miércoles, 31 de diciembre de 2008

Roger Hodgson (Supertramp)

Acabo de enterarme de que una de las cabezas de Supertramp va a venir a Lima en febrero y realmente no me alcanza la emoción en el cuerpo. Dejo un video reciente de él para comenzar la celebración.

Child of vision

Ahora, con Supertramp en los 80s.

Dreamer

Neurona y mente

Intentar entender la relación entre lo físico y lo psicológico implica que tengamos un conocimiento básico de cuál es el aspecto físico al que se le atribuye la correspondencia con los sucesos mentales. A lo primero que tendríamos que prestar atención es a las neuronas cerebrales y al modo en que ellas funcionan.

El cerebro posee alrededor de 100000000000 (10 a la 11va potencia) neuronas. Ellas se distribuyen en una complejísima organización por medio de las denominadas dendritas y de los axones que son parte de la neurona. Las primeras son identificadas como ramificaciones (déndron es árbol en griego) que recogen información y las segundas como extensiones largas y delgadas que la distribuyen (la información puede ser acá entendida como impulsos nerviosos). Esta conducción de información puede darse a una velocidad de hasta 100 metros por segundo, velocidad que puede resultar impresionante y que hace pensar en que la transmisión desde la punta de la cabeza a la punta de los pies puede durar 1/50 de segundo, pero que puesta al lado de la velocidad con la que el computador transmite información resulta ridícula, ya que este llega a una velocidad de 297.000 km. por segundo. La diferencia es abismal.

Ahora bien, no hay que entender que se trata de un simple traslado de información. Por el contrario, debemos ser concientes de que existen diversos modos en los que la información es trasladada, y diversos tipos de información que se transmite. Toda esta amplitud de posibilidades en las que los neurotransmisores funcionan sigue siendo un campo que la ciencia no termina de aclarar del todo. Y es que no se trata simplemente de un ‘traslado’, en tal traslado hay traducción, reconocimiento, transformación, estimulación, inhibición, etc. Así mismo, no se trata de una organización arbitraria de las neuronas, por el contrario se trata de un sistema totalmente equilibrado que consiste en múltiples y complejos circuitos. Son estas redes neuronales las que constituyen el funcionamiento del sistema nervioso. Aquí se concibe que las neuronas no tienen un funcionamiento independiente, sino que funcionan únicamente en su interconexión con otras neuronas dentro de estos circuitos neuronales que tienen como base de su funcionamiento a los neurotransmisores inhibidores y excitadores. Así pues, los estímulos que excitan se ven regulados por estímulos que inhiben y viceversa, lográndose un equilibrio de autorregulación que no permita caer en estados de hiperexcitación.

Todo esto es importante porque tal mecanismo corresponde (no “controla”, no “provoca”) con lo mental. Diversos experimentos muestran que hay una relación directa entre lo psicológico y lo que ocurre en este ámbito físico del cerebro. Algunos de estos experimentos serán expuestos en siguientes post. Por ahora es importante entender esta base física y comprender que no se trata de un aspecto del que depende cómo actúa el sujeto. Tal es un error recurrente en torno a la pregunta sobre la relación entre lo psicológico y lo físico, en donde se busca quién controla a quién, cuando lo que se tiene que hacer es aclarar cómo tales distintos aspectos se correlacionan entre sí, sin que uno se superponga al otro como si fuera si amo.

Imagen exclusiva de una de las neuronas de Elvis Christo

martes, 30 de diciembre de 2008

Determinismo: actitud de la ciencia

Comentaré un poco lo que se posteó hace ya varios días sobre el problema del determinismo y el libre albedrío. La intensión, ahora, es dar un punto de vista específicamente sobre el artículo al que se aludió. Iré posteando luego de esto más información sobre el tema para tener cada vez más luces sobre él. A lo que me animo en este momento es a mostrar ciertos errores que creo que se cae en las diversas postulaciones de este problema. Evitarlos es un buen paso para que la discusión sea más rica y no caiga en absurdos.

La tesis básica del artículo es la siguiente: la ‘impresión subjetiva’ que tenemos de que vamos a realizar algún movimiento es precedida por una actividad cerebral equivalente al movimiento realizado. Tal actividad cerebral puede ocurrir hasta 10 segundos antes de tener la conciencia de nuestro movimiento. A partir de eso se postula que estamos determinados por la causalidad física que rige todo el universo.

El primer problema con el artículo es que no se describe claramente (ni siquiera confusamente, ya que no hay ninguna descripción) cuáles son los detalles del experimento realizado. Debido a ello queda muy poco claro a qué es lo que se está refiriendo el artículo con ‘impresión subjetiva’. ¿Qué fue lo que se midió? ¿Cómo o mediante qué mecanismo? Estas son preguntas que no tienen ninguna respuesta a partir del artículo, y que desautorizan su seriedad.

Aun así podemos hacer ciertas observaciones al artículo. Podríamos preguntar por ejemplo: si es que nuestros movimientos y la conciencia de ellos están predeterminados, ¿en dónde se está dejando los movimientos por reflejo, en los que no hay ninguna ‘decisión’ tomada, sino que el movimiento es instantáneo? ¿Quién ‘decide’ ahí? ¿La conciencia o el cerebro? Eso me lleva a otro problema clásico en los planteamientos del problema del determinismo: la separación entre lo físico y lo psicológico, la noción de que es uno de ellos el que controla al otro. Tal es la figura de un piloto que controla a la máquina. No se tiene en cuenta en carácter holista del ser humano, la totalidad que es él. No hay un ámbito que ‘controle’ a todos los demás, se trata mas bien del funcionamiento de una totalidad. Yo soy mi cerebro. Yo soy mi ‘mente’. Yo soy mis neurotransmisores, mi cuerpo calloso y mi lóbulo frontal. Todo ello soy yo, no son partes separadas dentro de mí, como si se tratara de las baterías de un objeto mecánico. Cuando hablamos de lo psicológico (mente) y de lo físico (cerebro) hablamos en dos aspectos diferentes de lo mismo (lo cual no quiere decir que son dos discursos que no pueden relacionarse). Esta es una tesis wittgensteniana que espero desarrollar luego un poco más ; esto también se encuentra en la noción de lo “psicofísico” de Ernst Mach.

Por último quiero resaltar la actitud dogmática cientificista del artículo. Este pretende ser un discurso privilegiado, un discurso que por fin ha llegado a la verdad. Bueno, talvez me anime luego a exponer algo de Rorty sobre este tema, pero por ahora sólo debe quedar claro cómo tal actitud ha debido ser superada hace mucho por la ciencia, que se niega a abrir los oídos a los nuevas puntos de vista en la filosofía. Tal vez sea simple desinformación (lo cual sería aun más grave) o talvez sea orgullo que no le permita a la ciencia aceptar que su discurso no es privilegiado y que es tan valioso como el discurso de la literatura, o el de la poesía. En medio de este problema, el artículo cae en el ridículo de decir cosas como “si hubiésemos hecho caso a …”; o de enfrentar discursos antiguos con presupuestos totalmente ajenos a los nuestros con el discurso científico actual que habla de lo falso y lo verdadero como si fueran categorías objetivas del mundo que hemos (al fin!) descubierto. Lo contextual, lo intersubjetivo, lo visto desde múltiples perspectivas, todo ello queda olvidado en el punto de vista del artículo, que llega incluso a decir que “los colores no existen en la Naturaleza”, para dar luego una explicación de cuál es la verdadera naturaleza de los colores. ¿Y qué te hace pensar que esa explicación es realizada desde un punto de vista objetivo?

El discurso del artículo pretende, con abrumadora ingenuidad, decir cómo es el mundo desde el punto de vista del ojo de Dios, pretende alcanzar una verdad extra-teórica que todos acepten sin cuestionamientos. Todo esto guiado por una reducción de todo al aspecto físico, como si el ser humano no fuera más que un mecanismo físico determinado. Esto me hace recordar a Husserl reclamando que una ciencia de meros hechos no hace más que hablar de hombres de meros hechos. Tal es la actitud del artículo que tendríamos que rechazar de inmediato para darle lugar a una concepción más pluralista y comprensiva, en vez de una tan dogmática y explicativa.

Iré ampliando todos estos temas en siguientes post para ir abriendo más el campo del tema del determinismo que en esta ocasión que intentado esquivar con la mayor finura posible.

sábado, 27 de diciembre de 2008

¿Más allá del lenguaje?

¿Qué nos lleva a pensar que tenemos experiencias que van más allá de nuestro lenguaje? Es decir, ¿por qué se suele pensar que hay eventos que experimentamos en una dimensión en la que el lenguaje deja de ser importante y comenzamos simplemente a sentir profundamente una vivencia en especial? Por ejemplo, la experiencia religiosa. Se podría pensar que una anciana que dice sentir profundamente la presencia de Dios (que le creamos no significa necesariamente que creamos que Dios está ahí, significa simplemente que creemos en su experiencia) está teniendo una vivencia que no se reduce al lenguaje, sino que va más allá, es decir, se diría que en el momento de tal experiencia poco importa que la anciana posea o no un lenguaje; su sentimiento, su pasión, van más allá de ello.

Esto obviamente va en contra de aquella noción en la que se considera que es, no a través, sino en el lenguaje que interpretamos todo. Con ‘todo’ me refiero a nuestra relación con todo ámbito del mundo, con todo otro ser humano e incluso con uno mismo. Así pues, es en el lenguaje que interpretamos, siempre, toda experiencia que podamos tener. Frente a esta noción la anciana religiosa nos dirá: “Mi experiencia religiosa no tiene que ver con el lenguaje, tiene que ver con mi pasión!” Y podremos responderle: “Pero tu pasión, ¿no tiene que ver con el lenguaje?” “No! Mi pasión es sensación! Es experiencia profunda a priori!”

¿Sucede aquello de que podemos experimentar algo más allá del lenguaje? Alguien podría decirnos que la experiencia que tiene cuando escucha música, o cuando ama a alguien, o cuando bebe un delicioso jugo de limón, es una experiencia que va mucho más allá de su lenguaje (de las palabras). Me responderé de una vez: No es así, todo lo experimentamos en el lenguaje, ya inmersos en él. Aclaremos porqué considero esto.

Creo que el principal error de aquel que considera que se puede tener alguna experiencia extralingüística radica en que asume que tenemos un lenguaje, cuando lo más adecuado no sería decir que tenemos un lenguaje, sino que somos tal lenguaje. De mismo modo en que solemos decir que tenemos un cerebro o un corazón, pero lo cierto es que más allá de tenerlos, somos tal cerebro, somos tal corazón, al igual que somos nuestro estado de animo y somos nuestra sensación de dolor o nuestro anhelo por algo o nuestro miedo. Todas aquellas cosas, aquellas experiencias, son cosas que somos nosotros mismos, y del mismo modo tendremos que considerar que somos nuestro lenguaje. Considerar que tenemos un lenguaje, nos lleva a pensar que podemos salir y entrar de él, cuando no se trata de un hogar al que asistimos, se trata de lo que somos en nuestra existencia.

Esta noción de que tenemos un lenguaje nos lleva a considerar de que es únicamente cuando estoy hablando que estoy en el lenguaje, y que cuando no lo hago, estoy viviendo ajeno a él, más allá de él. Sin embargo, sucede que aprender un lenguaje es aprender una configuración del mundo, y aprender un lenguaje es entender lo que tengo alrededor de acuerdo a los presupuestos de ese lenguaje. Entonces, estar en el lenguaje significa entender el sentido más básico de la realidad de acuerdo a las certezas básicas y nucleares que tengo sobre ella, certezas que aprendo en el lenguaje, certezas que son lenguaje y que a su vez sirven de apoyo para todo el uso cotidiano y cambiante que hago de mi lengua (por supuesto, pudiendo tal certeza también cambiar). Estar en el lenguaje no es simplemente hablarlo, es vivir en él, es interpretarlo todo en él, porque todos nuestros significados y sentidos los hemos adquirido en él. Cuando tengo una experiencia en la que no participa activa o explícitamente el lenguaje, estoy teniendo la experiencia ya sumergido en el lenguaje, un lenguaje del que no puedo salir porque tal es mi condición más básica como ser que se comprende y que comprende lo que está alrededor de acuerdo a los presupuestos de mi lengua.

Cuando tomo un delicioso jugo de limón y siento que es delicioso, estoy ya interpretando mi vivencia en el lenguaje, pues es de acuerdo a él que entiendo el sentido y significado de lo que es un jugo, de lo que es lo delicioso. Alguien podría decirme: “Pero el bebe toma su leche y puede sentir que es deliciosa. Tal bebe aun no aprende el lenguaje” Es cierto, pero nadie está queriendo decir que el bebe, o el perro, no sientan placeres. Lo que se está queriendo decir es que una vez que estamos en el lenguaje aquellos placeres que sentimos ya no pueden ser ajenos a nuestra existencia básica y profunda en las interpretaciones intrínsecas y presupuestas que hacemos sobre el mundo (sobre nuestras experiencias) en el lenguaje. Así, cuando el bebe aprenda el lenguaje seguirá sintiendo placeres, pero ya no serán los mismos, pues él antes no tenía los presupuestos lingüísticos (prácticos) que ahora tiene. Con el lenguaje accedemos a toda una nueva dimensión de vivencias y de experiencias. Así, la experiencia religiosa siempre tiene como base el estar en ciertas certezas del lenguaje que no pueden ser hechas a un lado, porque es a partir de ellas que estamos en el mundo con una actitud, salir de ellas significaría caer en el absoluto absurdo. En la experiencia religiosa, la anciana ya sabe lo que es la religión aunque no se lo proponga explícitamente, eso ya está presupuesto en lo más básico de su existencia en el lenguaje.

Toda experiencia significativa que podamos tener es siempre intralingüística. Eso no significa que estamos encarcelados en el lenguaje. Porque como vimos, no se trata de un lenguaje al que entramos o salimos, se trata de un lenguaje que somos, y por lo tanto de una condición que no nos limita, sino que -al contrario- nos permite darle sentido a la existencia. No se trata de que más allá del lenguaje no haya nada, se trata mas bien de que no nos es siquiera posible postularnos qué es aquello que está más allá del lenguaje (toda postulado se da en el lenguaje!), y por lo tanto anhelar a una libertad extralingüística es anhelar a un engaño, a algo que ni siquiera nos hemos podido comenzar a postular; se trata de un autoengaño en el que hemos caído en el mismo lenguaje (Wittgenstein: el lenguaje nos confunde), el mismo autoengaño en el que se cae en la epistemología metafísica que pretende describir o explicar el mundo desde un punto de vista objetivo.

Lo correcto sería mas bien decir todo lo contrario: es gracias al lenguaje que somos libres, que se nos abre un ámbito inmenso de distintas posibilidades inimaginables fuera de él. Gracias al lenguaje comprendemos.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Crucis - Los Delirios del Mariscal (1977)


Dejo el segundo y último disco de la banda argentina de rock progresivo Crucis. Esta producción es de 1977, poco después de ella la banda se separa.

1. No me separen de mí
2. Los delirios del mariscal
3. Pollo frito
4. Abismo terrenal

Descarga Crucis - Los Delirios del Mariscal

No me separen de mi

Wittgenstein y el cuerpo (guarda!)

El aforismo 53 de Cultura y Valor es una de las cosas más hermosas que le he leído a Wittgenstein:



“La deliciosa diferencia de temperatura de las partes del cuerpo humano”


Qué comentar.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Visión y ceguera de Wittgenstein


Me he dedicado, en estos días, a intentar leer pausadamente los aforismos Cultura y Valor de Wittgenstein. Creo que la belleza de varios de ellos merece que dedique más de un post a comentarlos. Quiero comenzar con tres de ellos para mostrar una confusión en la que pienso que calló Wittgenstein.

En el aforismo 224 se lee: “Los seres humanos que continuamente preguntan “¿porqué?” son como los turistas que, con el Baedeker (una guía informativa) en la mano, leen la historia del edificio que tienen enfrente y ello mismo les impide verlo.”

Acá se aprecia un tema recurrente en la filosofía de Wittgenstein. Él hace hincapié constantemente en que no tendríamos que relacionarnos con las cosas de un modo rígido, es decir, de un modo que busque explicaciones concretas, determinadas. Por el contrario, es necesario que veamos las cosas desde un punto de vista más estético, más espontáneo, que nos de lugar al asombro. Esto se muestra clarísimo en su Conferencia de Ética, en la que opone la ‘mirada científica’ a la ‘mirada del milagro’. La primera es la que busca explicaciones y teorías, la que investiga para desmembrar a lo observado (¿cómo la dialéctica platónica?). La segunda mirada es la que ve y se deja asombrar, la que describe y dialoga con lo observado, admirando sus detalles y su complejidad de modo que se haga más importante la belleza que la utilidad (¿Wittgenstein versus Rorty?). Así, Wittgenstein dice que es precisamente el leer la historia del edificio, antes que verlo, lo que no permite que uno se deje asombrar por él. Por decirlo de algún modo, se ha puesto lo múltiple, cambiante y diferente por debajo de lo exacto, único y determinado.

En el aforismo 400 se lee: “La belleza de una figura de estrella -por ejemplo, una estrella de seis puntas- se menoscaba cuando se la ve simétricamente en relación con un eje determinado.”

Aquí encontramos la misma cuestión de antes. Wittgenstein dice que ver a la figura como una forma que se puede descifrar con exactitud es dejar de ver a la figura como algo bello para pasar a verla como un simple objeto de análisis. La belleza del asombro frente a la frialdad de la explicación. (¿Y no puedo asombrarme con la simetría? ¿No se hubiera asombrado Wittgenstein con la simetría de las películas de Kubrick o de Reygadas? Sí lo hubiera hecho, pero asombrarse con tal simetría requiere una visión diferente de la simetría, y no la visión que detiene la película y comienza a medir la imagen con una regla.)

En las Investigaciones Filosóficas Wittgenstein introduce el tema de la ‘visión de aspectos’-tema del que me atrevo a hablar muy poco porque la verdad es que no termino de comprenderlo, quizás precisamente porque es un tema que no merece explicación profunda, sino comprensión espontánea, y muchas veces lo más obvio resulta lo más difícil de ver (tal vez ya lo veo y no me doy cuenta) (en el aforismo 210 se lee: “¡Qué difícil es para mí ver lo que tengo ante los ojos!”)- en el que se pretende mostrar cómo es necesario dejar de ver a las cosas de acuerdo al aspecto que creemos que es el único y el verdadero, para pasar a ver las cosas de cuerdo a la multiplicidad de aspectos en los que pueden ser vistas, comparándolas con otras, o viéndolas por distintas perspectivas (algo parecido creo que hay en Husserl, aunque por supuesto, dicho de forma mucho más pobre e incompleta y talvez más tonta) (ejemplo de ello es nuestra querida mascota: el pato-conejo).

Finalmente, en el aforismo 70 se lee: “Cuando se leen los diálogos socráticos se tiene el sentimiento: ¡Qué espantosa pérdida de tiempo! ¿Para qué estos argumentos que nada prueban y nada aclaran?”

Creo que a Wittgenstein le hizo falta, en su lectura de Platón, una visión más profunda y más abierta, y menos centrada en lo argumentativo. Creo que Wittgenstein no supo ver más allá de los argumentos, y creyó que Platón se quedaba en eso. Se le escaparon a Wittgenstein aspectos platónicos como lo dialógico y lo aporético. Pareciera que leyó a Platón sólo desde un aspecto, y no se dejó asombrar por él, no supo dejarse asombrar. Creo que se vio a los diálogos socráticos como argumentaciones, cuando pueden ser vistos como constante movimiento y confrontación viva de opiniones. Wittgenstein reclama que los argumentos no prueban nada. ¿Y para qué se quiere una prueba? Si no te prueban nada, precisamente hay que saber ver más allá de la simple búsqueda de pruebas (que él mismo rechaza). La mirada que Wittgenstein expresa en ese aforismo adolece de una especie de ceguera; no se supo ver más allá de los argumentos. Y hay tanto que ver más allá.

martes, 23 de diciembre de 2008

Gritos (vacíos) de protesta

Hace algunos años solía creer en protestas y en espíritus rebeldes frente a ciertas clarísimas ‘injusticias’ de la sociedad. Nunca fui regular en mi asistencia a estas protestas (tampoco es que hayan habido muchas), pero sí consideraba que ellas eran necesarias y que de ningún modo había que callarlas. Solía decir: “mi grito, por más pequeño que sea, por más perdido que esté entre todas las voces del mundo, es MI GRITO, y no lo voy a callar. Al menos el que está a mi lado me va a escuchar.”

Hoy me he alejado de todo ello, pero aun considero que tal floro de “mi grito…” es realmente valioso y que las protestas no tendrían que ser simplemente calladas. Pero el problema central que comenzó a crecer en mí fue el siguiente: Esta actitud ¿tiene realmente una justificación?, es decir, ¿se trata de un grito con un verdadero propósito que ha sido reflexionado y examinado o se trata de un simple vozarrón que no pasa de ser una especie de lamento furioso sin dirección? Lamentablemente, creo que en la mayoría de ocasiones se trata de la segunda opción.

Y es que el problema que comencé a sentir conforme iba pasando el tiempo es que no hay una verdadera reflexión detrás de todas estas protestas, no se piensa lo suficiente en lo que está presupuesto en aquellas cosas contra las que se protesta y en aquellas cosas que se reclaman. Por supuesto, hay ciertas cuestiones que son tan evidentemente despreciables que resulta obvia la necesidad de reaccionar inmediatamente contra ello (asuntos de maltrato animal por ejemplo). Pero hay protestas sociales que parecen haber seguido el camino más sencillo, sin que se haya dado tiempo a pensar siquiera cuál es el fundamento sobre el que se apoya la situación. (Por supuesto, me refiero a casos en los que la protesta es sincera, ingenua pero sincera, y no a los casos en los que la protesta tiene en realidad fines ajenos y de beneficio particular)

Sobre este tema reflexiona muy bien André Glucksmann, filósofo francés, en su libro ‘Occidente contra occidente’. Con finísima ironía y refiriéndose al fenómeno de la guerra, dice lo siguiente:

“La actualidad nos acosa. El sufrimiento de unos, la energía de otros, los suspiros y los cálculos, las imprecaciones y las imploraciones nos telepersiguen. Nos atenaza la tentación a tener respuesta para todo: si la guerra, pase lo que pase, es la más sucia y condenable de todas las posibilidades, es inútil quemarse la sangre, ¡que la paz esté con nosotros! ¿Cómo no se nos había ocurrido antes? Desde el neolítico, la humanidad talla el hacha, forja picas y se prepara bajo los mil soles de la energía nuclear cuando, al parecer, le hubiese bastado con un gesto, uno solo, para poner fuera de juego a la ‘cosa’. Fuera de la ley, dicen los juristas. Fuera de la moral, proponen los religiosos. Fuera de la cultura, acuerdan los artistas. Fuera del tema, aseguran los encuestados. Fuera de lugar, programan los políticos de fino olfato. Nada más sencillo que afirmarse contra ‘la guerra’. Nada más adecuado que jurar que no se justifica ninguna. Admito de buena gana que nos equivocamos, vacilamos, nos desviamos tomando un partido y luego otro, retomándolo, cambiando de opinión, pero desconfío de los toboganes de pereza mental en los que nos deslizamos alegremente sobre las dificultades. El feliz inmaculado que desfila gritando: ‘¡No a la guerra!’ camina sobre una nube. Y va derecho contra el muro.

…El discurso de paz que agitó a las multitudes del planeta y que casi gana la partida, se apoya sobre dos convicciones inquebrantables: la guerra es detestable, la paz es encantadora. Sin embargo, estas notables simplezas no constituyen una barrera imparable; la duda ríe a escondidas.”

domingo, 14 de diciembre de 2008

Los Mirlos

CUMBIA MALDITA SEA!!!!!!!


C U M B I A!

sábado, 13 de diciembre de 2008

Juaneco y su Combo

Los grupos de cumbia antiguos tienen, prácticamente todos, percusiones y guitarras notables. Por supuesto, cada grupo con su propia particularidad. Sin embargo Juaneco y su Combo tiene algo que no tiene ningún otro grupo de cumbia: a Juaneco.

Los teclados de Juaneco son inigualables, con ellos la cumbia deja de ser cumbia de cualquier tipo que se pueda imaginar, con ellos el género se expande y hace pensar en la psicodelia europea que tanto caracteriza a los grupos progresivos. La de Juaneco es realmente una cumbia psicodélica, y si a alguien se le tuviera que atribuir la etiqueta de ‘cumbia progresiva’ ese tendría que ser, sin dudas, Juaneco y su Combo. Estoy convencido, de que si se le hubiera propuesto a Juaneco tocar alguna canción de Crucis, o de Camel por ejemplo, lo hubieran podido hacer sin ningún problema con los instrumentos y efectos que utilizaban.

Me parece que el disco que dejo ya está bastante difundido, sin embargo, vale la pena darle un espacio más en el que se le pueda encontrar. A disfrutar de lo mejor de la cumbia peruana antigua.

1. Mujer hilandera
2. El brujo
3. El agua del hilguerón
4. Me robaron mi mula runa
5. Un shipibo en España
6. Caballito nocturno
7. Mi linda nena
8. A la fiesta de San Juan
9. El llanto de Ayaymama
10. Vacilando con ayahuasca
11. Dale Juaneco
12. Palejito bailarín
13. Ya se ha muerto mi abuelo
14. La sirenita enamorada
15. Recordando a Fachín
16. La danza de Pachilín
17. La muraya
18. Porqué te cambiaste el nombre
19. San Juan 75
20. El pinochito saltarín

Descarga a Juaneco y su Combo

Mi linda nena

jueves, 11 de diciembre de 2008

Toreo


Wittgenstein: 'En las corridas de toros el toro es el héroe de una tragedia. Se le enloquece primero de dolor y después muere una muerte larga y espantosa'

lunes, 8 de diciembre de 2008

The machine is USing us

Dejo este excelente video sobre la noción de que el texto digital no significa simplemente un nuevo 'código' para comunicarnos -como si se tratara de una nueva 'herramienta' en la que hemos encontrado una novedosa 'utilidad' (como talvez diría Rorty)-, sino que nuestra expresión en este nuevo lenguaje es toda una nueva expansión de nuestro ser, de nuestra existencia. Toda una nueva forma de concebir al mundo, a los demás y a nosotros mismos.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Donayre y el antichilenismo


Otra vez, llego tarde a la fiesta.

1. Se generó una polémica por los comentarios que salieron a la luz del hoy ex-comandante general de las fuerzas armadas peruanas. Nadie (a excepción de los imbéciles) discute lo desatinadas que fueron las palabras de Donayre, y aun así, casi todos intentan buscarles excusas.

2. Diversas personas (incluidos el propio Donayre y Alan García) han optado por decir que los comentarios no fueron oficiales, que fueron dichos varios meses atrás y que el contexto era privado. Esto es cierto, sin embargo no se excusa con ello el preocupante hecho de que una persona con un cargo tan elevado en el Perú falte tan profundamente el respeto, en cualquier contexto, a los chilenos. El problema con las declaraciones no es de índole político o militar, es de índole ético. Las disculpas a los chilenos y la total desautorización de tales palabras era algo a lo que obligaba la ética y no los protocolos. Buscarles excusas a las palabras de Donayre no tiene ningún sentido, pues se estaría justificando a la estupidez y a la xenofobia si es que no se dan en un contexto problemático. Sería tan ridículo como decirle a tu niño que no debe ser racista, pero que sin embargo no debe juntarse con los negros. Lo importante acá no era cómo ni cuántas veces se tenía uno que disculpar con las 'autoridades' chilenas, lo importante era rechazar la actitud xenofóbica, sea cual sea el contexto en que ella se de.

3. El problema ‘protocolar’ debió haber terminado con las disculpas y aclaraciones inmediatas que se le brindó a la presidenta chilena. Sin embargo el asunto creció. ¿Por qué? Porque Alan, al llamar a la presidenta chilena y mencionarle el pronto retiro de Donayre, mintió. Resulta clarísimo que Alan menciona el retiro de Donayre sabiendo que no decía toda la verdad. Alan dijo que el comandante pasaba al retiro, pero no dijo (al menos no claramente) que se trataba del término de un mandato y no de una consecuencia de las desatinadas palabras. Obviamente Alan no aclaró lo suficiente la situación para que la presidenta se sienta tranquila y no se arme el alboroto. Con esto se generó un doble efecto. Por un lado, se provocó en los chilenos la sensación de que en el Perú este había sido un asunto de gran importancia, tan importante que había causado el retiro de un comandante general. Sin embargo en el Perú todos se mataban por aclarar que el asunto no debería tener mayor alcance y que había de ser superado rápidamente, cuando el presidente García ya había vendido la imagen totalmente opuesta en la ‘verdad a medias’ que le contó a la presidenta Bachelet. Por otro lado, se provoca que los chilenos, al enterarse de la verdadera situación, se sientan no sólo ofendidos, sino luego engañados, y le den importancia política y protocolar al tema, dejando de lado la preocupación ética. La mentira de Alan provoca que todo se salga de su proporción.

4. Luego de esto, no ayuda la estupidez de Donayre, que comienza a dar comentarios totalmente fuera de lugar, en los que justifica sus palabras en el video diciendo que habló como soldado peruano. Esta declaración de Donayre invalida toda excusa que dice que los comentarios fueron privados y que no tienen ningún carácter público por lo que carecen de importancia. Ahora Donayre justifica sus declaraciones ‘privadas’ con declaraciones ‘públicas’, dándole a las primeras validez pública.

5. Probablemente, los afectados más concretamente con esta situación sean los peruanos que viven en Chile, quienes tienen que soportar, tras la estupidez de un general, la estupidez de algunos chilenos que demuestran una actitud xenofóbica muy poco concordante con la tan rica cultura a la que ellos pertenecen.

6. La xenofobia de Donayre no es justificable en ningún sentido. Las disculpas públicas y contundentes debieron haber sido inmediatas. La salida del comandante resultaba una opción muy radical, sin embargo es una opción que Alan, con su mentira, le permitió tener a los chilenos. Debió haber desautorización inmediata de las palabras del comandante, por cuestión de ética. Ética no sólo con los chilenos, sino con los peruanos mismos, intentando promover una actitud abierta y amical hacia quienes son talvez los ‘diferentes’ más rechazados en nuestra maleducadísima sociedad.

martes, 2 de diciembre de 2008

Los Quantos de Ica

Cumbia... O mejor dicho, CUMBIA peruana de los 70s.

Dejo este disco de un grupo peruano realmente notable. De los más olvidados entre los grandes cumbieros de antes.


1. Tú me quieres
2. Rita
3. Mi Diosa del Mar
4. El sonido del silencio
5. Viajando con José Antonio
6. El Inca Macoñero
7. Brasilerinho
8. Inesita
9. Por ellos Dos
10. Zapatos Rotos
11. Segundo Sentimiento
12. Amarte No Debo
13. El Tamalote

Descarga Los Quantos de Ica

Inesita

lunes, 1 de diciembre de 2008

The Stakeout

La libertad es una ficción cerebral

Estamos determinados, como el resto del Universo, por las leyes naturales La libertad es una ficción cerebral, según confirman las últimas investigaciones sobre neurociencias. Estas investigaciones han determinado que la actividad cerebral previa a un movimiento, realizado por el sujeto en un tiempo por él elegido, es muy anterior (hasta 10 segundos) a la impresión subjetiva del propio sujeto de que va a realizar ese movimiento. Y aunque la falta de libertad es algo contraintuitivo, los experimentos indican que estamos determinados por las leyes de la Naturaleza. Por eso en Alemania algunos especialistas están reclamando la revisió
n del código penal para adecuarlo a los resultados de la neurociencia. Y aunque sigamos encarcelando a los que violen las leyes, cambiará la imagen que tenemos tanto de esos criminales como de nosotros mismos. Por Francisco J. Rubia.


La libertad, la voluntad libre o el libre albedrío es una ficción cerebral. Eso es el resultado de experimentos realizados recientemente en neurociencia que indican que la actividad cerebral previa a un movimiento, realizado por el sujeto en un tiempo por él elegido, es muy anterior (350 ms) a la impresión subjetiva del propio sujeto de que va a realizar ese movimiento (200 ms antes del movimiento). Esto quiere decir que la impresión subjetiva de la voluntad no es la causa del movimiento, sino que, junto con éste, es una de las consecuencias de una actividad cerebral que es inconsciente.

The Pilot

Dado que la palabra ALGUNOS implica "los otros dos menos yo", sin incluir obviamente a Mr. Elvis de Caqueta... me veo en la tarea de escribir, no sin antes rendirle un homenaje al dictador pues de esas 19... visitas, 19... son de él. Ahí vemos pues un ejemplo del no tengo ni mierda que hacer.
Homero, Marca Registrada

domingo, 30 de noviembre de 2008

El diálogo presupone la diferencia

El diálogo presupone la diferencia.

La diferencia no es simplemente un atributo dado a sujetos o culturas ajenas, es mas bien una condición indeleble de la humanidad en tanto que multiplicidad y a la vez unicidad. Abrirse a las diferencias, aceptarlas, deleitarse con ellas, significa aceptarse a uno mismo como diferente. Platón habla en El Político de la mezcla que está en todo. En el universo, en los cuerpos de los individuos, en sus almas. Platón no busca eliminar tal multiplicidad de diferencias, busca entenderla para armonizarla. Nuestro diálogo no es búsqueda de semejanzas, es búsqueda y encuentro constante con la diferencia para nutrirse con ella. La diferencia nos define como seres humanos. El diálogo con la diferencia no es un paso que tenemos que dar, es la condición más auténtica de nuestra existencia. Somos, en tanto que humanidad, ontológicamente diferentes. El diálogo siempre se da entre diferentes. He allí su belleza.

Aculturación y/o Diferencias

Recién escuchaba a Marco Aurelio Denegri comentar una fotografía en la que aparecía una niña selvática haciendo un globo en su boca con un chicle. La imagen fue concebida por Denegri como una auténtica aberración. La calificó como un atentado contra lo autóctono y como una muestra de la peligrosidad de ciertos procesos de aculturación. La percepción de Denegri fue la de una corrupción de lo original, de lo propio en tanto que virgen, en tanto que no intoxicado por lo exterior. El chicle en la boca de la niña representaba la violación de lo natural, la intromisión abrupta de una cultura en la otra. Denegri hubiera preferido a la niña con sus trajes tradicionales y en una actividad propia de su contexto. Él cree que la tradición es algo puro, que las culturas son más valiosas mientras menos se toquen entre sí. O que en todo caso, si se tocan entre sí, deberían hacerlo con sus dedos más perfumados, más arreglados, más finos. Para Denegri la aculturación no puede ser la simple recepción de elementos de una cultura en otra. Habría mas bien que saber recibir ‘lo provechoso, lo útil’. Lo demás hacerlo a un lado, rechazarlo como algo degradante.

Hay varios problemas en la concepción de Denegri. Uno de ellos es que él cree poder controlar -como si se tratara de domar a una fiera- lo que viene de afuera a sorprendernos, a renovarnos. Sin embargo, el fenómeno denominado como ‘aculturación’ no ocurre bajo la atenta mirada de los sujetos. La intromisión de elementos culturales ajenos en el contexto propio se da prácticamente sin que lo notemos, sin que decidamos -ni racional, ni irracionalmente- qué creencias o qué prácticas sociales ajenas adoptar como nuestras. No nos es posible juzgar sobre ‘lo bueno’ y ‘lo malo’. La aculturación es involuntaria no porque la voluntad de una cultura queda dominada, sino porque la voluntad nunca entra en juego (talvez sería más adecuado decir entonces que el proceso de aculturación es carente de voluntad). Esto no quiere decir que estamos totalmente indefensos ante las múltiples cosas que nos llueven desde afuera. Esto quiere decir mas bien que hay que aceptar la diferencia, en donde aceptar significa abrirse al diálogo con ella. Una aceptación que no es pasiva, sino activa, pero no controladora, no juzgadora. La actitud dialogante con lo externo no es actitud que examine, es actitud que busca comprender, que busca dialogar con el asombro por lo nuevo en tanto que diferente y exótico, no habitual.

Puedo mencionar aquí otro punto que vale la pena criticar en la idea de Denegri. Él ha concebido que el proceso de aculturación controlada debería aceptar únicamente ‘lo provechoso, lo útil’, lo demás ¿para qué admitirlo? Aquí la noción que se tiene de beneficio en la aculturación (y de la aculturación misma) es demasiado pragmática. El proceso por el que una cultura comienza a admitir nuevos elementos como propios va mucho más allá de lo útil. Mucho más allá no sólo en el sentido de más detalle y más riqueza, sino también en el sentido de más profundidad. Adquirir nuevas prácticas sociales significa no sólo adquirir nuevos usos provechosos, significa sobre todo una transformación, o mejor dicho, una expansión de la espiritualidad misma con la que se enfrenta al mundo. La existencia se torna en algo nuevo, se expande hacia nuevas dimensiones nunca antes conocidas. Nuevas dimensiones que no se deciden conocer porque resultan más útiles, sino que adquieren sustancialidad en nuestra existencia sin habérnoslo propuesto. El chicle en la boca de la niña no representa una nueva práctica que no va a ser útil en ningún sentido. El chicle en la boca no representa nada. Es ella misma -la práctica social- una nueva dimensión en la vida de la niña y de toda la cultura. La disminución que Denegri hace del fenómeno de la aculturación a lo útil es precisamente la que provoca que se crea que se puede tener control sobre la diferencia, sobre lo externo a lo que es profundamente nuestro. Lo útil es manipulable, no se dialoga con ello, se decide si conviene o no, si se lo adquiere o no.

Dialogar con la diferencia quiere decir deleitarse con ella activamente, lo cual trae consigo no sólo la simple apertura a todo lo que venga, sino el cuestionamiento abierto y penetrante a lo que ya somos, o a lo que ya comenzamos a ser, y no a lo que podemos optar o no por ser.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Quilapayún - Oficio De Tinieblas Por Galileo Galilei

Obra maestra del grupo chileno Quilapayún en la que tratan la temática de Galileo Galilei y su idea de la tierra girando alrededor del sol. La canción se concentra en el conflicto entre la nueva concepción postulada por Galileo y la antigua concepción ptoloméica de la iglesia católica.


La radicalmente nueva propuesta de Galileo comienza a generar todo un nuevo lenguaje en el que la concepción del mundo, de la existencia completa, gira hacia otras dimensiones nunca antes imaginadas. El nuevo lenguaje que comienza a nacer con Galileo aparece como una amenaza para el antiguo lenguaje, choca directamente contra él, se presenta sorpresivamente y sin vergüenza para cuestionar cimientos que en el antiguo lenguaje son intocables, o mejor dicho, en el que ni siquiera es concebible tocarlos. El antiguo lenguaje no puede hacer más que rechazar aquello que llega a interrumpirlo, a romper un orden que pretende ser El Verdadero, El Universal. Tal rechazo no puede darse sólo como menosprecio de la novedad, sino que se da sobre todo como exaltación de una actitud dogmática que apunta a desautorizar sin siquiera escuchar a la novedad. Actitud que por supuesto, no sorprende en la iglesia. Este proceso resulta natural, el antiguo lenguaje no puede quedarse de manos cruzadas al sentir cómo sus fundamentos más nucleares son derrumbados. La existencia en sí misma cambia, se reconfigura. Rorty apunta: “el cambio de lenguajes y de otras prácticas sociales pueden producir seres humanos de una especie que antes nunca había existido.” El cambio no es gozoso. Es, por el contrario, dificultoso y lento, profundo y paralizante.

La maestría de la obra de Quilapayún radica en la excelente expresión de estos elementos en el enfrentamiento entre el dogmatismo y la novedad desfachatada. Pero además, la obra es fiel a la historia. Sabemos que Galileo cedió ante la presión de la iglesia. Y esto porque a Galileo no le costaba nada ceder, él estaba convencido de que lo escuchasen o no, la tierra giraba alrededor del sol. Galileo podía ceder por su bien y simplemente pensar para adentro: ‘y sin embargo la tierra gira alrededor del sol, y ese es un hecho que va más allá de si yo me callo o no’. Esto es brillantemente expuesto en la obra, en la que el lenguaje galileano está personificado por la voz solista mientras que el lenguaje ptoloméico está personificado por el coro. Lenguajes que se cruzan uno con el otro, estando siempre la voz galileana por sobre el coro ptoloméico (a excepción del final de la canción, en el que la voz galileana hace su última e interna reflexión). Esta última ‘imagen’ nos da la impresión de que el nuevo lenguaje que irrumpe siempre lo hace ante la presencia del lenguaje antiguo, siendo este último el lenguaje habitual, el normalmente concebido. Así pues, la solidez del antiguo lenguaje está siempre presente y manteniendo una base sobre la que se apoya la melodía de la voz solista, que tiene de plataforma una constante repetición que hace el coro: “Ptolomeos, Ptolomeos”. Así, se representa un lenguaje habitual y pasivo sobre el que llega el nuevo lenguaje sorprendente y activo para pisotearlo con sus nuevos significados y sentidos.

El concepto de la canción pasa entonces por ser histórico, teológico y filosófico.


lunes, 24 de noviembre de 2008

Un cajón

Tras los autores antes publicados, colgar algo escrito por mí debería sumergirme en la más profunda sensación de estar haciendo el ridículo. Sin embargo, acá en Vandelay, la verguenza no existe. Sólo existe el EGO.



Un cajón

La música fúnebre siempre me hizo suspirar, siempre me pareció hermosa. Pocas expresiones del arte tienen la carga que tiene la música fúnebre. Una carga profundísima. Una carga sincera. Ella no celebra, no lamenta, no postula, no sorprende. Es música que nace de lo más profundo del ser humano, de las vísceras, de lo que mueve a la existencia. La música fúnebre surge de la más recóndita y la más auténtica de las sensaciones. Nos enfrenta a nuestra finitud, nos encara con el fondo del abismo. O mejor dicho, nos hace concientes del abismo. Nos despoja de los soportes que nos hemos creado. Nos desnuda. La música fúnebre no se hace para escuchar, se hace para gritar, para desordenar, para paralizar. La música fúnebre no se hace, se vomita. Nos hace notar el vacío enorme que somos, el devenir incomprensible que somos. De pronto, el todo se hiela, se hunde. No hay más que abismo, y vemos el suelo, y vemos al cuerpo estrellado, y no entendemos al cuerpo, no entendemos la caída. Porqué caer, si yo creía volar. Se devela la verdad para consumirnos, para devorarnos. La existencia despierta a todo nivel en la música fúnebre; la existencia de pronto se siente profunda y desconcertante; la existencia nos somete, nos obliga, nos posee, nos hace tiritar y gritar en silencio hacia dentro, nos exige abrir los ojos en medio del vértigo, nos exige movimiento. Eso es lo peor, no sabemos qué hacer con ella ahora que somos ella. Nos perdemos en ella. Lentamente; nos seguimos perdiendo lentamente. La existencia.

La existencia.

La música fúnebre abraza a los existentes, a los que saben su existencia. Hoy me abraza a mí. Pero me abraza diferente, y aun así, me abraza. Hoy me abraza a mí, y talvez sea yo el único que corresponde a su abrazo.

No se cómo pienso. No se qué pienso. Qué ser. ¿Soy?

Es decir, ¿existo como ser?

Veo, escucho, pienso. ¿Dónde pienso? ¿Cómo pienso?

¿Soy en el pensar, o pienso en el ser? Ni siquiera puedo corroborar al ser exterior, cómo es que soy capaz de considerarme como ser. Si no me considero como ser, no debería poder considerarme como nada. Ser no puede ser pensar. Sé que el cuerpo no piensa. Y sé que el cuerpo es.

Sé que no piensa. Cómo puedo saber que no piensa. Nadie sabe que pienso, que sé.

Pensar me ha convertido en una pregunta. Soy una pregunta. La más patética, la más indigna de las preguntas. Preguntar por el ser es preguntar desnudo, es preguntar por la más profunda estupidez. La pregunta nunca sale, nunca parte. La pregunta nace, y pesa, y muele, y enfría. Nace. La pregunta es. ¿Nacer es? ¿Preguntar es? ¿Hay realmente una pregunta?

Hay un cielo, hay negro, hay cabellos, hay pasos, hay sonidos. ¿Ellos son? ¿Existen acaso? ¿Qué demonios puedo considerar ahora al ser, si lo que es se me presenta y yo ya no puedo presentarme al ser? ¿El ser es ser percibido? En ese caso, yo claramente no soy. Pero yo sé que soy. Y sin embargo, no sé qué es el ser.

¿La silla es? ¿El bostezo es? El ser no puede ser restringido a la vida. Eso es claro. La vida se da en el ser, no el ser en la vida. Sin embargo dudo de qué soy. Mi ser no es comprensible, no es describible. Cómo puedo ser, si sé por un lado que de algún modo estoy en tal cajón. ¿El estar y el ser son separables? Sé que estoy en el cajón. Sé que mi ser va más allá del cajón. Sé. Si sé, ¿soy?

Podría decir: es un hecho que estoy muerto, y sin embargo, es un hecho que aquí estoy pensando. Dos niveles del estar. Dos usos del estar. Los dos, perfectamente válidos. ¿Soy un hecho? Un hecho, ¿no debería estar consignado? Yo puedo consignarlo, pero a nadie más que a mí.

A mí. Yo.

¿Soy un yo? ¿Dónde quedó mi subjetividad? ¿Sigo siendo parte de una intersubjetividad? Sigo con prejuicios, sigo con lenguaje. ¿Necesito más que eso para existir?

Puedo decir: soy algo. Puedo decir: soy. Puedo decir: no soy. Puedo decir: soy nada. Me enredo en la nada con mis pensamientos. Me asumo como nada. Me han obligado a ser nada. A verme como nada. Aun cuando me siento como ser.

Me siento. Qué demonios significa eso.

¿Tengo acaso algún valor? Ser es tener valor. Decido tener valor. Como ser, decido. De qué vale mi decisión. Cómo pretendo ser si ellos han decidido qué soy.

Qué soy. Esa no es la cuestión. Soy. Porqué soy. Porqué el cuerpo humillado es.

Porqué no ser.

Veo un cajón. Me enfrento a un cajón. O mas bien, han enfrentado al cajón a mí.

Un cajón. Como cuando se guarda al dinero. Siento mi ser en mí. Pero veo mi ser como a un cajón. Marrón oscuro, y aun así pálido. Marrón que vive. Marrón que es. El desorden que hay alrededor le ha quitado dignidad al color. Soy un cajón.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Primeras consecuencias de la APEC...

Hoy, tal como se había presagiado, Industrias Vandelay ha sido invadida por la más descaminada de las bestias, por el más incoherente de los géneros, por la más decadente de las especies, POR UN ESTUDIANTE DE COMUNICACIONES DE LA CATOLICA.

No importa, la trinidad de conejos nos cuida.

La chica más guapa de la ciudad


Espectacular cuento del maestro Charles Bukowski... disfruten


Cass era la más joven y la más guapa de cinco hermanas. Cass era la chica más guapa de la ciudad. Medio india, con un cuerpo flexible y extraño, un cuerpo fiero y serpentino y ojos a juego. Cass era fuego móvil y fluido. Era como un espíritu embutido en una forma incapaz de contenerlo. Su pelo era negro y largo y sedoso y se movía y se retorcía igual que su cuerpo. Cass estaba siempre muy alegre o muy deprimida. Para ella no había término medio. Algunos decía que estaba loca. Lo decían los tontos. Los tontos no podían entender a Cass. A los hombres les parecía simplemente una maquina sexual y no se preocupaban de si estaba loca o no. Y Cass bailaba y coqueteaba y besaba a los hombres pero, salvo un caso o dos, cuando llegaba la hora de hacerlo, Cass se evadía de algún modo, los eludía.


Sus hermanas la acusaban de desperdiciar su belleza, de no utilizar lo bastante su inteligencia, pero Cass poseía inteligencia y espíritu; pintaba, bailaba, cantaba, hacía objetos de arcilla, y cuando la gente estaba herida, en el espíritu o en la carne, a Cass le daba una pena tremenda. Su mente era distinta y nada más; sencillamente, no era práctica. Sus hermanas la envidiaban porque atraía a sus hombres, y andaban rabiosísimas porque creían que no las sacaba todo el partido posible. Tenía la costumbre de ser buena y amable con los feos; los hombres considerados guapos le repugnaban: "No tienen agallas -decía ella-. No tienen nervio. Confían siempre en sus orejitas perfectas y en sus narices torneadas... todo fachada y nada dentro..." Tenía un carácter rayando la locura; Un carácter que algunos calificaban de locura.


Su padre había muerto del alcohol y su madre se había largado dejando solas a las chicas. Las chicas se fueron con una pariente que las metió en un colegio de monjas. El colegio había sido un lugar triste, más para Cass que para sus hermanas. Las chicas envidaban a Cass y Cass se peleó con casi todas. Tenía señales de cuchilladas por todo el brazo izquierdo, de defenderse en dos peleas. Tenía también una cicatriz imborrable que le cruzaba la mejilla izquierda; pero la cicatriz, en vez de disminuir su belleza, parecía por el contrarío, realzarla.


Yo la conocí en el bar West End unas noches después de que la soltaran del convento. Al ser la más joven, fue la última hermana que soltaron. Sencillamente entró y se sentó a mi lado. Yo quizá sea el hombre más feo de la ciudad, y puede que esto tuviera algo que ver con el asunto.


- ¿Tomas algo?

- Claro, ¿Por qué no?


No creo que hubiese nada especial en nuestra conversación esa noche, era sólo el sentimiento que Cass transmitía. Me había elegido y no había más. Ninguna presión, Le gustó la bebida y bebió mucho. No parecía tener edad, pero de todos modos le sirvieron. Quizás hubiese falsificado el carnet de identidad, no sé. En fin, lo cierto es que cada vez que volvía del retrete y se sentaba a mi lado yo sentía cierto orgullo. No sólo era la mujer más bella de la ciudad, sino también una de las más bellas que yo había visto en mi vida. Le eché el brazo a la cintura y la besé una vez.


- ¿Crees que soy bonita?- preguntó.

- Sí, desde luego. Pero hay algo más... algo más que tu apariencia...

- La gente anda siempre acusándome de ser bonita. ¿Crees de veras que soy bonita?

- Bonita no es la palabra, no te hace justicia.

Buscó en su bolso. Creía que buscaba el pañuelo. Sacó un alfiler de sombrero muy largo. Antes de que pudiese impedírselo, se había atravesado la nariz con él, de lado a lado, justo sobre las ventanillas. Sentía repugnancia y horror.


Ella me miró y se echó a reír.


- ¿Crees ahora que soy bonita? ¿Qué piensas ahora, eh?


Saqué el alfiler y puse mi pañuelo sobre la herida. Algunas personas, incluido el encargado, habían observado la escena. El encargado se acercó.


-Mira -dijo a Cass-, si vuelves a hacer eso te echo. Aquí no necesitamos tus exhibiciones.

- ¡Vete a la mierda, amigo! -dijo ella.

- Será mejor que la controles -me dijo el encargado.

- No te preocupes -dije yo.

- Es mi nariz -dijo Cass-, puedo hacer lo que querrá con ella

- No -dije-, a mí me duele.

- ¿Quieres decir que te duele a ti cuando me clavo un alfiler en la nariz?

- Sí, me duele, de veras.

- De acuerdo, no lo volveré a hacer. Animo


Me besó, pero como riéndose un poco en medio del beso y sin soltar el pañuelo de la nariz. Cuando cerraron nos fuimos a donde yo vivía. Tenía un poco de cerveza y nos sentamos a charlar. Fue entonces cuando pude apreciar que era una persona que rebosaba bondad y cariño. Se entregaba sin saberlo. Al mismo tiempo, retrocedía a zonas de descontrol e incoherencia. Esquizoide. Una esquizo hermosa y espiritual. Quizás algún hombre, algo acabase destruyéndola para siempre. Esperaba no ser yo.


Nos fuimos a la cama y cuando apagué las luces me preguntó:


- ¿Cuándo quieres hacerlo, ahora o por la mañana?

- Por la mañana -dije, y me di la vuelta.


Por la mañana me levanté, hice un par cafés y le llevé uno a la cama.Se echó a reír.


- Eres el primer hombre que conozco que ha querido hacerlo por la noche.

- No hay problema -dije-. En realidad no tenemos por que hacerlo.

- No, espera, ahora quiero yo. Déjame que me refresque un poco.


Se fue al baño. Salió enseguida, realmente maravillosa, largo pelo negro resplandeciente, ojos y labios resplandeciente, toda resplandor... Se desperezó sosegadamente, buena cosa. Se metió en la cama.


- Ven, amor.


Fui.


Besaba con abandono, pero sin prisa. Dejé que mis manos recorriesen su cuerpo. Acariciasen su pelo. La monté. Su carne era cálida y prieta. Empecé a moverme despacio y queriendo que durara. Ella me miraba a los ojos.


- ¿Cómo te llamas? -pregunté.

- ¿Qué diablos importa? -preguntó ella.


Solté una carcajada y seguí. Después se vistió y la llevé en coche al bar, pero era difícil olvidarla. Yo no trabajaba y dormí hasta las dos y luego me levanté y leí el periódico. Cuando estaba en la bañera, entro ella con una hoja: una oreja de elefante.


- Sabía que estabas en la bañera -dijo-, así que te traje algo para tapar esa cosa, hijo de la naturaleza.


Y me echó encima, en la bañera, la hoja de elefante.


- ¿Cómo sabías que estaba en la bañera?

- Lo sabía.


Cass llegaba casi todos los días cuando yo estaba en la bañera. No era siempre la misma hora, pero raras veces fallaba, y traía la hoja de elefante. Y luego hacíamos el amor.


Telefoneo una o dos noches y tuve que sacarla de la cárcel por borrachera y pelea pagando la fianza.


- Esos hijos de puta - decía-, sólo porque te pagan unas copas creen que pueden echarte mano a las bragas.

- La culpa la tienes tú por aceptar la copa

- Yo creía que se interesaba por mí, no sólo por mi cuerpo.

- A mí me interesas tú y tu cuerpo. Pero dudo que la mayoría de los hombres puedan ver más allá de tu cuerpo.


Dejé la ciudad y estuve fuera seis meses, anduve vagabundeando; volví. No había olvidado a Cass ni un momento, pero habíamos tenido algún tipo de discusión y además yo tenía ganas de ponerme en marcha, y cuando volví pensé que se habría ido; pero no llevaba sentado treinta minutos en el West End cuando ella llegó y se sentó a mi lado.


- Vaya, cabrón, has vuelto.


Pedí un trago para ella. Luego la miré. Llevaba un vestido de cuello alto. Nuca la había visto así. Y debajo de cada ojo, clavado, llevaba un alfiler de cabeza de cristal. Sólo se podían ver las cabezas de los alfileres, pero los alfileres estaban clavados.


- Maldita sea, aún sigues intentando destruir tu belleza....

- No, no seas tonto, es la moda.

- Estas chiflada.

- Te he echado de menos -dijo

- ¿Hay otro?

- No, no hay ninguno. Solo tú. Pero ahora hago la vida. Cobro diez billetes. Pero para ti es gratis.

- Sácate esos alfileres.

- No, es la moda.

- Me hace muy desgraciado.

- ¿Estás seguro?

- Sí, mierda, estoy seguro.


Se sacó lentamente los alfileres y los guardo en el bolso.


- Porque la gente cree que es todo lo que tengo. La belleza no es nada. La belleza no permanece. No sabes la suerte que tienes siendo feo, porque si le agradas a alguien sabes que es por otra cosa.

- Vale -dije-, tengo mucha suerte.

- No quiero decir que seas feo. Sólo que la gente cree que lo eres. Tienes una cara fascinante.

- Gracias.


Tomamos otra copa.


- ¿Qué andas haciendo? -preguntó.

- Nada. No soy capaz de apegarme a nada. Nada me interesa.

- A mí tampoco. Si fueses mujer podrías ser puta.

- No creo que quisiera establecer un contacto tan íntimo con tantos extraños. Debe ser un fastidio.

- Tienes razón, es fastidioso, todo es fastidioso


Salimos juntos, por la calle, la gente aún miraba a Cass. Aún era una mujer hermosa, quizá más que nunca.


Fuimos a casa y abrir una botella de vino y hablamos. A Cass y a mí, siempre nos era fácil hablar. Ella hablaba un rato yo escuchaba y luego hablaba yo. Nuestra conversación fluía fácil sin tensión. Era como si descubriésemos secretos juntos. Cuando descubríamos uno bueno, Cass se reía con aquella risa.. de aquella manera que sólo ella podía reírse. Era como el gozo del fuego. Y durante la charla nos besábamos y nos arrimábamos. Nos pusimos muy calientes y decidimos irnos a la cama. Fue entonces cuando Cass se quito aquel vestido del cuello alto y lo vi... Vi la mellada y horrible cicatriz que le cruzaba el cuello. Era grande y ancha.


- Maldita sea, condenada, ¿Qué has hecho? -dije desde la cama

- Lo intenté con una botella rota una noche. ¿Ya no te gusto? ¿Soy bonita aún?


La arrastré a la cama y la besé. Me empujo y se echo a reír:


- Algunos me pagan los diez y luego, cuando me desvisto no quieren hacerlo. Yo me quedo los diez. Es muy divertido.

- Sí -dije-, no puedo parar de reír... Cass, zorra, te amo... deja de destruirte; eres la mujer con más vida que conozco.


Volvimos a besarnos. Cass lloraba en silencio. Sentí las lágrimas. Sentí aquel pelo largo y negro tendido bajo mí como una bandera de muerte. Disfrutamos e hicimos un amor lento y sombrío y maravilloso.


Por la mañana, Cass estaba levantada haciendo el desayuno. Parecía muy tranquila y feliz. Cantaba. Yo me quedé en la cama gozando su felicidad. Por fin, vino y me zarandeó.


- ¡Arriba, cabrón! ¡Chapúzate con agua fría la cara y la polla y ven a disfrutar del banquete!


Ese día la llevé en coche a la playa. No era un día de fiesta y aún no era verano, todo estaba espléndidamente desierto. Vagabundos playeros en andrajos dormían en la arena. Había otros sentados en bancos de piedra compartiendo una botella solitaria. Las gaviotas revoloteaban, estúpidas pero distraídas. Ancianas de setenta y ochenta, sentadas en los bancos, discutiendo ventas de fincas dejadas por maridos asesinados mucho tiempo atrás por la angustia y la estupidez de la supervivencia. Había paz en el aire y paseamos y estuvimos tumbados por allí y no hablamos muchos. Era agradable simplemente estar juntos. Compré bocadillos, patatas fritas y bebidas y nos sentamos a beber en la arena. Luego abracé a Cass y dormimos así abrazados un rato. Era mejor que hacer el amor. Era como fluir juntos sin tensión. Luego volvimos a casa en mi coche y preparé la cena. Después de cenar, sugerí a Cass en mi coche y preparé la cena. Después de cenar, sugerí a Cass que viviésemos juntos. Se quedó mucho rato mirándome y luego dijo lentamente "NO". La llevé de nuevo al bar, le pagué una copa y me fui.


Al día siguiente, encontré un trabajo como empaquetador en una fabrica y trabajé todo lo que quedaba de semana. Estaba demasiado cansado para andar mucho por ahí, pero el viernes por la noche me acerqué al West End. Me senté y esperé a Cass. Pasaron horas. Cuando estaba ya bastante borracho, me dio el encargado.


- Siento lo de tu amiga.

- ¿El qué? -pregunté.

- Lo siento. ¿No lo sabías?

- No

- Suicidio, la enterraron ayer

- ¿Enterrada? -pregunté. Parecía como si fuese a aparecer en la puerta de un momento a otro. ¿Cómo podía haber muerto?

- La enterraron las hermanas

- ¿Un suicidio? ¿Cómo fue?

- Se cortó el cuello.

- Ya. Dame otro trago.


Estuve bebiendo allí hasta que cerraron. Cass, la más bella de las cinco hermanas, la chica más guapa de la ciudad. Conseguí conducir hasta casa sin poder dejar de pensar que debería haber insistido en que se quedara conmigo en vez de aceptar aquel "NO". Todo en ella había indicado que le pasaba algo. Yo sencillamente había sido demasiado insensible, demasiado despreocupado. Me merecía mi muerte y la de ella. Era un perro. No, ¿Por qué acusar a los perros? Me levanté, busqué una botella de vino, bebí lúgubremente. Cass, la chica más guapa de la ciudad muerta a los veinte años.


Fuera, alguien tocaba la bocina de un coche. Unos bocinazos escandalosos, persistentes. Dejé la botella y aullé "¡MALDITO SEAS, CONDENADO HIJO DE PUTA, CALLATE YA!".


Y seguía avanzando la noche y yo nada podía hacer.

... de la biblia de Elvis Christo









"Quien hace una bestia de sí mismo, se deshace del dolor de ser un hombre"

Dr. Johnson
JIJI JUJU....

La llegada del Mesías


...Schizoidman, rondando las calles, combatiendo el crimen... el Sr. K (Kabrito), llorando sus penas arrodillado en el rincón de una ducha caliente,... chss, solo nos queda leer las bastante pensadas escrituras del cuasi Zarathustra, renegado de Nietzsche, el Sr. Soothsayer.

Pues, para ponerle el mango al ceviche, a llegado el Mesías necio... el escupitajo a Dios... el mojón que después de 5 jaladas, no pasa... IO... Elvis Christo. Gracias a la invitación de Soothsayer, he venido a corromper, ultrajar, deshonrar (sobretodo) a la inmaculada Industria para el placer de ustedes (los 3 gatos que leen este notengonimierdaquehacer)

Algo más... si bien los otros tres miembros de la Industria practican el "falibilismo" ... yo practicó algo un tanto más distorsionado... el "falobilismo"...lo cual quiere decir que todas mis opiniones no son más que pinga parada ...siendo esta el unico sentido de la filosofia Alpinchista... la cual yo sigó.

VIVA EL HURTADISMO, VIVA EL CINÍSMO... AQUÍ LLEGÓ ELVIS CHRISTO...








viernes, 21 de noviembre de 2008

Vandelay Comunica

La inoperancia de ALGUNOS miembros de Ind. Vandelay ha provocado que se comience a tener relaciones demasiado cercanas y muy poco convenientes con sujetos de características bastante indecentes. Es posible que Vandelay sea visitada -interrumpida, corrompida, deshonrada, ultrajada, mancillada, etc.- por algún personaje de procedencias no muy encumbradas.

Talvez sea necesaria la llegada de tiempos dictatoriales. Gracias a las divinidades (Larry David y Wittgenstein), el dictador soy yo. :)

jueves, 20 de noviembre de 2008

Los Jaivas - Obras de Violeta Parra (1984)


‘Obras de Violeta Parra’, de 1984, es talvez el disco más progresivo de Los Jaivas. En él el grupo presenta 10 versiones arregladas por ellos mismos de composiciones de la grandiosa Violeta Parra.

No hay otro disco en el que Los Jaivas muestren un trabajo tan detallado en sus composiciones. La mayoría de ellas dura más de 8 minutos y presentan arreglos riquísimos que para el oído descuidado pasan por alto. Sin embargo una oída muy atenta del disco hace notar una serie de detalles deliciosos que sólo pueden ser producto del trabajo inteligente y concienzudo de la banda en la composición.

Por ejemplo, en ‘Arauco tiene una pena’ y en ‘Y arriba quemando el sol’ es impresionante cómo entre verso y verso se las arreglan para hacer siempre arreglos diferentes, con pequeños y, a veces, muy poco evidentes nuevos detalles que le dan un toque especial a cada pasaje.

Notables son, por otro lado, las versiones instrumentales de ‘El gavilán’ y ‘Run run se fue pal norte’. En la primera la densidad de los arreglos hace patente un estilo netamente progresivo, mientras que la segunda contiene detalles que si se saben escuchar, resultan absolutamente prodigiosos por la delicadeza con que estos aparecen uno tras otro. Riquísima canción, una de las composiciones más hermosas, inteligentes, y complejas que he escuchado en mi vida.

‘Obras de Violeta Parra’ es, a mi juicio, la tercera obra maestra de Los Jaivas (la segunda fue ‘Alturas de Macchu Picchu’, que no voy a colgar acá por ser un disco fácil de conseguir). Lamentablemente, este es el último disco que graban con el baterista Gabriel Parra, quien moriría en Perú cuatro años después en un accidente automovilístico. La batería de Gabriel es probablemente la menos reconocida del planeta. Realmente es uno es uno de los mejores bateristas que he escuchado en mi vida; su precisión, su fuerza y su delicadeza, su inteligencia para la composición, sus perfectas interpretaciones son imposibles de superar. Más tarde, Los Jaivas encontrarían un excelente reemplazo en la hija de Gabriel, pero es claro que el vacío dejado por este resulta incompensable. No sólo en la tarea del baterista, sino además en la labor de compositor, en la que Gabriel estaba profundamente entrometido. La música de Los Jaivas cambia considerablemente tras su muerte.

1. Arauco tiene una pena
2. El Guillatún
3. Mañana me voy pa'l norte
4. Y Arriba Quemando el Sol
5. El Gavilán
6. Un Río de Sangre
7. Run Run se fue pa’l norte
8. En los Jardines Humanos
9. Violeta Ausente
10. Qué pena siente el alma


'Arauco tiene una pena'

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Los Jaivas - El Indio

‘El Indio’, álbum de 1975, es la quinta producción que graban Los Jaivas, aunque fue la cuarta en ser lanzada ya que la producción ‘Palomita Blanca’ de 1972 no se publicó hasta 1992. Este disco es, a mi juicio, la primera gran obra de Los Jaivas. La primera obra maestra.

Ya en ‘Sueños de América’ -coproducción con el músico brasileño Manduka- habían dado claros esbozos de tendencias progresivas; sin embargo es con ‘El Indio’ que se consolidan como un grupo que claramente va más allá de los sonidos andinos y de la música latinoamericana convencional para desarrollar composiciones más complejas y más ricas en sus arreglos, estructuras y melodías.

Cierto es que Los Jaivas experimentan sin ningún temor desde el inicio (claro ejemplo son los discos ‘La Vorágine’ de la primerísima época), sin embargo ‘El Indio’ marca la consagración de un cambio que venía forjándose poco a poco en la banda. Es a partir de este disco que el vuelco termina de darse, de un grupo que experimenta desde las vísceras por medio de improvisaciones e inspiraciones espontáneas, hacia un grupo que compone preocupándose de cada detalle en su música, acentuándose el trabajo riguroso y la progresión conciente. Escuchar ‘La Vorágine’ es escuchar música que parte del estómago, música que vomita, que golpea, que escapa furiosamente hacia caminos extraños. Escuchar ‘El Indio’ es escuchar música arreglada delicadamente, es escuchar el trabajo reflexionado del artista, quien sin embargo sigue dándole espacio a la fuerza de los instrumentos y a la capacidad de los músicos para hacer largos solos. Esta última descripción es claramente la descripción de un compositor de música progresiva.

La primera vez que escuché El Indio tuve la siguiente sensación: en ‘Pregón para Iluminarse’, luego de la bellísima introducción con el solo de flauta, en el segundo verso de la letra, hay un giro inesperado de voz: ‘voy de paso por esta ciu~dad’. Cuando escuché ese giro de voz, tan bien desarrollado, tan sorprendente y a la vez tan preciso, tan original y distintivo, pensé inmediatamente: ‘estoy escuchando un gran disco’. Creo que es en ese giro de voz que el disco crece, que el disco comienza a presentarse en toda su magnitud, en toda su natural y riquísima grandeza.

Diversos comentarios suelen quitarle relevancia a la canción ‘Un día de tus días’ en el disco. Sin embargo para mi es una de las canciones más bellas de Los Jaivas. Lo demás queda a disposición de sus espíritus.

1. Pregón para iluminarse
2. Guajira Cósmica
3. La Conquistada
4. Un mar de gente
5. Un día de tus días
6. Tarka y Ocarina: Diablada - Trote - Kotaikí


'La Conquistada'

lunes, 17 de noviembre de 2008

Between the Buried and Me - Colors

Esta banda es clasificada en progarchives con la etiqueta ‘Tech/Extreme Prog Metal’. El ‘Tech’ alude a ‘technicality’; mientras que el ‘Extreme’ alude al estilo trash, black, death, o alguno de esos prefijos metaleros que poco se entender.

No escucho metal duro, por lo que mi primer contacto con esta banda fue bastante superficial. Sin embargo, me decidí a darle una oída atenta al disco, convencido por los tan buenos comentarios que este tenía. Efectivamente, me encontré con una obra sobresaliente, aunque en ese momento no podía hacer más que aplaudir y hacer una calmada venia, pues el sonido pesado de los instrumentos y la voz gutural del cantante no lograban aun transmitirme la emoción que se supone que deberían transmitir. No paso mucho tiempo para que eso cambie, pronto despertó mi espíritu dionisíaco y hoy puedo decir que soy un desmesurado más disfrutando hasta las vísceras lo que otros denominarían como ‘gritos y bulla’.

Dos puntos que me sorprenden y que deseo resaltar por sí solos son: primero, el cantante, quien además de la poderosísima voz que despliega en casi todo el disco, se da el lujo de cantar de cuando en cuando con la más fina delicadeza; creo que muy pocos pueden hacer eso con tanta frescura como lo hace este tipo. En segundo lugar, resalto al baterista, en quien encuentro a uno de lo interpretes más lúcidos y polifacéticos que he escuchado por estos tiempos. Realmente es notable cómo se las ingenia para tocar con tal elegancia cada uno de los pasajes de las composiciones, todos cargados de un propio espíritu que él sabe captar perfectamente. En realidad, esto último se podría decir de toda la banda, pero guitarristas y bajistas con esas características hay varios; bateristas así es mucho más difícil encontrar.

El disco que cuelgo -como ya expresé antes- me parece uno de los mejores del 2007, talvez el mejor. Además de la fuerza que te transmite la música, los detalles y arreglos son notables. Las progresiones se desarrollan muy naturalmente y conducen la música a lo largo de todo el disco con muchísima brillantez.

1. Foam Born (a): The Backtrac
2. Foam Born (b): The Decade of Statues
3. Informal Gluttony
4. Sun of Nothing
5. Ants Of The Sky
6. Prequel To The Sequel
7. Viridian
8. White Walls


El que aguante la totalidad del siguiente video, por favor hágamelo saber para consagrarlo como semi-deidad de este blog (para llegar a ser deidad hay que seguir otros procedimientos poco honorables).

Sun of Nothing / Ants Of The Sky / Prequel to the Sequel

sábado, 15 de noviembre de 2008

Hombre ¿(y)? Naturaleza


Prácticamente todas las reflexiones actuales sobre la temática de la ecología o sobre cómo el mundo se está pudriendo tienen los siguientes tonos:

Debemos restablecer nuestra relación con la naturaleza.

Debemos volver a considerar a la naturaleza como un tú y no más como ello.

Debemos dialogar con la naturaleza.

Debemos respetar a la naturaleza.

Debemos seguir el camino que la naturaleza nos indica y no ir en contra de ella.

etc.

Todas estas reflexiones son muy encantadoras y ciertamente pueden producir efectos muy beneficiosos, pero creo que todas caen en el mismo error. Todas siguen considerando a la naturaleza como algo separado de nosotros, como algo de lo que tenemos que hacernos cargo como si fuera algo exterior a nosotros. A lo máximo que se apunta en estas nociones es a redireccionar nuestra relación con la naturaleza en un sentido horizontal en vez del sentido vertical con el que la ha tratado la ciencia desde la modernidad. Y esa no es la figura correcta.

Lo que realmente habría que despertar en nosotros es la conciencia de que la naturaleza y el hombre no son dos cosas que se relacionan cada una desde su posición. No es una naturaleza que debemos aprender a mover de manera correcta, o en todo caso, no es una naturaleza que debemos dejar que se mueva sin nuestra constante intervención. Es decir, no es una naturaleza que se mueve con nosotros, se trata mas bien de una naturaleza que se mueve en nosotros. La naturaleza tendría que comenzar a ser comprendida como algo de lo que somos parte. No es que la naturaleza se está pudriendo y que una vez que lo haga ya no tendremos más naturaleza en la que apoyarnos o de la que vivir. Se trata de que la naturaleza se está pudriendo y nosotros nos estamos pudriendo en ella.

En un sentido platónico, diría que la naturaleza tiene un orden, que es un cosmos. Concibámonos entonces parte de ese cosmos. No es que estamos rompiendo el orden de la naturaleza, es que estamos alterando tal orden y a la vez nos alteramos a nosotros mismos. No hay una separación ontológica entre naturaleza y hombre; que nosotros podamos razonar sobre la naturaleza no significa que seamos ajenos al orden de ella. La naturaleza somos nosotros, y en tal sentido es que hay que entrar en conciencia de que somos parte de una armonía milagrosa que sucede dentro de nosotros mismos. Del mismo modo en que no concebimos que tenemos una mente o un cerebro, sino que somos tal mente y tal cerebro, podemos decir que la naturaleza no nos tiene como inquilinos, sino que somos parte de ella como el verde es parte de la hoja.

Cuidar la naturaleza no significa tratar bien algo externo como si se tratara de cuidar bien a tu perrito. Se trata de cuidar el orden del que somos parte desde las entrañas.

Filosofía

Filosofía para el saber

La actividad filosófica se concibe a veces como un medio para el aprender, para el nutrirse de cada vez más conocimientos, discutiendo con ellos, tomando parte de ellos, rechazando algunos de ellos. La actividad filosófica aquí es el auténtico ‘amor por la sabiduría’. Esto ha llevado a lo largo de la historia a numerosos intentos de encontrar ‘la verdad’, de usar la filosofía como un instrumento que posibilita un más fácil acceso hacia las opiniones correctas. Por supuesto, no siempre -y sobre todo en estos tiempos- se da tal caso de deseo fundacional. Hoy en día la mayoría intenta, a través de la filosofía, llegar a la aclaración de ciertos temas que algunos pueden considerar que describen mejor la condición del ser humano en uno u otro nivel, y otros pueden considerar que resultan simplemente más útiles para vivir mejor en comunidad. Filósofos de este tipo son Aristóteles, Descartes, Husserl, y en fin, la gran mayoría. Una filosofía para el saber.

Filosofía para tener la razón

La actividad filosófica se puede concebir también como un instrumento para ejercitarse con el fin de ganar en la discusión, de verse como el más sabio, como aquel al que todos respetan por su altísimo nivel intelectual. Esta filosofía se basa en un ánimo de ganar batallas, de alimentar el ego, de no hacer nunca el ridículo. La historia también está llena de estos casos. Comencemos por el ejemplo clásico: los sofistas, quienes concebían la actividad filosófica como un medio a través del cual podían aprender a hacer del argumento débil un argumento fuerte. Es una filosofía del àgón -de la lucha. El fin era la niké -la victoria. Rorty y Putnam (y Habermas, y Engels, y Brandom, y …) parecen por momentos totalmente inmiscuidos en este tipo de filosofía, en ellos la actividad a veces deja de ser aclaración de posturas para pasar a ser argumentación contra el otro. Schopenhauer sería un convencido de esta dimensión en la filosofía. Prueba de ello es su magnífico libro ‘El arte de tener la razón’. Siguiendo sus pasos, llamo a esta una filosofía para tener la razón.

Filosofía-diversión-felicidad

Concibo una forma de actividad filosófica diferente. Las dos primeras formas que he descrito son las más comunes, y casi siempre es una mezcla de ellas la que se encuentra. Sin embargo -aunque no niego la presencia de elementos de las dos anteriores (las ansias por saber y el ego, por ejemplo)- creo que mi forma de concebir la actividad filosófica no se dirige directamente a ningún objetivo, sino que la concibo a ella misma como un fin. Es una actividad que me produce diversión, que me permite pasarla bien, que me hace feliz en la práctica de ella misma. Esta forma de encarar la filosofía no va en busca de la verdad, ni en busca de tener la razón; no va en busca de nada, encuentra en sí misma la pasión que llama a reflexionar y cuestionar. Más de una vez me encuentro contradiciéndome a mi mismo o cuestionando la postura de algún profesor cuando antes he estado defendiendo esa misma postura frente a otro profesor. Todo esto se explica porque lo mío no se trata de ver con qué profesor o con qué postura filosófica me quedo, se trata mas bien de dialogar con ambas y cuestionar ambas, porque eso es lo que me produce diversión, eso es lo que me hace feliz. Esto puede sonar egoísta en el sentido en que me importa mucho más mi diversión que la utilidad de mis reflexiones para la sociedad o para los problemas comunes, pero debo confesar que eso me importa muy poco. Desde esta concepción, si me divierte reflexionar sobre la esencia de las cucharas, lo voy a hacer.

Me es difícil pensar en filósofos a lo largo de la historia que hayan realizado una filosofía así. Sin embargo, creo que hay dos nombres claves (a quienes me atrevo a dar todas las características antes mencionadas excepto la del egoísmo). Primero, Sócrates, quien creo que vivió en una actividad filosófica que lo movía desde las entrañas a caminar y caminar preguntando y moviendo su intelecto hacia donde este le llevara. El segundo es Wittgenstein, quien publica su Tractatus para luego dedicarse a escribir en modos en los que es claro que no buscaba ninguna verdad, sino que buscaba aclararse a sí mismo. Su vida pareció a ojos de los otros atormentada y extremadamente irregular. Sin embargo creo que su existencia fue totalmente pasional y totalmente entregada a una actividad que lo llenaba de grandeza espiritual. Wittgenstein se escribía a sí mismo, se cuestionaba a sí mismo. Su filosofía es un baile.

Una filosofía que es, ella misma, diversión.