martes, 22 de julio de 2008

Peter Sloterdijk

Peter Sloterdijk es probablemente el pensador alemán más importante de la actualidad. Entre sus más importantes publicaciones están: “Crítica de la razón cínica” con la que se hace protagonista en el mundillo filosófico; “Normas para el zoológico humano” que generó un alboroto en muchos aspectos innecesario; y los tres inmensos volúmenes titulados “Esferas”. La fama de Sloterdijk se infló debido a la polémica que protagonizó con Habermas, quien con la publicación de “El futuro de la naturaleza humana” cuestionó las tesis de Sloterdijk sobre el beneficio que traería consigo la manipulación genética.
Para Sloterdijk el futuro cercano se vería beneficiado si las técnicas en torno a la manipulación genética apoyaran a formar un ser humano más saludable, desprovisto de ciertas ‘enfermedades genéticas’ que cargamos innecesariamente. Detrás de esta idea está la noción del ser humano como un ‘animal de lujo’, es decir un ser que se ve impulsado a dejar atrás su animalidad. En este sentido, no se concibe al ser humano a partir de sus limitaciones, sino a partir de su necesidad por una existencia progresiva dentro del ‘zoológico humano’ que hemos construido para domesticarnos a nosotros mismos y asegurarnos de no caer en una existencia posada sobre el vacío. Sloterdijk denomina ‘antropotécnica’ a la manipulación que se podría hacer de la genética, en donde sería posible hacer con la ciencia un ser humano más cercano, no solo física sino también intelectual y afectivamente, a lo que se ha pretendido hacer con la cultura humanística literaria en toda la historia.

Jürgen Habermas

Habermas lo cuestionó postulando que hay un peligro constante en el uso de la manipulación genética, que es el paso irresponsable e irreflexivo del uso de la manipulación para eliminar enfermedades al uso para descartar embriones por no cumplir las expectativas de terceros, que decidirían qué clase de vida merece ser vivida y qué clase de vida no lo merece. Entrometiéndonos así en la libertad del futuro ser de una vida propia. Sin embargo no fue esto lo que provocó el alboroto, sino una serie de publicaciones a finales de 1999, en donde se acusaba a Sloterdijk de un pensamiento que conducía a un fascismo en el que una comunidad intelectual tendría que ser la indicada para seleccionar qué manipulaciones genéticas son las más convenientes. Una especie de reivindicación del sueño platónico del rey filósofo.

Sloterdijk respondió aclarando que su posición señalaba la necesidad de diferenciar entre las mejoras genéticas a nivel individual y las mejoras no legítimas realizadas a nivel colectivo con un carácter político, denominando de absurdas las alusiones a un fascismo que se esconde detrás de sus ideas. Así mismo, acusó a Habermas de ser el responsable de una serie lecturas deliberadamente mal hechas de su obra. Esto se aprecia en una carta abierta que le dedicó en la que dice: “Usted cosifica a su contrincante. ¿Qué sucedería si la cosa extensa llamada Sloterdijk se atreviera a hablar? Que Usted, el gran comunicador, el paladín de la ética discursiva, orgulloso de su propio no-fascismo, manipule los medios de esta manera, me da la oportunidad de mostrar cómo se le cae la máscara liberal”. Toma mientras.

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