vida que obligan a aceptar tímidamente que la felicidad es cuestión de idealistas, y que lo mejor es seguir adelante como se pueda. Dreiberg muestra gran pasión hacia los animales, las aves en especial, y sin embargo no trata a esta pasión como una luz en su vida, sino como algo que le he traído más problemas y confusiones que satisfacciones. Así, niega caprichosamente más de una vez que la actividad de vigilante, disfrazado de buho gigante volando escondido por la ciudad, haya sido el modo más fascinante en el que ha puesto en práctica a su pasión, aquella que de joven lo llevó a contradecir a su padre y estudiar zoología y aeronáutica.

A este mundo tibio y gris de Dreiberg ingresa Juspeczyk, cambiando los esquemas de la vida normal del vigilante retirado, que probablemente viva semana tras semana esperando nada más que los encuentros con Hollis Mason, el primer Nite Owl, con quien se reúne a charlar de los viejos tiempos. La irrupción de Juspeczyk en el mundo de Dreiberg se ilustra en el inicio de este capítulo, cuando ella revisa los polvorientos equipos de Nite Owl y provoca sin querer un pequeño incendio, que luego ambos deben apagar. En este evento también se revela cómo Dreiberg ha comenzado a preocuparse por la seguidilla de enmascarados que han sido atacados y sacados de la orbita, recordando las sospechas de Rorschach sobre la casería de héroes que había comenzado. Esto, en combinación con la creciente preocupación por una venidera guerra atómica que los desaparezca a todos, da germen a una relación especial con Juspeczyk, con quien se termina descubriendo y aceptando la necesidad de Dreiberg de volver a los trajes para darle sentido y color a la vida (la última viñeta de la página 21, en la que vemos por primera vez a Dreiberg con su traje después de varios años, está cargada de gran emoción, es espectacular). Así, ambos salen a volar en ‘Archie’, la nave de Nite Owl, topándose en su camino con gente atrapada en un edificio incendiándose, a la que deciden rescatar. Luego de ello se confirma la liberación de Dreiberg en la consumación de un acto sexual que antes había fallado y que ahora termina con el autoengaño que él se había impuesto al negar la importancia de su pasado como vigilante.

Ahora, hay un par de cosas más para resaltar. En primer lugar, nos enteramos que la policía finalmente ha cancelado la búsqueda del escritor Max Shea, autor del comic ‘Tales of the Black Freighter’ que va leyendo el joven negro al lado del puesto de periódicos. Este artista ha desaparecido ya hace dos años, lo que será importante para considerar la dimensión del plan revelado al final del comic. Además, podemos ver en la tele un acto de caridad y a la vez de exposición mediática de Adrian Veidt, quien parece esforzarse bastante por tener una buena imagen pública. Dicho sea de paso, esta exposición televisiva de Veidt es mostrada en paralelo con el acto sexual fallido entre Dreiberg y Juspeczyk, generándose deliberadamente un simbolismo muy sutil y sugerente entre ambos eventos.

Quiero terminar resaltando el texto final que aparece en este capítulo, probablemente mi favorito de todos los del comic. En este, Moore nos muestra un artículo de Daniel Dreiberg en su actividad de zoólogo apasionado por las aves, por los búhos en particular. Este texto me gusta mucho porque expresa una idea que comparto mucho, y que me emocionó encontrar la primera vez que lo leí. Allí Dreiberg discute sobre la posibilidad de un acercamiento científico a la naturaleza que pueda ser capaz de asombrarse y de encontrar la belleza de la poesía en sus anotaciones detalladas. Dreiberg concluye que es posible no sólo seguir encontrando belleza en el acercamiento científico al fenómeno vivo de la naturaleza (en este caso se trata del estudio de un buho), sino sobretodo es posible encontrar la retroalimentación entre el acercamiento científico y el poético, en donde ambos se generan mutuamente una apreciación de la belleza más rica y más profunda. Cito el que ya es el epígrafe de un reciente ensayo realizado sobre el tema: “A scientific understanding of the beautifully synchronized and articulated motion of an owl’s individual feathers during flight does not impede a poetic appreciation of the same phenomenom. Rather, the two enhace each other, a more lyrical eye lending the cold data a romace from which it has long been divorced.”

jueves, 6 de agosto de 2009

Watchmen VI


El capítulo seis está dedicado enteramente a Rorschach, ya encarcelado y en plena terapia psicoanalítica, lo que nos permite conocer un poco más sobre su pasado. Antes de considerar las características de su psicología valdría apuntar sus características físicas, que no son poco importantes. Muy bajo, flaco –aunque atlético–, pelirrojo, con pecas y –según el psicoanalista– muy feo. Definitivamente un relegado de la sociedad, un hombre estéticamente desagradable que tiene –sólo por este hecho– todo en su contra. A pesar de esto, se nos dice que fue brillante en el colegio, destacando especialmente en literatura y en religión, lo cual es muy curioso, considerando la noción de algo superior al ser humano que se nos revelará al final del capítulo.

La relación que guarda con su familia es muy sugerente para comprender en lo que luego se ha convertido. Su madre lo maltrató y a su padre no lo conoció. A partir de esto, el niño Walter Joseph Kovacs (verdadero –o más bien, él diría, falso– nombre de Rorschach) proyectó dos imágenes muy marcadas y muy influyentes en su vida. Su madre es la imagen del odio, su padre es la imagen de la adoración, del ideal. Lo más bajo y lo más alto, algo que detestar y de lo que diferenciarse, y algo a lo que anhelar, a lo que desear alcanzar. Rorschach se forma bajo tales figuras. Imagina a su padre como un hombre trabajador y capaz de dar la vida por su país, al contrario de la gente que ve a su alrededor en la sociedad, en la que sólo identifica a vagos y a cobardes, incapaces de ponerse sobre los hombros la responsabilidad de sacar adelante sus propias vidas con sus propias decisiones y su propio esfuerzo. Así, me parece que Rorschach es aquí el personaje del comic que, a la vez, más se preocupa por la situación decadente del mundo, y que más detesta tales condiciones, en las que debe vivir.

Rorschach es consiente de algo que sucede en la sociedad de Watchmen y que ya antes apunté de uno u otro modo: no hay una verdadera noción de comunidad, no hay un intento de comprensión de lo que ocurre con aquel que es diferente pero que a la vez está al lado, conviviendo. Cada uno actúa por su cuenta, de acuerdo a sus propios intereses. Una egolatría que subyace a toda la sociedad, tan radical que se convierte en el más asqueroso egoísmo. Este tipo de actitud se ve en una de los hechos que narra Rorschach como motivo de que se haya convertido en lo que es: una mujer es violada, torturada y asesinada a plena vista y oído de los vecinos, quienes no atinaron ni a llamar a la policía, ni a intervenir, ni a siquiera quitar la mirada de los hechos. Esto es algo que a Rorschach lo indigna y lo hace avergonzarse de la humanidad de la que forma parte. Así, para él ponerse la máscara es un modo de negación de su humanidad, un afán por diferenciarse y por convertirse en algo nuevo, en algo superior. La máscara es su verdadera identidad, lo que hay debajo de ella es lo que lo encarcela en la misma condición de los que tiene alrededor.

Así, tiene sentido que él considere que se ha convertido realmente en Rorschach a partir de un evento en el que promete a unos padres devolverles sana y salva a su hija secuestrada, para luego sólo encontrar que la niña ya ha sido asesinada, descuartizada y dada de comer a los perros. Rorschach, en un impulso de odio e impotencia, mata a los dos perros y luego castiga al dueño de ellos quemándolo vivo (hecho que también ocurre sin que algún otro sujeto se acerque a ver qué es lo que pasa, o sin que alguien siquiera llame a los bomberos. Rorschach mira el espectáculo sin ser molestado por más de una hora). Es este evento en el que él siente que se ha asqueado finalmente lo suficiente de la humanidad, que ha comprendido su verdadera situación. El niño brillante en las clases de religión se ha convertido poco a poco en un completo desencantado de la sociedad, en un convencido de que no hay ningún ente metafísico superior al ser humano que guíe su camino. El ser humano está tendido a su suerte. Todo lo que hace lo hace porque él lo quiere y lo decide así. No hay ningún sentido profundo, inmanente o trascendente que encamine a la vida, todo está posado sobre un vacío que la gran mayoría no es capaz de soportar y que sumerge a esta sociedad en la basura en la que está, en la ausencia de valentía y de aceptación de las condiciones que uno mismo a ha generado. La noción nihilista de Rorschach es radical porque se hunde en el pesimismo, porque no considera que sea posible que el ser humano sea realmente capaz de cambiar su situación a una libertad a partir de la que diseñe una propia moralidad digna de convivencia. Rorschach ha destruido a todos los valores superiores, ha matado a dios y ha hecho de su moralidad lo que él quiere, sin embargo no está esperanzado en el cambio del mundo, cree únicamente en su deber de castigar a quien se lo merece, eliminando de a pocos, hasta donde le sea posible, a la mierda que invade a la humanidad desde sus fundamentos. Así, ya incluso desde niño no tiene problemas en aceptar que considera la bomba atómica sobre Hiroshima un buen acto, ya que a partir de eso fue posible, con el sacrificio de algunos, devolverle la paz a la tierra. Recordemos cómo desde el primer capítulo ya vemos la admiración que Rorschach siente por el presidente Truman (autor de la destrucción de Hiroshima), en quien probablemente identifica a un hombre que sí supo ponerse sobre los hombros la responsabilidad de matar a unos cuantos para salvarlos a todos. Esto, por supuesto, tendrá que ser reanalizado al final del comic.

Termino citando el nihilismo de Rorschach: “Existence is random. Has no pattern save what we imagine after staring at it for too long. No meaning save what we choose to impose. This rudderless world is not shaped by vague metaphysical forces. It is not god who kills the children. Not fate that butchers them or destiny that feeds them to the dogs. It’s us. Only us.”

miércoles, 5 de agosto de 2009

Watchmen V


En el quinto capítulo Alan Moore deja los saltos al pasado y desarrolla una serie de eventos que sólo suponen un progreso hacia delante en la historia. Hay varios pequeños eventos, y me parece que todos tienen gran importancia. En primer lugar, volvemos a encontrarnos con Rorschach en medio de sus investigaciones nocturnas, revelándose una vez más en su tarea detectivesca de ir recogiendo datos para ir viendo cómo encajan en una gran figura que, él está seguro, es un gran plan maquinado paso por paso. Me parece interesante ver cómo Rorschach saca conclusiones puntuales a partir de observar la psicología de las personas, de cómo ellas se expresan o cómo actúan. Digo, por algo se llama Rorschach, pues parece haber concentrado su especialidad como ‘superhéroe’ en el conocimiento del funcionamiento de los comportamientos humanos en diferentes situaciones. Así mismo, vemos un aspecto importantísimo de su personalidad cuando habla de su disfraz, o de su proceso de enmascaramiento, cuando se convierte del vagabundo que es al superhéroe. Dice que la máscara no es algo que se pone para esconder su identidad, sino que, al contrario, ponerse la máscara (a la que llama su ‘piel’ o su ‘cara’) es convertirse en él mismo, en lo que realmente es. Lo cito: “putting them on, I abandoned my disguise and became myself, free from fear or weakness or lust”. Es decir, cuando se enmascara no se está escondiendo, se está liberando. Creo que estas cosas son muy importantes para tomar en cuenta en el siguiente capítulo, que tendrá como personaje principal a Rorschach, ya atrapado y encarcelado.

Otro evento importante es el intento de asesinato a Adrian Veidt, que para Rorschach es una pieza más que confirma su tesis de que ha comenzado una casería de enmascarados. Veidt se defiende y el sicario parece suicidarse con una píldora. Se nos presenta además al Adrian Veidt ya convertido en todo un empresario que ha transformado su fama de ‘superhéroe’ en juguetes para niños y métodos de ejercicios (vemos publicidad de esto en la contracara del comic que lee el joven negro al lado del quiosco de periódicos). Así mismo, se nos presenta la opinión que tiene la gente común y corriente de Veidt, representada en el vendedor de periódicos, quien dice que intentar matar a Veidt es testimonio de la decadencia de la sociedad, ya que él es un verdadero héroe, un santo, un ejemplo al que se le guarda admiración.

Además, el número profundiza en el comic dentro del comic: ‘Tales of the Black Freighter’ y nos enteramos, gracias al texto final, que la historia que vamos siguiendo es sólo una de las que publicó el autor, en una serie de historias sobre piratas y un barco del infierno que lleva a hombres condenados por sus pecados. La historia que nosotros seguimos es supuestamente una de las más aclamadas de todas las que este autor publicó. Aquí habría que reflexionar sobre el motivo por el que Moore le ha dado tanta importancia a este comic dentro del comic. En primer lugar habría que recordar que el texto final de este capítulo termina diciendo que el autor actualmente está desaparecido, habiéndose aparentemente desvanecido de un día a otro. Esto sin duda tiene importancia para el transcurrir de la historia, ya que aquí podemos conocer las características del trabajo del autor desaparecido. Es un trabajo denso y oscuro, con gran importancia puesta en el sufrimiento humano y en los momentos de desesperación que él vive. Esto me parece muy sugerente y sin duda es importante para tener en cuenta luego. Además de ello es claro el simbolismo que Moore utiliza con la historia del ‘Tales of the Black Freighter’ y la historia que transcurre en el comic en general. Una de las cosas más pajas de la obra.

Por último, un par de cosas más a apuntar. Moore presenta, en el texto final, al comic ‘Tales of the Black Freighter’ como uno que ha cambiado la historia del comic y que ha influenciado fuertemente en lo que ha venido después de él. Esto, por supuesto, suena a lo dicho en la vida real sobre Watchmen. Me parece que esto habla de que Moore estaba, al menos ligeramente conciente de lo que estaba haciendo con su obra. Sabía, al menos de un modo implícito, que estaba haciendo algo lo suficientemente diferente y lo suficientemente bueno como para que sea reconocido como algo sobresaliente. Este es uno de los motivos por los que me parece que este capítulo, a pesar que no es de los más ricos en el relato, es en el que Alan Moore hace explotar las altísimas pretensiones que tiene el comic Watchmen. Otro de los motivos es la impresionante genialidad que supone la organización de los cuadros en este número. El capítulo es titulado ‘Fearful Symmetry’, es decir, Aterradora Simetría. Veamos primero las páginas 14 y 15, que componen la mitad de este capítulo y que forman entre las dos una imagen completa:


Los cuadros coinciden perfectamente en su composición, como si estuvieran mirándose uno al otro en un espejo. O mejor dicho, como si Rorschach hubiera hecho con ellos lo que hace en los siguientes cuadros con la hoja y la mancha (como son las manchas de las pruebas de Rorschach):


La figura que queda está en simetría con la otra. Pero en esas dos paginas -la 14 y la 15- no queda esta simetría. Si vamos avanzando a partir de la 15, y retrocediendo a partir de la 14, vemos que los cuadros tienen la misma composición, pero de forma opuesta, como si -repito- estuvieran mirando al otro en un espejo. Así, lo mismo que pasa con las páginas 14 y 15, pasa con las páginas 13 y 16, e igual con las 12 y 17, y con las 11 y 18, y así sucesivamente hasta el principio y el final. Todas las páginas tienen su exacto opuesto, como si todas fueran pruebas de Rorschach en las que se podría ver algo más de lo que se ve a primera vista. O como si cada uno viera en ellas lo que quisiera ver. Esto, recordando el título del capítulo, es un detalle propio de la obra maestra que es este comic. Estas cosas hacen de Watchmen lo que es, y hablan del trabajo detallado y profundo que realiza con su obra Alan Moore. Francamente, se pasó. (Y eso que este es sólo uno de los montones de detalles que guarda la obra.)

lunes, 3 de agosto de 2009

Watchmen IV (b)

Ya había comentado en mi post anterior el cuarto capítulo de Watchmen, concentrándome en el protagonista de esta parte: Dr. Manhattan; pero mi comentario se dirigió al aspecto ontológico, a la compleja existencia de este personaje. Ahora, en una segunda parte, quisiera centrarme en el aspecto político que genera la existencia de Manhattan en el mundo. Es claro que en el mundo de Watchmen hay un antes y un después con la parición de Manhattan. Repasemos los hechos tal como se dieron. Manhattan es dado a conocer al público en 1960, bajo el lema de “The superman exist, and he’s american”. Esto ocurre 15 años después de que Norteamérica haya lanzado la bomba atómica a Hiroshima, momento en el que Jon Osterman tiene 16 años y es conducido por su padre al estudio de la física nuclear.

El texto final del capítulo sugiere que en Norteamérica se ha tomado la llegada de Manhattan como un anuncio del fin de las guerras, como una garantía de que ya nunca más surgirán conflictos bélicos de grandes magnitudes. Esto se dice porque el mayor peligro de guerra en el mundo yace en la relación que guardan entre sí Norteamérica y Rusia, dos países poderosos en medio de una carrera armamentista, política, espacial y económica. Con la aparición del Dr. Manhattan, un ‘hombre’ capaz de manipular los objetos físicos como le plazca, y capaz por lo tanto de ser usado como un arma letal e indestructible a favor de los Estados Unidos, Rusia no se atreverá a lanzar un ataque a Norteamérica, pues su derrota estaría asegurada. Ya en 1971 Manhattan es requerido para que intervenga en Vietnam, provocando que el comunismo sea derrotado, gracias a su participación. Frente a esta experiencia, no hay posibilidad de que Rusia se atreva a ponerse a la altura de Norteamérica. Esto es aprovechado por los últimos para imponer un autoritarismo solapado sobre el mundo. Ahora los Estados Unidos se saben poseedores del instrumento que los hace los más poderosos, de la corona que los pone por encima de los demás. Manhattan es utilizado como un arma de control, con él no hay país que se atreva a negarle algo a Norteamérica, este sabe que las condiciones difíciles que le ponga a otros estados van a ser finalmente aceptadas, pues, de un modo malicioso y engañoso, tienen chantajeado a todo el mundo. Manhattan es el fantasma encontrado para asustar al planeta, para tenerlo temblando y con la cabeza gacha, obedeciendo sin más opción. Manhattan es algo así como el Yavé de Moisés (del Exodo), el Dios que le pide al pueblo que lo tema y lo adore, o de lo contrario castigará a los que no se pongan de su lado. Frente a esta situación el texto final del capítulo insinúa que la única posibilidad de rebelión que le quedaría a Rusia sería la de la autodestrucción. Los comunistas podrían enviar sus misiles atómicos a Norteamérica, y Manhattan sería capaz de detener sólo el 60% de ellos, después de ello pasaría a destruir toda Rusia en un abrir y cerrar de ojos. Pero aun así, el 40% de los misiles que pasarían serían suficientes para destruir a toda América. Una matanza mutua, ningún sobreviviente.

Esto ocurre en macro, pero en la cotidianidad de los Estados Unidos la gente parece sentir una mezcla de orgullo y temor por la existencia de este nuevo ser. No terminan de entender lo que es, saben que es capaz de destruirlo todo con facilidad, todas sus vidas, saben que su poder va más allá de lo que ellos son capaces de imaginar y de soportar, pero saben a la vez que está de su parte. ¿Pero por cuánto tiempo?, ¿es eso realmente beneficioso? El ser humano común y corriente tiene que haber sufrido, con la aparición de Manhattan, una transformación en su sistema de creencias tan fuerte como lo pudo haber sido el saber que la tierra no era el centro del universo. Hay alguien allí, entre ellos, que es lo más cercano a un Dios que han visto. En una época atorada en el relativismo cotidiano, la existencia de un ser así tiene que provocar efectos radicales en los seres humanos. Los sujetos de a píe saben que este nuevo ser es una especie de garante de paz, eso les han dicho, pero eso no es lo que realmente ven en las calles. El crimen, el desorden, la corrupción siguen allí. El gran cambio ha ocurrido en lo profundo, en lo superficial todo parece seguir igual o peor. El texto final termina diciendo que, al fin y al cabo, todos están bajo la sombra del Dr. Manhattan, y esto es ciertamente algo que todos saben, pero que nadie termina de comprender, o de lo que nadie se atreve a hablar. Hay cierto aire de pesimismo en el ambiente. Después de la emoción surgida por el surgimiento de un ser de tales características, después del preguntarse una y otra vez qué es él, a 25 años de su primera aparición, cuando todos se han acostumbrado a su presencia, así no la comprendan, él huye de la Tierra, abandonándolos y provocando que Rusia comience sus acciones bélicas. Ahora todos temen a lo que pueda pasar pero se me ocurre que nadie está realmente seguro de si el ‘superhombre’ americano debería volver. No están seguros porque, como dice el texto final del capítulo, este ya no parece ser un hombre que termine guerras, este parece ser un hombre que termina mundos.

viernes, 31 de julio de 2009

Watchmen IV (a)


Bueno, el cuarto capítulo de Watchmen es sencillamente espectacular. En él presenciamos al Dr. Manhattan -el personaje más complejo de la obra- en medio de Marte, recién escapado de la Tierra por las acusaciones de las que ha sido víctima. Hay la tentación de decir que allí, en su soledad, comienza a recordar eventos del pasado, pero ‘recordar’ no es lo que en realidad hace. Tampoco ‘salta’ en el tiempo de un evento a otro; lo que presenciamos más bien es la vivencia simultanea de Manhattan en los diferentes tiempos; pasado, presente y futuro a la vez. Intentaré jugar con esta condición ontológica en este primer comentario sobre el cuarto capítulo. He decidido dedicar una segunda parte más ligera a una reflexión más dirigida a la condición política que genera la existencia de Manhattan. Vamos entonces con esta primera parte paso a paso.

No es fácil captar en una qué es lo que le ocurre a Jon Osterman para que se convierta en el Dr. Manhattan. Repasemos esto. El accidente que le ocurre a Osterman ocurre en una máquina que separa a los objetos de sus campos intrínsecos. Es decir, algo así como que a los objetos se les quita lo más íntimo, lo más esencial que tienen. Según se dice, en la página cuatro, este experimento en particular se estaría realizando para saber si es que hay algo más, aparte de la gravedad, que mantenga a los objetos unidos (digamos, que los mantenga siendo lo que son). Lo que hace Moore, me parece, es jugar con la idea de que sí hay un campo intrínseco, esencial, íntimo, que mantiene a las cosas siendo lo que son. Cuando Jon Osterman queda encerrado en la cabina experimental sufre una desintegración total de su cuerpo físico, tal y como ha ocurrido con los demás objetos materiales en los que se ha realizado el experimento. Pero en un ser humano, ha ocurrido, al parecer como fruto de un azar inexplicable y muy anormal, que se ha desintegrado la materia pero “una forma de patrón electromagnético similar a la conciencia sobrevivió” [Aquí no estoy seguro de mi traducción, el texto original dice: “…a form of electromagnetic pattern resembling consciousness survived”]. Esta especie de resto de conciencia sería el campo intrínseco que fue separado y no fue destruido, a partir de esto, tal ‘conciencia’ pudo reconstruirse un cuerpo físico. Acá ya hay planteado algo muy interesante: el ser humano tiene algo íntimo que lo hace ser lo que es, pero cuando este algo sufre la separación de lo físico, libera una potencialidad de ‘poderes’ para manipular lo físico como le plazca. Al fin y al cabo lo que hace Manhattan es manipular los átomos de la cosas del modo en que quiera, sin siquiera tocarlos; algo así como si, ahora que un campo intrínseco humano se ha liberado, este es capaz jugar con los campos intrínsecos de todas las demás cosas físicas. Dicho de otro modo, ese algo que hace que el ser humano sea lo que sea, esa intimidad profunda que lo forma, es la capacidad ilimitada de manipular a lo que lo rodea. Esta lectura, si es que tiene algo de correcta, es muy interesante con respecto a lo que Moore estaría implicando en el comic. (Me hace recordar a un comic chileno que acabo de adquirir: ‘Bilis Negra’ de Mario Markus, en donde se juega con la idea de que una máquina teletransportadora sólo operaría con lo físico, pero habría algo más que no es físico en el ser humano, que la máquina no podría teletransportar.)

Pasemos a la condición en la que se encuentra Dr. Manhattan mismo. Su condición ontológica y metafísica es muy compleja, y se revela de forma fascinante en el comic. Observemos primero cómo Manhattan describe los eventos por los que vamos paseando. La descripción me suena a los apuntes sobre los hechos físicos que haría un científico en medio de un experimento. Son apuntes que parecen referirse estrictamente a la medida de las cosas, sin importar qué evento es el que se está describiendo. De este modo Manhattan se pasea por el pasado, el presente y el futuro, cosa que permite que este capítulo nos proporcione una cronología muy completa de los hechos en el comic. Pero en este pasearse por el tiempo hay algo muy interesante. Manhattan no recuerda el pasado, ni proyecta o vaticina los eventos del fututo, él más bien parece estar viviendo cada uno de esos hechos en simultáneo. En la página 16, cuando discute con su primera pareja -Janey Slater-, le dice: “I can’t prevent future. To me it’s already happening”; y luego dice claramente que hace años, cuando le decía que la amaba, la escuchaba a la vez gritándole por la discusión que están teniendo en el presente. Luego le dice que pronto harán el amor, pero esto no es un aviso de que sabe lo que va a pasar, es un aviso de que él ya está viviendo lo que va a pasar. En el post anterior dije que Manhattan era una especie de ‘observador objetivo’, y me equivoqué; Manhattan no observa los hechos, los vive objetivamente, es más bien un viviente objetivo, un experimentador objetivo. Entiende todo, no porque ya lo conoce todo, sino porque no deja nunca de conocerlo todo; pasado, presente y futuro están ocurriendo en paralelo para él.

La complejidad aquí reside en que Manhattan sigue siendo una sola persona, sigue siendo él quien vive todos los eventos a la vez, pero sin embargo son todos diferentes eventos que no dejan de cambiar y de progresar. Hay unidad y multiplicidad a la vez ocurriendo en la ontología especial de Manhattan. Y lo más interesante aquí es que, a pesar de la deshumanización que sufre en su transformación tras el experimento, él sigue, claramente, teniendo muchos rasgos humanos. Hay en Manhattan muchísimas muestras de sensibilidad. E incluso, a pesar del acercamiento siempre frío y analítico a los eventos, desprende chispazos de melancolía. En la página 11 le dice a Janey Slater con sinceridad, aunque sabiendo que miente, que la ama y que nunca la dejará. En la página 17 hace incluso una descripción estética, poética, metafórica del beso que se da con Laurie Juspeczyk (“After each long kiss, she plants a smaller, gentler one upon my lips, like a signature.”). En la página 25 muestra claramente esta dicotomía entre lo que siente y lo que sabe, cuando se lamenta por vivir un momento en el que no desea separarse nunca de una mujer, sabiendo sin embargo que lo va a hacer. Manhattan dice haber perdido la capacidad para sentir la temperatura (pag. 12); es decir, su capacidad para percibir sensaciones empíricas, físicas, ha desaparecido. Pero su capacidad para sentir espiritualmente no se ha desvanecido, y esta parece ser la miseria de Manhattan, la tragedia en la que tiene que vivir eterna y constantemente.

Es como si él estuviera en una especie de espacio intermedio entre el nirvana y el devenir humano. Siempre más allá, siempre trascendiendo lo limitado, siempre accediendo a lo infinito, pero aun así, siempre sometido al constante devenir humano, a los sentimientos de esperanza, de melancolía, de vergüenza, de remordimiento. Liberado de la condición humana, y a la vez atrapado en ella. Esto me hace recordar a algo que ocurre en otro comic (otra obra maestra): Sandman de Neil Gaiman. Allí ocurre que en la familia de Los Eternos no se considera que alguno sea en efecto una persona. La familia está compuesta por los hermanos Sueño, Destrucción, Desespero, Muerte, Delirio (que antes fue Delicia), Deseo y Destino. No son dioses ni son hombres. Son Los Eternos, sin muerte y sin nacimiento. En algún momento hay una discusión entre sirvientes sobre qué son ellos. Si uno muere y otro lo reemplaza, no ha habido cambio verdadero. Son más bien una idea, o una representación. Hay alguien (Abel, el hermano de Caín) que lo dice con precisión: son “un punto de vista”. Recuerdo esto porque me parece que a Manhattan le cae de pelo la descripción. Ya no es un humano, no es un dios sin embargo. Sigue sometido al devenir de los mortales, pero tiene condiciones inmortales y absolutas. Creo que sería bastante acertado decir que si algo es, dentro de la complejidad a la vez universal y singular de su ontología, es un “punto de vista” puro y desinteresado, pero aun condicionado por la perspectiva. Aun sujeto al lenguaje, a la mirada limitada, al condicionamiento de la ciencia y de la sociedad. Se me viene a la mente algo también dicho en Sandman, por mi miembro favorito de la familia de Los Eternos: Delirio. Ella dice en una ocasión que hay algo que le “sabe un poco a siempre”. Y se me ocurre que “a siempre” es que le debe saber la existencia a Manhattan.

miércoles, 29 de julio de 2009

Watchmen III


Todos los capítulos de Watchmen terminan con alguna cita sacada de fuentes tanto populares como clásicas. El tercer capítulo termina con una cita a la Biblia: “¿Acaso el juez de toda la Tierra no hará lo correcto?” [Génesis 18, 25]. Las palabras se las dirige Abrahán a Yavé en el siguiente contexto: Yavé ha decidido condenar a Sodoma a la destrucción, por los terribles pecados que habían cometido los habitantes de ese pueblo. Abrahán, primer patriarca de Israel, intercede por el pueblo e insta a Yavé a no llevar a cabo la destrucción. Lo persuade, poco a poco, a que si es que encuentra al menos 10 personas justas en todo el pueblo, los librará del castigo. Yavé acepta la propuesta de Abrahán y promete perdonar a injustos y pecadores si entre ellos halla a sólo 10 hombres buenos.

El tercer episodio de Watchmen tiene como evento principal la huída del Dr. Manhattan de la Tierra. Aquí ya se comienza a develar la condición de especie de observador objetivo de la realidad que es Manhattan. Se conoce de una relación anterior que tuvo con una mujer y cómo fracasó, siendo él acusado de insensible e incapaz de comprender a las personas, tal como sí parece comprender los fenómenos físicos. Esta es la misma acusación que después le hace Laurie Juspeczyk, su siguiente pareja. Lo interesante aquí es que a lo largo del capítulo sí podemos ver ciertos rastros de melancolía y sensibilidad en Manhattan. A pesar de que parece conocer perfectamente cómo van a desencadenar los hechos, él no es ajeno a ellos y los vive tal como si fueran una sorpresa para él. Por ejemplo, cuando pelea con Juspeczyk y luego es acusado de provocar cancer en la gente que tiene alrededor, hay claras muestras de irritación y sentimentalismo en él. En la página 19, viñeta 4, incluso se auto-reprende por ser incapaz de cohabitar física y psicológicamente con las demás personas. Luego se larga de la Tierra, haciendo antes una parada en Arizona, para recoger una fotografía antigua, en una auténtica muestra de sentimentalismo. Todos estos temas seguirán siendo planteados en el siguiente capítulo, por ahora sólo los dejo flotando.

Otro factor muy notorio de este capítulo es la primera aparición de dos personajes: el vendedor de periódicos y el joven negro que lee un comic al lado del puesto. Sin duda este es uno de los factores más sobresalientes del trabajo de Moore, el comic ‘Tales of the Black Freighter’. En él presenciamos la experiencia del único sobreviviente de un barco atacado por piratas. Presenciamos su llegada a una isla, a donde arriba acompañado sólo de los demás cuerpos muertos, o de partes de ellos. La crudeza con la que Moore narra esta historia es fenomenal. La terrible desesperación del personaje, no sólo por su situación, sino también por el convencimiento de que los piratas se dirigirán al pueblo donde está su familia, condenada a la muerte, es contada en paralelo con el desencadenamiento de una crisis mundial, provocada directamente por la huída de Manhattan a Marte, que da inicio a la acción bélica por parte de Rusia. Ella comienza a invadir Afganistán y se hacen cálculos de que no se detendrá hasta Europa. Los líderes políticos y militares de Estados Unidos discuten sobre la situación y sobre qué tan conveniente es que ellos se entrometan en el escenario. La fría discusión discurre mientras vemos a un solitario Dr. Manhattan caminando por Marte, con la foto que antes rescató en la mano. Cuando el plano se centra en su rostro este es de melancolía, algo totalmente opuesto a la sequedad con la que discuten las posibilidades de la guerra en el salón de los líderes norteamericanos. Al final se decide no entrar en los conflictos por un tiempo, y dejar a la humanidad en manos del azar, de la esperanza.

Me quedo al final con el último cuadro, que muestra a Manhattan sentado en medio del desierto de Marte, en una pequeña piedra, solo y con expresión meditativa y melancólica. Un ‘super-humano’ diferente a todos los demás -tal como lo resalta el texto final, otro capítulo de la autobiografía del primer Nite Owl-, pero considerado como uno de ellos por Rorschach, cuando hace su pequeña aparición en el capítulo, advirtiendo sobre la continuidad de la aparente seguidilla de justicieros muertos o desaparecidos. Él siente algo que subyace a toda la situación, algún plan que parece estar cumpliéndose paso a paso.

Termino recordando algo: en el texto bíblico, al final Yavé no encontró a los 10 hombres justos que le propuso Abrahán, y destruyó Sodoma con una lluvia de azufre ardiente. Los ruegos del elegido no fueron suficientes para salvar a todo un pueblo. Se le pidió que, siendo el juez de toda la Tierra, haga lo correcto, y según la teología de la Biblia, lo hizo.

miércoles, 22 de julio de 2009

Watchmen II


El segundo capítulo de Watchmen es uno de mis favoritos, porque en él Moore da una primera mirada hacia los pasados de cada uno de los personajes. Se nos comienza a revelar la carga histórica que tienen no sólo ellos, sino también el mundo en su condición decadente, tal como fue presentado en el capítulo anterior. Todo esto gira alrededor del funeral del Comediante. Cada personaje recuerda algún evento en el que haya vivido alguna experiencia con él, se nos muestra cómo cada uno de ellos se relacionaba con la especial personalidad que él tenía. De arranque tenemos el recuerdo de Sally Jupiter, primera Silk Spectre (la segunda será su hija), en donde presenciamos el intento de violación contra ella que comete el Comediante. Este se nos presenta desde el inicio como un desgraciado, como un hombre al que no le cuesta nada someter éticamente a las demás personas, llegando hasta el extremo. Esto se muestra también en el recuerdo del Dr. Manhattan, donde el Comediante no tiene ningún reparo para matar a una mujer embarazada de él, después de que esta le cortara la cara con una botella. Cuando la mujer embarazada lo confronta para que hablen, él no tiene reparos en mandarla al demonio con total frialdad. “You walk away from this?” se le pregunta. “Sure” responde él inmediatamente. Le importa un bledo. A la hora de dispararle lo hace con la más absoluta insensibilidad. Pero me parece que no se trata de una indiferencia por el mundo -más tarde lo veremos llorando en frente de su enemigo de toda la vida, por algún descubrimiento terrible que ha hecho, descubrimiento que a nosotros se nos irá revelando de a pocos. Hay, más que indiferencia, desprecio por el mundo, pero a la vez hay comprensión de cómo él funciona. Una y otra vez se nos irá presentando a lo largo del comic la sensación de que el Comediante es el único que realmente comprende al mundo, a su decadencia. La diferencia de él con los otros es que él simplemente se divierte con las condiciones del mundo, no se deja conmover, no depende de ellas. Y a mí me queda la sensación de que el desprecio surge precisamente de la comprensión. Pero dejemos este tema para un poco más adelante.

Quiero recalcar dos cosas en especial de este capítulo. En primer lugar, el recuerdo de Adrian Veidt. Vemos una reunión de enmascarados, en donde se está intentando unir un nuevo grupo de ‘superhéroes’, suponiendo que el anterior ya lleva un tiempo desaparecido. Sólo Captain Metropolis y el Comediante permanecen del primer grupo -los minutemen. La actitud del Comediante es por supuesto de desprecio hacia las ingenuamente heroicas intenciones de Metropolis, quien quiere salvar al mundo de todo mal, quien separa con gran facilidad lo bueno de lo malo, al modo de un Superman pleno de humanidad. Pero más allá de esto, me llama la atención que este sea precisamente el recuerdo de Veidt, quien parece ser el único de la reunión que realmente coincide con Metropolis, creyendo que “ninguno de los problemas del mundo es insuperable” [pag.11, la traducción es mía]. Sin embargo en Veidt hay, claramente, más madurez que en Metropolis. Este último intenta afrontar los problemas con bondad escolar, Veidt en cambio lo intenta hacer con inteligencia, con planificación. Acá ya Veidt se nos muestra como un hombre racional. Como un convencido de que es a partir de la razón que el ser humano puede superar los obstáculos, puede llegar a sus metas. Una razón que peca a veces de instrumentalista y de desinterezada por el aspecto espiritual del ser humano. Pero dejo esto ahí. Sólo añado que es muy sugerente cómo termina este recuerdo, es decir, en la penúltima viñeta de la página 11, en donde ya todos los participantes de la reunión han decidido marcharse y Metropolis les ruega para que se queden. Aquí las palabras de este último son importantes: “Alguien tiene que hacerlo, ¿no lo ven? Alguien tiene que salvar al mundo…” Mientras esto es dicho, vemos a Veidt mirar, seriamente, preocupadamente, reflexivamente, el pizarrón quemado en el que Metropolis había colocado las etiquetas de los problemas que abruman al mundo. Lo dejo ahí.

Una segunda cosa que quisiera recalcar es el texto final de este capítulo. En él se narra el origen del primer grupo de superhéroes, aquí hay muchos factores importantes a tomar en cuenta para comprender a estos personajes. Para empezar, queda clarísimo algo que ya había sido mostrado en el primer capítulo, pero esta vez con respecto al segundo grupo, es decir, la motivación personalísima que tiene cada uno de los sujetos enmascarados para hacer lo que hace. Alguno lo hace por algún deseo de justicia, otro lo hace por la fama, otro lo hace como un trabajo -un modo de ganar dinero, otro lo hace para calmar un deseo de constante acción, alguno lo hace por más de una de estas razones. El Comediante parece hacerlo casi para divertirse, para burlarse de los demás, para tener cierto poder sobre ellos. Así mismo se hacen patentes las diferencias de las personalidades y convicciones de cada uno de los enmascarados. Alguna vez Moore dijo sobre este comic que trataba a sus personajes de modo que se vean ridículos en su humanísima ‘superhumanidad’. Esto me parece que se muestra muy claramente cuando el texto final dice que habían diferencias políticas entre los minutemen. Se dice que Hooded Justice aprobaba las actividades del régimen nazi de Hitler, y que Captain Metropolis había dicho, en alguna ocación, cosas racistas contra los negros y los hispanos. Hollis Mason, primer Nite Owl y autor del texto que leemos, se refiere a la situación interna del grupo diciendo: “Teníamos gusanos en la manzana, comiéndola desde adentro.” [“We had worms in the apple, eating it from inside.”]

Regresemos un poco a la noción del mundo que tiene el Comediante. Él dice: “Una vez que te has dado cuenta del chiste que es todo, ser el Comediante es lo único que tiene sentido.” Luego añade: “Nunca dije que era un buen chiste! Yo sólo sigo adelante con la broma (gag)…” Esto se opone al momento en que se narra la visita que el Comediante le hace a su enemigo de toda la vida. En medio de la madrugada, borracho, llora en frente de él por algo terrible que sabe se está haciendo en una isla, y que lo sumerge en un estado abismal de desesperación e incomprensión. El Comediante pide explicaciones desesperadamente, como al parecer nunca lo había hecho. Parece estar apiadándose del mundo, encontrando por primera vez lo que es la maldad. Como si por primera vez el chiste no le diera risa, como si sintiera que ha dejado de ser el comediante, pues el titulo ha pasado a otra persona, a alguien con un sentido del humor más brutal, más de lo que él nunca se pudo imaginar. Esta actitud no hace al Comediante humano, su humanidad ya estaba planteada hace rato, esto lo hace más bien miserable, lo hace el más afectado con la situación decadente del mundo. Lo hace el humano más miserable porque es el que más comprende qué pasa con el mundo, pero eso a su vez parece hacerlo el que menos entiende por qué pasa eso con el mundo. Talvez porque es el único que se ha hecho realmente la pregunta.

Pero qué demonios significa este comprender el mundo del comediante. Es decir, cuál es el chiste. Bueno, no lo sé con seguridad. Esto es algo que siempre está implícito en el comic. La comprensión del Comediante parece residir no tanto en el saber cómo ha llegado el mundo a donde está, sino en el saber hacia dónde se dirige el mundo, en cómo paso a paso se va a destruir a sí mismo. Esta autodestrucción que es a la vez autoengaño es una ironía enorme y evidente. El mundo-chiste que ve el Comediante debe tener la forma de sarcasmo, de humor negro. Esta es una dimensión del Comediante que Rorschach parece entender muy bien, con él termina el comic, antes de entrar al texto. Cito su reflexión final, super sugerente: “Blake entendió. Lo trató como un chiste, pero él entendió. Vio los huecos en la sociedad, vio a los pequeños hombres enmascarados tratando de soportar juntos… Vio el verdadero rostro del siglo veinte y eligió convertirse en un reflejo, en una parodia de él. Nadie más captó el chiste. Por eso es que él era un solitario. Escuché un chiste una vez: Hombre va al doctor. Dice que está deprimido. Dice que la vida es dura y cruel. Dice que se siente muy solo en un mundo aterrorizante donde todo es vago e incierto. El doctor dice 'El tratamiento es simple. El gran payado Pagliacci está en la ciudad esta noche. Vaya a verlo. Eso debería animarlo.' Hombre estalla en lágrimas. Dice 'pero doctor… yo soy Pagliacci.'” El mundo como un gran sarcasmo. Conforme a esto talvez comprendamos al final por qué la desesperación del comediante frente al terrible descubrimiento que ha hecho.