martes, 30 de diciembre de 2008

Determinismo: actitud de la ciencia

Comentaré un poco lo que se posteó hace ya varios días sobre el problema del determinismo y el libre albedrío. La intensión, ahora, es dar un punto de vista específicamente sobre el artículo al que se aludió. Iré posteando luego de esto más información sobre el tema para tener cada vez más luces sobre él. A lo que me animo en este momento es a mostrar ciertos errores que creo que se cae en las diversas postulaciones de este problema. Evitarlos es un buen paso para que la discusión sea más rica y no caiga en absurdos.

La tesis básica del artículo es la siguiente: la ‘impresión subjetiva’ que tenemos de que vamos a realizar algún movimiento es precedida por una actividad cerebral equivalente al movimiento realizado. Tal actividad cerebral puede ocurrir hasta 10 segundos antes de tener la conciencia de nuestro movimiento. A partir de eso se postula que estamos determinados por la causalidad física que rige todo el universo.

El primer problema con el artículo es que no se describe claramente (ni siquiera confusamente, ya que no hay ninguna descripción) cuáles son los detalles del experimento realizado. Debido a ello queda muy poco claro a qué es lo que se está refiriendo el artículo con ‘impresión subjetiva’. ¿Qué fue lo que se midió? ¿Cómo o mediante qué mecanismo? Estas son preguntas que no tienen ninguna respuesta a partir del artículo, y que desautorizan su seriedad.

Aun así podemos hacer ciertas observaciones al artículo. Podríamos preguntar por ejemplo: si es que nuestros movimientos y la conciencia de ellos están predeterminados, ¿en dónde se está dejando los movimientos por reflejo, en los que no hay ninguna ‘decisión’ tomada, sino que el movimiento es instantáneo? ¿Quién ‘decide’ ahí? ¿La conciencia o el cerebro? Eso me lleva a otro problema clásico en los planteamientos del problema del determinismo: la separación entre lo físico y lo psicológico, la noción de que es uno de ellos el que controla al otro. Tal es la figura de un piloto que controla a la máquina. No se tiene en cuenta en carácter holista del ser humano, la totalidad que es él. No hay un ámbito que ‘controle’ a todos los demás, se trata mas bien del funcionamiento de una totalidad. Yo soy mi cerebro. Yo soy mi ‘mente’. Yo soy mis neurotransmisores, mi cuerpo calloso y mi lóbulo frontal. Todo ello soy yo, no son partes separadas dentro de mí, como si se tratara de las baterías de un objeto mecánico. Cuando hablamos de lo psicológico (mente) y de lo físico (cerebro) hablamos en dos aspectos diferentes de lo mismo (lo cual no quiere decir que son dos discursos que no pueden relacionarse). Esta es una tesis wittgensteniana que espero desarrollar luego un poco más ; esto también se encuentra en la noción de lo “psicofísico” de Ernst Mach.

Por último quiero resaltar la actitud dogmática cientificista del artículo. Este pretende ser un discurso privilegiado, un discurso que por fin ha llegado a la verdad. Bueno, talvez me anime luego a exponer algo de Rorty sobre este tema, pero por ahora sólo debe quedar claro cómo tal actitud ha debido ser superada hace mucho por la ciencia, que se niega a abrir los oídos a los nuevas puntos de vista en la filosofía. Tal vez sea simple desinformación (lo cual sería aun más grave) o talvez sea orgullo que no le permita a la ciencia aceptar que su discurso no es privilegiado y que es tan valioso como el discurso de la literatura, o el de la poesía. En medio de este problema, el artículo cae en el ridículo de decir cosas como “si hubiésemos hecho caso a …”; o de enfrentar discursos antiguos con presupuestos totalmente ajenos a los nuestros con el discurso científico actual que habla de lo falso y lo verdadero como si fueran categorías objetivas del mundo que hemos (al fin!) descubierto. Lo contextual, lo intersubjetivo, lo visto desde múltiples perspectivas, todo ello queda olvidado en el punto de vista del artículo, que llega incluso a decir que “los colores no existen en la Naturaleza”, para dar luego una explicación de cuál es la verdadera naturaleza de los colores. ¿Y qué te hace pensar que esa explicación es realizada desde un punto de vista objetivo?

El discurso del artículo pretende, con abrumadora ingenuidad, decir cómo es el mundo desde el punto de vista del ojo de Dios, pretende alcanzar una verdad extra-teórica que todos acepten sin cuestionamientos. Todo esto guiado por una reducción de todo al aspecto físico, como si el ser humano no fuera más que un mecanismo físico determinado. Esto me hace recordar a Husserl reclamando que una ciencia de meros hechos no hace más que hablar de hombres de meros hechos. Tal es la actitud del artículo que tendríamos que rechazar de inmediato para darle lugar a una concepción más pluralista y comprensiva, en vez de una tan dogmática y explicativa.

Iré ampliando todos estos temas en siguientes post para ir abriendo más el campo del tema del determinismo que en esta ocasión que intentado esquivar con la mayor finura posible.

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